En el camino a ti, me vi.
Las nubes tocaban las montañas, mientras yo, tan diminuta, las observaba.
Recorrimos un gran camino para encontrarte.
No sabía nada sobre ti. Solo te conocía a través de canciones, de lo que las melodías decían que eras.
Estuve cada minuto anhelandote, en mis audífonos solo repetía esa canción que tanto nos unía.
El camino a ti es hermoso, las montañas en un principio parecían rojas, pero al contemplarlas me di cuenta que habían hasta 11 colores (o más) sobre ellas.
Rojo, verde, celeste, gris, café, amarillo… y así iba descubriendo más colores.
La canción que te describe habla del camino a ti, de cómo anhelan las compositoras llegar a ti. Hablan de tus montañas, de tu paz, del río que hay que cruzar.
Recorrer las tierras del norte argentino para verte es una experiencia única.
Cuando por fin llegué a ti, me decepcioné un poco. No eras un pueblito pintoresco y con suerte había señal. Muy pocas personas te habitaban, y todo eso me hizo sentir un poco de miedo.
Luego tuve la suerte de conocer a una niña (o un ángel) que me llevó a la cima de la montaña donde hay un mirador. Y desde ahí pude ver todo lo que te abraza.
El camino a ti es hermoso, el paisaje que te rodea deja sin aliento a todos. Es un recorrido de horas que vale totalmente la pena.
Han pasado algunos meses desde que fui a conocerte, y todavía te anhelo.
Pronto iré de nuevo y quiero ver cada parte del camino que recorrí para encontrarte.
[La canción se llama Anhelando Iruya, de Perotá Chingo]