28 abril, 2024

Un alimento completo

Cartel de lactancia materna

La novelería hizo que la mujer, por los años cincuenta, ya sea por pudor, comodidad o estética, prefiera dar biberón a su hijo en vez de darle el seno. Luego vinieron las dudas de si tengo o no suficiente leche, etc. Hasta comienzos del siglo pasado, si una madre no tenía suficiente leche, se contrataba una nodriza para que el niño crezca robusto, sano y fuerte.

La industria presentó entonces las leches artificiales (inicialmente se daba leche evaporada para aumentar las calorías y teóricamente nutrir mejor al bebe, aunque la hiperosmolaridad hiciera más daño) y vieron un negocio fabuloso en aprovecharse de la ignorancia y comodidad de las madres, para ganar dinero vendiendo una leche de muy inferior calidad para alimentar a lo más importante que tiene el ser humano: sus hijos (para suplir el seno).

Balada del Loco Amor

Continuando con Buesa, hay otra poesía que tiene un encanto sublime: la balada del loco amor, que vale la pena recordar, sobre todo para los que piensan que el amor, a veces, puede llegar demasiado tarde:

Balada del Loco Amor

I

No, nada llega tarde, porque todas las cosas
tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas;
sólo que, a diferencia de la espiga y la flor,
cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor.

No, amor no llegas tarde. Tu corazón y el mío
saben secretamente que no hay amor tardío.

Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,
la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,
pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.

Romance a Guayaquil

Voy a presentar una poesía que hice hace algún tiempo a una chica de la que me enamoré cuando la conocí. Apenas tenía 9 meses de edad, cuando me regresaron a ella. Nunca quise abandonarla, pero mis padres, con la excusa de estudios, me obligaron a viajar hacia el norte, donde nací y recién me permitieron conocerla, a los 9 meses de edad.

Viví aquí, en el corazón de mi preciosa, en el Barrio de las Peñas, en la Numa Pompilio Llona, al lado de la Glorieta, hasta los 10 años, y cada momento que paso con ella, me siento más enamorado de todo lo que ella tiene, de su ría, de su estero de sus montes, de sus monumentos, del alma de sus mujeres, de su música, de sus cantos, de sus aves, de sus Iglesias, de sus parques, de su gente, de su forma de servir, de su solidaridad… en fin, de ese ambiente cálido y hermanado que se siente en cada persona que pasa a nuestro lado.

La muerte

Entre las poesías de Buesa, hay una que me intriga y me fascina. No tiene título y se encuentra en uno de sus libros, en medio de otras, así mismo, sin título.

Se refiere al paso que todos daremos en algún momento, al final de nuestras vidas y a la forma como esperaremos ese momento.

Filosofar sobre el momento final de nuestra existencia es algo por lo que algunos muestran un recelo y un temor, para mí infundados, puesto que hasta ahora no he conocido a nadie que no vaya a dar ese paso en algún momento de su existencia, si es que no lo ha dado ya.

Para mí, Morir es el epílogo más hermoso de una existencia plena. Lo importante no es ese momento, sino lo que ha ocurrido, lo que hemos hecho en ese camino que el tiempo nos permitió discurrir entre nuestros semejantes. Lo que uno hizo y lo que uno dejó sin hacer, lo que uno sembró en el corazón de los demás, las raíces que se ahondaron en nuestra alma y las que se secaron por caer en tierra árida o perjudicial para ellas. El balance global y el destino eterno, lo va a dar Dios, cuando llegue el momento de nuestro juicio final.

Balada en la Alameda

Siguiendo con los versos de José Ángel Buesa, quiero presentar ahora uno de sus versos más cadenciosos, un estilo antiguo de versificar, que es muy musical y agradable. Creo que en la poesía romántica en general, Buesa es un referente obligado para las almas que interiorizan los sentimientos.

Duele ver cómo el mundo ha ido dando la vuelta y del amor romántico y tierno, se ha pasado al deporte sexual, donde lo que importa es el placer, no el sentimiento.

Me da pena ver el camino que le queda a nuestros descendientes. Quizás soy un negativista por mi forma de pensar retrógrada, pero creo que el amor debe ser la base para toda relación humana. Si no se ama, no se vive. La vida puede tener todo el erotismo que le queramos poner, pero si no hay amor, no hay vida. Los sentimientos deben aflorar y por ello, creo que el leer poesías románticas ayuda a llevar ternura al alma y a la relación humana. La intimidad del hombre y de la mujer es el sitio más íntimo del ser humano. Si se lo presenta abiertamente a todos, deja de tener esa intimidad que nos lleva al deseo de conquista de la otra persona.

El derecho al buen nombre

Todo ser humano tiene derecho a que su nombre sea limpio y a que nadie pueda enlodarlo con una calumnia o una mentira. Como bien advierte Rubén Darío en su verso “La calumnia”: “Puede una gota de lodo sobre un diamante caer; puede también, de ese modo, su fulgor obscurecer. Pero aunque el diamante todo se encuentre de fango lleno, el valor que lo hace bueno no perderá ni un instante, y ha de ser siempre diamante por más que lo manche el cieno.”

Hablar mal de otro es uno de los vicios más arraigados del ser humano. No hay vicio que dañe más el alma del ser humano que lo practica, que éste. La suspicacia, el creerse dueño de la verdad, hace que el hombre piense que es real el dicho: “Piensa mal y acertarás”. Es muy difícil que otorguemos el beneficio de la duda. Recuerdo una anécdota que leí hace un tiempo, de un chico que tenía su novia y un día, al ir a visitarla llevando la sortija de compromiso, para pedirle matrimonio, al llegar a la esquina, la vio en la puerta de su casa abrazando y besando a otro chico. Fue corriendo a su casa a escribir una carta grosera de rompimiento y al ir a entregársela, ella le contó feliz que su hermano acababa de regresar de la guerra y estaba en la Sala. No sabía luego, como romper esa carta.

La puerta

Para mí, lo maravilloso de la poesía romántica, está en el expresar la ternura de una situación, o de un amor que une a dos personas.

Uno de los poetas que destaca, sobre todo por su forma de hacer comparaciones con las situaciones comunes de la vida es José Ángel Buesa, poeta del cual he hablado ya mucho y he publicado varias de sus más hermosas poesías.

Tiene una sutileza para expresar, una sencillez de lenguaje que admira y una forma de llegar al fondo del alma, que aún en sus poesías de tono erótico, o al referirse a situaciones de reclamo o de reproche, es tan dulce como lo vemos en esta poesía, “La puerta”, que presento a continuación:

¿… Y el derecho al buen nombre de los demás?

Provoca indignación el libertinaje de prensa que gracias a la recién aprobada ley de medios, permite que al menos en apariencia, tengan derecho a buen nombre sólo las personas de altas esferas del Gobierno, los amigos de ellos y los Duzac y otros que hacen negocios con ellos. Gracias a esto, los come cheque, los titulados en la Universidad de los sapos (sin título), etc., son grandes hombres. A esto indudablemente ayuda el hecho de que, con sus maniobras, posean dinero y posesiones.

Sólo tienen derecho a buen nombre los que están en el Gobierno. ¿Los demás? Bien ¡gracias! Reclamen a la Policía y si usted tiene alguna palanca, úsela para que no pernocte varios días en la cárcel, y agradezca besando los pies a la alteza de turno, ya que lo único que logrará es que al eslabón más débil de la cadena, le echen la culpa, lo despidan y luego le echen tierra al asunto.

En el asunto de Monte Sinaí, los verdaderos culpables tienen bien amarrada su balsa. Las autoridades buscarán cualquier incauto para echarle la culpa, para decir que ya han hecho y lograr que los verdaderos traficantes queden, como siempre libres.

Sin corazón

Federico Barreto Bustíos, el poeta del que estamos hablando, tiene otra poesía de despecho e ira contra la mujer. Por la dramática exposición, creo que vale leer este verso.

SIN CORAZON
(Federico Barreto)

Loco de rabia y despecho
resolví en cierta ocasión,
abrir a mi amada el pecho
y arrancarle el corazón!

“Así sabré, dije, fiero,
si el corazón de la ingrata
que sin piedad me maltrata
es de piedra o es de acero!”

Por los Padres (II)

Theo

Veamos algunos versos a los padres que vale la pena ser rememorados:

Comencemos (ya que tenemos la alegría de tener un Papa argentino), con un verso de Héctor Gagliardi: “El Padre”

El padre
Héctor Gagliardi (argentino)

¿Y negra? ¿Te puedo hablar?,
ya los pibes se han dormido,
así que dejá el tejido,
que después te equivocás.
Que hoy te quiero preguntar
porqué motivo las madres
de la mañana a la tarde
amenazan a sus hijos
con ese estribillo fijo:
¡Ah, Cuándo venga tu padre…!
y con tu padre de aquí
y con tu padre de allá,
resulta de que al final
al verme llegar a mí,
lo ven entrar a Caín
y escapan todos lados.
Y yo, que vengo cansado
de trabajar todo el día,
recibo, por bienvenida
una lista de acusados…

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