La Autonomía Universitaria
Hablar de la autonomía universitaria es, en buena medida mover muchos pisos de muchos poderes. Pero teniendo en cuenta el actual entorno global, calificado ya como la sociedad del conocimiento, en que está en juego el estudio superior, la autonomía de su gestión es clave en el debate. ¿Qué es, en realidad, la autonomía? ¿Es útil para establecer rangos de excelencia con la educación impartida? ¿Puede la autonomía generar mejores posibilidades en la formación profesional práctica de los educandos? ¿Es para la docencia, en la amplitud de miras de los contenidos de su enseñanza, necesaria la existencia de la autonomía? ¿A mayor autonomía mejores resultados para aumentar, sustancialmente en calidad y en perspectivas de realizaciones científicas, la enseñanza-aprendizaje del conocer? Más interrogantes pueden abrirse. Pero no obligadamente mejorarán las respuestas… Reconocer dos criterios o categorías de análisis es primordial. Uno, la autonomía operativo administrativa y dos, la autonomía exclusivamente académica. Aunque la importancia es válida en ambas instancias, y difícilmente puede considerárselas separadas, la incursión, por ahora, responde a la pregunta “¿qué pasa con la autonomía exclusivamente académica?”.