Son unas bellas palabras, son unos hermosos deseos para lo que resta de este mes, y para el transcurso del nuevo año, pero no saben ustedes que difícil se hace decirlo, y cuan pesado se convierte el transcribirlo; difícil, porque lo que se vivió en el 2009, (al menos para mí), espero que no se repita en el 2010, pesado, porque lo que avizoro en un futuro inmediato para Guayaquil, y quienes queremos esta libérrima ciudad, es un ambiente de conflictos entre gobierno local y centralismo, que en definitiva será lo que nos mantenga en el cauce del progreso, pero que no deja de ser una pugna, (a mi criterio indispensable), en la cual, los perjudicados de siempre, serán los más desposeídos.