28 abril, 2024

Carta a Dios

Te escribo estas letras en un momento de reflexión y tristeza.

Veo la realidad nacional y me doy cuenta que el país cada día está peor.

Un gobierno que abusa a base del  autoritarismo y la prepotencia, ha dividido a nuestra  sociedad.

Antes éramos un todo; ahora somos los otros y nosotros.

Miro a los que tienen el poder y me asquea la superioridad con la que pretenden someternos a quienes no pensamos como ellos.

Parece que nos consideran unos brutos y solo ellos son los que saben lo que nos conviene.

Vivimos bajo el yugo de un gobierno excluyente. Un ejecutivo que se apropia de una sinrazón auto concedida, que lo hace creerse el representante de una mayoría, cuando la verdadera mayoría es la que sale a las calles para protestar y exigirle rectificaciones.

Estos dictadorzuelos criollos, quieren quitarnos el valor más preciado que nos diste: la  libertad.

Por estar tan ensimismados en su sobrevalorada vanidad, creen ser los únicos que saben lo que nos conviene.

Pretenden decirnos que pensar, que expresar, como actuar y qué obedecer.

Son tan endiosados de sí mismos, que borraron tú nombre de la constitución de la república.

Te desconocieron y dijeron que lo hicieron a nombre de tu pueblo, que fue el mismo pueblo que multitudinariamente recibió al Papa.

No alcanzo a comprender el cinismo de algunos funcionarios, cuando por un lado se avergüenzan de que esté tu nombre en la carta magna del estado y por otro lado, cuando les conviene te alaban y abrazan a tus representantes mientras muy de prisa van sumisos a la misa que ejecutó tu representante aquí en la patria.

En el fondo todo es la proyección sicológica de sus resentimientos y complejos.

Haciendo gala del abuso de ellos,  nos quieren quitar nuestra libertad de expresión.

Con el accionar de esta gente belicosa, nuestros hermanos se dividen cada día más.

Los esfuerzos del ejecutivo están encaminados a lograr la división de la sociedad  civil mediante el manipuleo de su odio y el resentimiento.

Divide y reinarás.

Todavía me indigna cómo te botaron de la constitución.

No entiendo cómo a nombre de tu pueblo te sacaron de la carta magna del estado y mediante una mayoría simple cacareada por una horda de blasfemos, dejaste de proteger oficialmente a nuestra nación.

Una gavilla de lacayos demoníacos te expulsaron de la constitución para quedar bien con su jefe, olvidándose que tú eres su jefe y también el jefe de su jefe.

Estos anticristos te odian.

No aceptan que su mal llamada revolución pueda enorgullecerse de tener oficialmente tu nombre como protector de nuestro estado.

Tú eres el Dios de todos.

No puede haber dos iguales o diferentes a ti. Si fueran iguales serían uno solo y si fueran diferentes se destruirían.

Es imposible no encontrar tu presencia en lo que nos rodea.

Hasta un ciego tiene sus sentidos para percibirte en cada cosa existente.

Nuestro mismo cuerpo es la presencia tangible de tu vivir.

La coordinación maravillosa de sus funciones, lo complejo e intrincado de las mismas y su perfecto orden, son la prueba humana de la percepción de todo tu existir.

Estás en todo lo percibido.

No alcanzo a comprender como pretenden gobernar a nuestra sociedad haciendo todo lo contrario a lo que nos mandaste.

El desgobierno que tenemos excluye a los que no se le dobleguen de rodillas.

Es un ejecutivo que divide a tus hijos mediante la manipulación perversa del resentimiento social que es causado por la desigualdad que ellos mismos provocan.

Esta no puede ser la patria que nos merecemos.

Han utilizado la venida del Papa para transitoriamente bajar las graves tensiones sociales de la patria.

El estúpido caos social que estamos viviendo no lo has provocado tú. Esta convulsionada patria la han provocado ellos.

La desigualdad entre los pobres de siempre y los nuevos ricos de la burocracia, es la que ha inaugurado un país lleno de desigualdades, que diariamente se alimenta de una injusticia social fomentada como política de estado.

El odio entre los habitantes del país es la resultante de la manipulación de los resentimientos de los que nada tienen contra los que algo tienen.

Mediante una maligna comunicación hecha por los medios del estado, han logrado convencer a los que menos tienen, que para tener algo se lo deben de quitar a los que algo tienen.

El odio sembrado entre los hermanos de nuestra patria es el arma mortal que ha logrado la división de nuestra patria.

Para este gobierno es criminal ser exitoso y peor si el fruto de ese éxito se lo pretende heredar.

Estamos en un país en donde la justicia social se logra por la repartición equitativa de la pobreza.

Antes había pobres y ricos.

Hoy con el socialismo del siglo XXI estamos en la democratización de la miseria.

¡Ahora sí; la miseria ya es de todos!.

Sé que para ti no existen escalafones ni distinciones.

No es verdad que quiénes nos gobiernan son mejores y los que lo hicieron antes son peores.

Nos quieren hacer creer que el supremo bien de todos es el estado y que todos debemos entregar nuestra vida para ese estado.

Los que medran de los beneficios del poder, están convencidos de estar haciendo un proceso inigualable que en realidad es solo un medio usado para su propio beneficio.

Nadie puede reclamar un derecho para sí mismo, sin primero reconocer ese mismo derecho para los demás.

Da repugnancia ver como a nombre del pueblo quienes dizque nos gobiernan, dictan   leyes que solo traducen su necesidad de mantenerse en el poder para controlarlo todo.

No me explico cómo los que tienen el poder se pelean por ese poder y llegarían a la muerte por él.

El país es tan pequeño; todos estamos aquí…

Si hubieras querido que existan las diferencias de clases, hubieras señalado estas diferencias.

Hubieras dividido a los ciudadanos en pelucones y pobretones.

El autoritarismo y la prepotencia son la resultante de la proyección psicológica del resentimiento y los complejos de los que tienen el poder.

El gobierno tiene la insana obsesión de controlarlo todo.

En el fondo todo es vanidad y desmedida ambición.

Dios mío; te ruego que nos hagas el milagro de volver humildes a nuestros mandatarios.

Tenemos que hacer una patria diferente.

Necesitamos con urgencia una república de paz, donde lo que piensen los otros sea más importante que lo que pensemos nosotros.

Aprendamos de la experiencia adquirida con nuestros errores. Nunca es tarde para reconsiderar.

Esta locura que nos gobierna nos está llevando a un cambio desquiciado, provocado por un cerebro repleto de bilis neuronal.

Esta demencial carrera hacia la locura, solo nos llevará a destruir lo que todavía nos queda de una sociedad profundamente dividida.

No merecemos una guerra civil propiciada por los caprichos de un vanidoso.

El buen juicio es el resultado de la experiencia y la experiencia es el resultado de los malos juicios.

Tú nos diste la capacidad de asimilar las malas decisiones; aunque todavía no lo entendamos en las elecciones.

El que quiere el fin, quiere los medios.

El que quiere la paz, en la paz tiene los medios.

Dale sosiego al que quiere el caos, unificación al divisor, tolerancia al iracundo, humildad al prepotente, respeto al irreverente, prudencia al insultador, gratificación al resentido, cordura al demente, tranquilidad al iracundo, nobleza al envidioso, amor al odiador, modestia al vanidoso, perdón al rencoroso.

No dejes sobre todo que un demente aniquile a nuestra gente.

Perdónalo por haberte sacado de la constitución.

No dejes que la patria se extermine por un ambicioso cuya ambición no tiene límites…

Atentamente.

 

Tu hijo.

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2 comentarios

  1. Como siempre Dr. me es grato felicitarlo por sus acertados y sabios comentarios de la realidad nacional,como ud. dice da rabia como esta caterva de mal vivientes se han apoderado del Palacio de Carondelet, conviertiendolo ahora en el palacio de cerondegay, lo que nos llena de furor y verguenza, pero ya les tocara su hora y no habra quien les salve.

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