27 abril, 2024

«Chuta»

Exclamación que se utiliza en ocasiones al principio de una frase para remarcar un hecho de asombro, decepción, molestia, tristeza o enojo, etc. Algunos ejemplos que se escuchan en la actualidad.

Chuta que horror. Luego de observar los resultados en Argentina donde Alberto Fernández que tiene de acompañante nada menos que a la cachiporrera de la corrupción Cristina Fernández de Kirchner, logro una victoria en las primarias ante Mauricio Macri con 47,37% frente al 32,30%. Según los vencedores vienen a dar un mejor horizonte. Pobre país.

Chuta que vaina. Observar que Moreno no tiene un norte y en muchos casos es una copia de Correa. Hay indecisiones que dan a pensar que lo que quiere es ganar tiempo y terminar. Los correístas enquistados en el gobierno como los Espinosa son muchos, al margen de no reparar temas vía Decretos. 

Chuta por fin.  La exministra Espinosa casi se libra de la censura, pese a la ausencia de los oficialistas-morenistas por enfermedad y otras artimañas(?). Entre ellos se cubren las espaldas. Una ministra que ha dejado la salud en soletas, medicinas caducadas y pésima administración. No se salió con la suya a pesar de una verborrea propia de los verdes-Flex.  

Chuta que bueno. La Asamblea logro por fin tener algo de coherencia. Logro que la ignorancia que estaba de manifiesto en el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social no continúe. La lacra que nos esperaba con la mayoría correista en ese organismo era de espanto. Destituyo a los cuatro   con fraile y todo.

Chuta da rabia. Como se han robado los dineros en los hospitales del IESS tanto en la construcción como en la compra de medicamentos. Los pacientes forman largas colas para poder obtener atención. Las medicinas no hay en los inventarios porque nunca se adquirieron. Deplorable.

Chuta que banda. Ya no es una sospecha. Correa tenía una bien montada red de pandilleros vinculados al sector público. Sus lugartenientes están en los cuadernos de Pamela. Una organización delictiva especializada en cohecho, asociación ilícita y tráfico de influencias. La Fiscalía recepta versiones de los pequeñitos, los jefes ya volaron, otros están protegidos(as) de inmunidad. 

Chuta que nos esperara.

 

 

 

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Burócrata

Desde joven aprendí que el término burócrata era una mala palabra; que ser burócrata significaba enriquecerse a costa del recurso público, o al menos recibir un sueldo sin el debido esfuerzo, trabajando menos horas que los empleados del sector privado. Decían que los que trabajaban para el Estado imponían trámites innecesarios para justificar su puesto de trabajo, que no les importaba complicar al usuario para atender a menos personas, que se movilizaban dentro y fuera del país injustificadamente y mantenían prebendas, expresadas en viajes con viáticos, recortes de trabajo, utilización de vehículos con el presupuesto público, y más; todas estas imágenes construidas a lo largo de mi vida, a partir de comentarios escuchados en mi entorno, o divulgados en los medios de comunicación.

Tenía claro que yo nunca sería nada parecido a una burócrata o funcionaria pública, porque yo me estaba formando para ser una librepensadora, ejecutiva eficiente, creativa y ágil. Me gustaba la reflexión y la solución de problemas, el servicio a los demás, la creatividad permanente aplicada en cada situación; todas actitudes y modalidades de trabajo no congruentes con los rígidos y mediocres procesos del sector público.

Vuelve el perro arrepentido.

Recuerdan ese poema del Chavo del 8, “vuelve el perro arrepentido, con sus miradas tan tiernas, con el hocico partido, con el rabo entre las piernas”, que se repetía y se repetía hasta que alguien lo callara al Chavo; pues eso parece que es lo que estamos viviendo actualmente, porque todos los días escuchamos la misma cantaleta cansina de la partidocracia corrupta, de la larga noche neoliberal, del imperialismo yanqui, y otras babosadas más, sin embargo, este gobierno de “manos limpias” y “corazones ardientes” desde los inicios del mismo, tuvo grandes escándalos de corrupción que nunca, ni siquiera fueron investigados, o simplemente fueron desechados, porque las filmaciones que los acompañaban, no eran ordenados por funcionarios públicos competentes.

Casos como el de la “Narcovalija” o como el de “Chucky Seven”, ponen los pelos de punta, y sus sentencias o veredictos, dejan a los ciudadanos de a pie, que somos la mayoría, una sensación de que las cosas se manejan en una sola vía, y no precisamente la más adecuada, y que debe ser el Soberano Mayor, quien emita oficialmente sus pronunciamientos, para que después sus reales súbditos, con el poder que él les ha investido, santifiquen y glorifiquen sus inquebrantables designios.

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