Lo hice un mes antes de empezar la primera vuelta de la campaña electoral. En esa época y por las pocas intervenciones que como precandidato había tenido en la TV, me sentí obligado a decir públicamente aquello que por mi profesión yo era capaz de ver que nadie más veía. En ese entonces se vendía así mismo como la imagen de la simpatía, la juventud y el cambio. Se proyectaba como alguien que si sabía lo que se requería y tenía los medios intelectuales para hacerlo. Yo por el contrario, descubría cada día, cosas que a mi criterio profesional, me hacían verlo como un individuo de graves inestabilidades emocionales para el cargo que pretendía, ya que evidenciaba un carácter altamente peligroso, puesto que representaba todo lo contrario de lo que un mandatario debía poseer para ser un estadista. Esas dudas y muchas otras cosas me llevaron a efectuar el siguiente análisis:
Es un hombre de pensamiento acelerado. Las ideas le fluyen en forma incontrolable hasta llegar a la fuga de las mismas. Dice cosas inconvenientes por que no las razona. Su pensar es expresado mediante una verborrea imparable. Muchas veces incoherente, actúa incluso contra lo que piensa y lo que dice es lo primero que le pasa por su mente. No sabe callar. El contenido de su juicio es lógico, aunque mantiene rasgos paranoideos ya que busca a culpables, ve enemigos, se siente perseguido y piensa que lo quieren matar cada vez que las cosas no le resultan. Cree que los que no están de acuerdo con el, lo están en su contra. Su actividad intelectiva es más productiva bajo stress, reaccionando instintivamente hasta volverse agresivo contra quién no le da la razón, por estar convencido que solo el la tiene…