¡Saber vivir! Suena bien; a todos nos gusta, nos gustaría vivir bien. Más si después de un año académico los estudiantes, los docentes, todos, se merecen sus vacaciones. Así que adelante, descansemos, tomemos fuerza para lo que viene, seamos agradecidos por todo lo vivido y recibido. Sepamos tomar unas justas vacaciones. Pero reflexionemos, ¿qué mismo es saber vivir?
Para los antiguos el sinónimo era “eudaimonia”, vivir feliz, vivir bien, cuya meta era conseguir la virtud, el punto medio entre los extremos. Para los modernos ¡saber vivir! Tiene muchas connotaciones desde el vivo, que aplica la viveza criolla, el que se aprovecha de todo y vive bien la vida sin merecerlo o costa del sufrimiento, la injusticia o del trabajo del otro. Como del que supo hacer bien las cosas y vivió para sí y acumuló lo que ambicionó. Vive cómodo, vive bien, se lo merece. Pero no se da cuenta de lo que hay a su alrededor ¿necesita todo lo que tiene para vivir bien? O ¿puede vivir bien en la austeridad y solidaridad con otros? Saber vivir, puede ser un proyecto político, hoy de moda en épocas de revolución ciudadana, “suma causay” le llaman. Aprender a vivir bien desde la justicia y equidad y en armonía con la naturaleza y en sociedad, suena bonito, pero según leyes y ritos.