7 mayo, 2024

Comentario

La mujer perfecta

Una mujer perfecta ¿quién la encontrará?
El cantar de los cantares

Hablemos de ella. Siendo el ser humano maravillosamente imperfecto, ¿Puede existir la mujer prefecta?

La perfección no está en el objeto que se mira, sino en los ojos que la observan. Los defectos oculares, que nos son bien conocidos, pueden ser corregidos con diversos tipos de lentes, pero esto sirve para la visión de lo físico, de lo tangible. ¿Y lo espiritual? Ese mundo inmenso, maravilloso, en el que somos lo que realmente somos, desprendidos de los apegos, de los egoísmos, de los dolores, de los resentimientos, donde el alma se ensalma con los lazos del amor verdadero, del amor puro, ese amor que miramos a través de un cristal empañado por nuestros caprichos, nuestros negativismos, nuestras pasiones, nuestras aberraciones, que distorsionan la belleza espiritual y nos hace ver como no perfecto lo que vemos, que agranda las imperfecciones como una lupa gigante que distorsiona la visión de lo bello que está junto a nosotros.

El amor, ese niño caprichoso

La fábula lleva a pintar a Cupido como un hermoso niño alado, armado con arco y flechas y que está vendado, de modo que no sabe a quien puede herir con sus mortales flechas.

El amor es un sentimiento que se anida en el corazón y nos lleva sentir afecto, deseo, ternura, o al menos simpatía hacia otra persona.

Amar es un verbo transitivo. El narcisismo, el amor a uno mismo, no es amor. Amar es dar. Es el deseo de dar. Mucha gente confunde el amor con la posesión. Eso es parte del querer. Yo quiero que esto sea mío. Es el deseo de poseer. Esto es narcisismo, no amor. Amar es buscar la felicidad de la persona amada, aún por encima de nuestra propia felicidad. Un hermoso pensamiento oriental dice: “Si amas en verdad algo, déjalo en libertad. Si vuelve a ti, será tuyo para siempre. Si no vuelve, es que nunca fue tuyo.”

¿Cuánto vale TU vida?

Sí, yo sé. Para ti tu vida no vale nada. Por eso cruzas la calle sin usar los pasos peatonales, por eso manejas a exceso de velocidad, por eso cruzas la vía sin mirar si viene algún vehículo, por eso zigzagueas en tu moto en medio del tráfico, por eso cruzas sin respetar los semáforos, por eso conduces con tragos, o drogas, etc., etc., etc.

Te pido que reflexiones un momento. Estoy de acuerdo contigo. Para ti, tu vida no vale nada, pero… ¿Habrá alguien a quien sí le importe tu vida? ¿Quizás a tus padres? ¿A tu esposa o a tus hijos? ¿A tus amigos? ¿No crees que para ellos sería mucho mejor verte llegar sano y salvo a tu hogar, que ir a buscar e identificarte en la morgue? Yo sé que es desagradable tener que respetar las leyes, tener que aceptar que te impongan un “no cruce”, o tener que renegar porque han puesto barandas para obligar a la gente a usar los pasos peatonales.

Hostilidad

Algo hostil, algo tenso. Aversión, oposición, discordia, antipatía.

Algo con lo que no se puede vivir, o con lo que no se debe vivir; con lo que vivir se vuelve un infierno.

La hostilidad debería ser abolida, porque no conduce a ningún sendero. Te deja paralizado, sin avanzar y carcomiendo rabia y malestar. Pura mierda.

¿Eres hostil? ¿Hay alguien hostil a tu lado? ¡Olvídalo! No a ti ni al otro, al comportamiento hostil. No le hagas caso. Es una gran tentación que no te dará satisfacción alguna.

Disculpen, me ausenté por cambios

Viktor E. Franki dijo que cuando ya no podemos cambiar una situación, nos vemos en la necesidad de cambiarnos a nosotros mismos.

Que palabras más sabias… Nunca imaginé que me vería en la necesidad de cambiar tan radicalmente, y claro, 9 años después, miles de millas viajadas, casi dos años completos en un hotel lejos de mi familia y mis seres queridos, lejos de mi hogar y mis hobbies, lejos de mi lugar seguro, algo tenía que pasar.

Varias veces me encontré en la disyuntiva de ver que paso tomaría y debatí repetidamente frente al espejo sabiendo siempre que la razón y el sentimiento jamás llegarían a un acuerdo; tal vez peleaba contra la idea de dejar nuestra seguridad por lanzarme a una nueva aventura o a lo mejor porque lo que hacía me gustaba tanto que no me veía haciendo otra cosa, o posiblemente porque no me doy por vencido y quiero siempre seguir perfeccionándome, al punto de reinventarme si es necesario, pero ya nada de eso importa, el destino me lo puso en bandeja y el cambio se dio.

Reflexiones sobre Políticas

Tomado de: pensar.ec

Como respuesta a las críticas en varios países sobre políticas económicas y de relaciones exteriores, a continuación algunas reflexiones:

– “El sector empresarial debe comprender la diferencia entre: “empresa privada” y “libre empresa”. La empresa privada, incluidos los bancos, a la que se ha acostumbrado la mayoría de América Latina y países de otras regiones, compiten y sobreviven aunque sea en una mínima parte, a base de protecciones y privilegios. La libre empresa requerirá que las empresas compitan y sobrevivan con sus propios recursos. Las empresas no pueden exigir menos interferencias del Estado mientras también insistan que el Estado las proteja del fracaso”. Los estados deben regular y apoyar las leyes, el desarrollo empresarial y controlar y fiscalizar permanentemente, pero no subvencionar y peor rescatar empresas inviables.

La adversidad

Estaba en Londres con tres de mí cuatro hijos y con mi esposo, la selección ecuatoriana de fútbol, conocida como “La Tri” jugó un partido amistoso con la selección de Australia. Somos hinchas del fútbol, así que fuimos a ver el partido, compramos los boletos por teléfono. Algo sucedió, el interlocutor que vendía los boletos no entendió que pedíamos los asientos dentro del grupo de asientos asignados para hinchas ecuatorianos. Nos tocó ver todo el partido en medio de cientos de australianos…pero tanto La Tri como nosotros supimos vencer la adversidad. Les dejo el relato del partido, una mini crónica escrita por una futura periodista deportiva, la tercera de mis hijas, Paula Abad:

La encantadora Ellen DeGeneres

La nueva ceremonia de la entrega de los premios Oscar en su 86ª edición trajo gratas y variadas sorpresas. Las dos y más horas del espectáculo se vieron animadas, manteniendo el interés de los televidentes. El centro del show no fueron los premios tal largamente deseados y anhelados, sino la participación entusiasta, alegre y descomplicada de la su conductora, la gran comediante Ellen Degeneres. Ellen se lució conduciéndolo, lo manejo brillantemente, con una improvisación que ayudó a mantener el interés de un evento promocionado tanto, que constituye una gala esperada por los amantes del cine, casi mil millones de espectadores se supone que vimos esta fiesta de las películas.

Día de la Mujer

Se acerca el día de la mujer y me he puesto a pensar en mis antepasadas “mujeres”, en sus limitadas condiciones de vida, en el irrespeto que sufrían, y en todo lo que “algunas mujeres” debieron luchar para conseguir cambios que hicieran justicia a su categoría de “iguales” en dignidad y valor humano.

Las mujeres del mundo occidental no podían estudiar, sufragar, trabajar, escribir sobre determinados temas, ni ir a determinados lugares “exclusivos para varones”. Yo me siento agradecida y satisfecha con el mundo que he recibido, un mundo de posibilidades, en el que no tengo más que revisar mis talentos y elegir. Pero será posible que yo sea tan miope, que no me dé cuenta de que sin necesidad de irme al África o a ciertos países de Oriente, donde todavía les cortan el clítoris a las niñas, interrumpen los embarazos de niñas, prohíben a las mujeres caminar por la calle sin compañía de varón, ir a la escuela, o trabajar para sustentar la alimentación de su familia, puedo encontrar situaciones injustas para las mujeres.

¡Saber Vivir!

¡Saber vivir! Suena bien; a todos nos gusta, nos gustaría vivir bien. Más si después de un año académico los estudiantes, los docentes, todos, se merecen sus vacaciones. Así que adelante, descansemos, tomemos fuerza para lo que viene, seamos agradecidos por todo lo vivido y recibido. Sepamos tomar unas justas vacaciones. Pero reflexionemos, ¿qué mismo es saber vivir?

Para los antiguos el sinónimo era “eudaimonia”, vivir feliz, vivir bien, cuya meta era conseguir la virtud, el punto medio entre los extremos. Para los modernos ¡saber vivir! Tiene muchas connotaciones desde el vivo, que aplica la viveza criolla, el que se aprovecha de todo y vive bien la vida sin merecerlo o costa del sufrimiento, la injusticia o del trabajo del otro. Como del que supo hacer bien las cosas y vivió para sí y acumuló lo que ambicionó. Vive cómodo, vive bien, se lo merece. Pero no se da cuenta de lo que hay a su alrededor ¿necesita todo lo que tiene para vivir bien? O ¿puede vivir bien en la austeridad y solidaridad con otros? Saber vivir, puede ser un proyecto político, hoy de moda en épocas de revolución ciudadana, “suma causay” le llaman. Aprender a vivir bien desde la justicia y equidad y en armonía con la naturaleza y en sociedad, suena bonito, pero según leyes y ritos.

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