29 abril, 2024

Crisis, Ciudad y Arquitectura

“Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia.”

Albert Einstein

Hablar de Arquitectura frente a las épocas de crisis, o, de las crisis afectando a la Arquitectura, resulta un poco tardío por decir lo menos. La Arquitectura de innovación para el bienestar del ser humano parecería haber pasado de moda, quedado hace una década (¿?), y, entrado en una lujuriosa competencia de formas y fanfarronadas entre los monstruos del márquetin, el dinero y el poder.

Ahora todos queremos ser Arquitectos del mundo árabe para diseñar -pasando por la ciencia ficción y la tecnología- un entorno de esculturas y monumentos fálicos elevados al ego de las individualidades rendidas al poder del más fuerte: el mismísimo dinero.

¿Porqué ahora con la aparición de la crisis económica? ¿Porqué no antes cuando el diseño arquitectónico entró en crisis? ¿Porqué hablar ahora sobre la formación del arquitecto? ¿Porqué ahora sobre la calidad de la enseñanza? ¿Porqué ahora en el o los nuevos campos laborales? ¿Porqué pensar, solamente, en la actualidad de una crisis universal si nó sabemos cuánto tiempo durará? ¿Y qué, después de la crisis económica? ¿Vendrá de golpe la bonanza?

Pensemos. Seamos consistentes con nuestras ideas y valores de futuro. Después de la crisis vendrá la transición y después de ella ¿Qué?… La bonanza o el descalabro. ¿Era Arquitectura lo que nos ofertaba la sociedad de consumo haciéndonos soñar con un estatus de poder y nobleza? El Arquitecto debe entender que dejó de ser la figura del “divo” estrafalario de expresión trasnochada tratando de trasmitir una dudosa genialidad creativa, o, una angustiante comunicación con las lenguas de fuego del Espíritu Santo.

Debemos entender que la Ciudad tiene muchísimas más necesidades que la simple erección de casas y edificios. Que estamos rodeados de una gran cantidad de ámbitos en los que podemos ser útiles a la sociedad y, a la vez, solventarnos la manduca de todos los días. Pero, no pretendamos que las cosas cambien si seguimos pensando del mismo modo. No hay respuestas si no hay preguntas. No existen preguntas si estamos estáticos. Si nos quedamos estáticos… Nosotros también estamos en crisis.

De cierta manera, hasta nos han convencido que, la adquisición de ISOs y otros féferes de estilo, nos confieren rango de calidad. Las Universidades lo aspiran permitiendo el predominio de las formas y nó el rigor académico. Las Asociaciones de Arquitectos se pasan la vida enseñando a dibujar en computador en vez de impartir educación contínua en las áreas propiamente profesionales y ampliando el ámbito de exigencia del Oficio de Arquitecto. Hemos permitido la sustentación de nuestra sociedad en principios “light” y evadido los principios de vida y realización personal.

¿Qué hacer entonces? La necesidad es la madre de los inventos. Los inventos son producto de la creatividad. Por tanto, las crisis son un blanco móvil al que hay que acertarle. Los Arquitectos –de alguna manera- no debemos permitir que la supervivencia nos apabulle, o, el oficio se prostituya. Tenemos que asumir que el mundo es cambiante, evolutivo y dinámico.

Es ahora cuando las academias y las instituciones tienen que salir al frente con una educación cortoplacista sostenida en las reales necesidades de la sociedad (en sus diferentes estratos). Los Arquitectos –como en las viejas (¿?) épocas universitarias- deben ser entrenados en las reales áreas que los emprendimientos actuales exigen, en la creatividad de su pensamiento, en la multiplicidad de la zonas paralelas de ejercicio profesional y en los probables nichos de acción social.

Creemos en la necesidad de Arquitectos volcados a la empresa, a la gestión, a la construcción, al arte, a lo inmobiliario, a la docencia, a la investigación, a la consulta, a la asesoría, al urbanismo, a la política, a la crítica, a las ventas, a los avalúos, a la historia, a la comunicación, a la inversión, etcétera, etcétera, etcétera.

¿Estarían las Academias y las Asociaciones interesadas en motivar o realizar eventos en donde se expresen y propongan nuevas formas de ejercicio profesional? ¿En donde la experiencia y la creatividad y la praxis primen sobre las novelerías de país rico y consumidor?

No respondan. Háganlo.

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