28 abril, 2024

Bomberos y la inspiración de servir

Fireman

Hace pocos días Guayaquil fue sacudida por dos incendios dantescos ocurridos en el sector industrial de Guayaquil. Ambos ocurrieron en fábricas y pusieron en peligro barrios altamente poblados. Se temió fuga de elementos tóxicos que podían poner la vida y salud de los ciudadanos. Transcurrieron horas preocupantes para las familias que viven en los sectores vecinos de los flagelos.

Afortunadamente todo fue controlado lo que permitió que regrese la tranquilidad a la ciudadanía. Una vez más la ciudad evidencio el servicio profesional, la labor abnegada y esa pasión por servir ofreciendo hasta su vida en aquello. Me refiero al trabajo del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Guayaquil. Nuestros bomberos en primera fila para cumplir con su cometido, con su promesa entregada a la historia de nuestra ciudad: cumplir en su imprescindible trabajar enfrentando al fuego implacable que tantas veces ha acabado con nuestra ciudad. Según se ha informado el cien por ciento de las unidades y personal de bomberos rentados y voluntarios estuvieron al servicio de apagar los incendios que tanta alarmaron a la comunidad.

Es admirable el trabajo de esta antigua, muy reverenciada y respetada institución de los bomberos de Guayaquil, quiero resaltar el hecho de que en apenas 24 horas todo el personal se activo para enfrentar las llamas, puesto que el primer incendio ocurrió entre día y otro, así parecen que aparecen las desgracias, una sigue a la otra, pero en este caso sirvió como un desafío para nuestros bomberos quienes no han perdido su mística de servicio y abnegación. El cuerpo de Bomberos de Guayaquil es una de las instituciones que más sirven en la ciudad, demuestran fortaleza ante su tenaz trabajo y genera confianza y despierta cariño y gratitud. Ante la emergencia vivida se activo inmediatamente el Comité de Operaciones Emergentes, COE, presidido por el Sr. Gobernador e integrado por el Municipio, Bomberos y otros. Unidos todos por la vida, contra el fuego que destruye, una gran muestra de que los guayaquileños debemos ser un sola fuerza para enfrentar nuestras contingencias que se presentan, las reuniones mantenidas durante las horas de la emergencia son un buen ejemplo para los ciudadanos que aprendemos viendo unidas a nuestras autoridades a unirnos también a la emergencia.

En ese momento es cuando se deben hacer de lado diferencias y crear un solo liderazgo para atender y enfrentar los peligros. La desgracia ocurrida mostro una vez más el trabajo de hasta dar la vida por los demás que inspira a nuestros bomberos y por otro lado ver a todas nuestras instituciones mostrando una sola fuerza para enfrentar la adversidad que no puede derrotarnos.

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Pendejos

Nombre medio duro para esta entrega, pero en fin, es como los medios de comunicación gobiernistas, escudados en que fue solamente una inocentada, denomina a grupo de personas, por el simple hecho de no estar de acuerdo con sus políticas de manejo o administración del País.

Es decir mis queridos lectores, ser de oposición actualmente, es ser PENDEJO, y habrá que tabular que cantidad de PENDEJOS que habemos en el Ecuador, porque de ser cierta tal afirmación, más de cinco de cada diez compatriotas caeríamos en ese “honroso” rango, y nos convertiríamos para el mundo de un sólo plumazo, en País de PENDEJOS; que bárbaro verdad?, ahora cuando nos pregunten de que nacionalidad somos, tendremos que decir somos ecuatorianos PENDEJOS o peor aún, somos unos PENDEJOS ecuatorianos.

El verdadero rostro de la oposición

Comenzábamos a maldecir la sinrazón de todo lo que acontecía. Un cuarto de siglo había transcurrido desde la reinstauración de la democracia y nuestro desarrollo seguía incipiente . El peso de los intereses privados resultaba ominoso y el anhelado despegue económico se enervaba pese a los esfuerzos de gente emprendedora que ponía el lomo al sol con una visión obviamente individualista pero generadora de riqueza. La ayuda estatal a la inversión privada y la inversión estatal misma en el área social, pese a los discursos en contrario, eran tremendamente deficitarios. Se requería, pues, de un cambio. Un cambio en democracia, con el pragmatismo y el tesón necesarios que no puedan confundirse con demagogia barata ni con terquedades de mula. Había una democracia raquítica que despedía a sus Presidentes al exilio , pero en la que , sin embargo, gozábamos de libertad de expresión y de información, que daban fluidez a la libertad de acción, así como la convicción de ser titulares plenos de nuestros derechos civiles. Repudiábamos ,aunque con pasividad, el predominio egoísta de las oligarquías representadas por grupos de presión que crecían en el ámbito financiero, político, sindicalista y militar, entre otros, así como a la cortesanía capitalina que se iba adueñando paulatinamente de todo el gran espectro económico nacional. Pero, a pesar de este reprochable “sistema”, nos sentíamos libres y creyentes de un destino forjable con nuestra capacidad y eficiencia.

Y llegó Correa, el Mesías, con sus encendidas proclamas moralizadoras y grandes planes de inversión social, sintonizando con el malestar nacional. Las esperanzas se volcaron en él, atraídos por sus cantos de sirena. En cuanto a mí, su agresividad e intemperancia, unidas a sus desatinadas e innecesarias alusiones hirientes a todos cuantos no comulgaban con sus ideas, me hicieron prever el peligro que significaba lo pueril y lo efervescente gobernando una Nación. Pero me uní, íntimamente, a la esperanza de los demás. Y la nueva y triste historia del Ecuador comenzó…

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