1 mayo, 2024

Romance a Guayaquil

Voy a presentar una poesía que hice hace algún tiempo a una chica de la que me enamoré cuando la conocí. Apenas tenía 9 meses de edad, cuando me regresaron a ella. Nunca quise abandonarla, pero mis padres, con la excusa de estudios, me obligaron a viajar hacia el norte, donde nací y recién me permitieron conocerla, a los 9 meses de edad.

Viví aquí, en el corazón de mi preciosa, en el Barrio de las Peñas, en la Numa Pompilio Llona, al lado de la Glorieta, hasta los 10 años, y cada momento que paso con ella, me siento más enamorado de todo lo que ella tiene, de su ría, de su estero de sus montes, de sus monumentos, del alma de sus mujeres, de su música, de sus cantos, de sus aves, de sus Iglesias, de sus parques, de su gente, de su forma de servir, de su solidaridad… en fin, de ese ambiente cálido y hermanado que se siente en cada persona que pasa a nuestro lado.

Guayaquil es… Guayaquil. Nacida en la Pampa de Liribamba, cerca de la preciosa Ciudad de Riobamba, el 15 de agosto de 1534, por decreto de Don Diego de Almagro. La primera Ciudad española de lo que hoy es Ecuador, seguida luego de tan sólo 13 días, el 28 de agosto de 1534, por otra Fundación, en el mismo lugar, la de la villa de San Francisco, para ser trasladadas luego, por Francisco de Orellana, la Villa de San Francisco, a la Ciudad de los Quitus, defendida por Rumiñahui, el 6 de Diciembre del mismo año y la bella y señorial Ciudad de Santiago, a la Costa, buscando el gran río para el comercio y el progreso de estas tierras, por el mismo Orellana y entronizada luego en el Cerrito verde, con el nombre de Santiago de Guayaquil, desde el 25 de julio de 1547. Ciudad que enamora, ciudad que crece y que se hermana, que abre sus brazos a quien llega y acoge con amor a cada persona que llega a visitarla.

Por coincidencia, el 15 de agosto, día de su Fundación, es el día de la Asunción de la Virgen María, y es también el mismo 15 de agosto de 1534, en que los primeros discípulos de San Ignacio de Loyola, creador de la Orden de la Compañía de Jesús, hicieron con él, el voto de obediencia, pobreza y Castidad, al que Ignacio, con los sucesos que venían pasando con Lutero, y algunos más, añadió la obediencia irrestricta al Papa, en la Iglesia de Montmatre (Nuestra Madre) en París. Este juramento fue el inicio de la orden de los Jesuitas, a la que pertenece nuestro Santo Padre, el Papa Francisco. La orden fue finalmente aprobada por el Papa Pablo III el 27 de septiembre de 1540.

Esta es mi Ciudad. La Ciudad que amo, de la que vivo enamorado, la tierra de mis ancestros, la tierra de mis hijos y de mis nietos. Tierra de gente noble, tierra de gente trabajadora, de gente amigable y sincera, tierra de gente que ama con el corazón y que se entrega con pasión a sus metas.

A ella va mi romance, a ella le dice mi corazón: Te amo y te amaré siempre, porque has llenado mi vida con el romance de tus canciones, con el amor de tu gente, con tus paisajes de ensueño, con tus contrastes preciosos, con el vaivén de tus olas, con tus amaneceres y tus atardeceres, con tus rincones típicos, con la belleza de tus mujeres que no tienen igual en el mundo.

A Guayaquil, Ciudad preciosa, va mi romance:

Romance a Guayaquil
José Fernando Gómez Rosales

Ciudad hermosa y pujante,
Ciudad de mujeres bellas,
Ciudad que marcha adelante,
con un pueblo delirante;
que presenta tres estrellas
en su preciosa bandera
que es de Ecuador la primera,
pues demuestra con amor
esta unión del Ecuador,
al representar en ella
a las tres grandes ciudades,
cada cual siempre más bella:
Cuenca, Quito y Guayaquil,
Tierra sin calamidades,
de hombre fuerte y varonil,
tierra fértil, dadivosa,
tierra que es siempre preciosa,
pues Ecuador es viril.

Aquí estás Ciudad decente,
cada vez más elegante
con tu Malecón triunfante,
con tu cerro, con tu gente
que te ama sinceramente,
que te cuida con amor.
Aquí estás Ciudad querida,
ya no muestras esa herida
del olvido y del dolor.
Hoy caminar por tus calles
admirando tus detalles
hace soñar al mejor.

Eres linda y soberana,
eres preciosa sultana,
eres tú mi Guayaquil.
Por eso todos te amamos
te alabamos y deseamos
que sigas bella y gentil.

Tu hermoso pueblo ha elegido
con acierto bien vivido,
quien te debe gobernar
y ha logrado con su acierto
que tu hermoso y franco puerto
se destaque en ultramar.

Todo el mundo ha comentado
como tu nombre adorado
se escucha y se ve crecer
y tus obras más hermosas
son iguales que las rosas:
Ellas brotan por doquier.

Eres tú Ciudad querida
la más bella y más vivida
de nuestro bello Ecuador.
Por eso canto a tu gente
que mira siempre de frente
y que te ama con fervor.

¡Viva Guayaquil!, se escucha
y es el eco de la lucha
de nuestra emancipación.
Fuimos libres y llevamos
nuestro fuego a cada tramo
por lograr al fin la unión.

Y hoy es un pueblo hermanado
nuestro Ecuador tan soñado,
de la América el pensil,
gracias a quien en verdad
luchó por su libertad:
GRACIAS A TI, GUAYAQUIL.

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Más Buesa (I)

Hablar de Buesa es hablar de amor, es hablar de ensueño, es usar el idioma para expresar lo que se siente. Por eso él nos dice:

Con la simple palabra

José Ángel Buesa

Con la simple palabra de hablar todos los días,
que es tan noble que nunca llagará a ser vulgar,
voy diciendo estas cosas, que casi no son mías,
así como las aguas, casi no son del mar.

Con la simple palabra con que se cuenta un cuento,
que es la vejez eterna de la eterna niñez,
la ilusión, como un árbol que se deshoja al viento,
muere con la esperanza de nacer otra vez.

Reír llorando

Ya hemos mencionado en las dos últimas entregas de los Poemas de la semana, dos poesías que has sido atribuidas a Juan de Dios Pesa, Poeta mexicano nacido en 1852 en Ciudad de México, poeta, político y escritor mexicano de extraordinaria y prolífica producción. Reconocido por muchos como el poeta de la familia porque muchos de sus poemas describen momentos preciosos familiares con sus hijos y de su enamoramiento y las dificultades con su futura familia política antes de su matrimonio, que desaparecieron luego del mismo. Entre sus muchas poseías, que son verdaderas joyas, quiero destacar “Reír llorando” una preciosa descripción del drama de uno de los más grandes actores, directores, productores, dramaturgos, escritores y cómicos mundiales del siglo XVIII, el inglés David Garrick.

David Garrick nació en Hereford, Inglaterra en 1717 y murió en Londres en 1779, pupilo y amigo del Dr. Samuel Johnson. Apareció primero en varias obras como amateur y su actuación en la obra Ricardo III de Shakespeare lo catapultó a la fama. Estaba tan extraordinariamente dotado para la comedia, que los Médicos recomendaban sus actuaciones como un remedio mágico, capaz de sanar cualquier pena del alma. Se considera que David Garrick fue, sin saberlo, el primer risoterapeuta de la historia. El Reverendo Nicolas Tindal, historiador, resume en pocas letras su arte, cuando dice: “Lo sordos lo oyen en su acción y los ciegos lo ven en su voz”. Autor de más de cuarenta obras de teatro. Está enterrado en la esquina del poeta en la Abadía de Westminster.

2 comentarios

  1. HERMOSO POEMA DE UN VERDADERO ENAMORADO DE ESTA HERMOSA PERLA DEL PACIFICO CADA DIA MAS GRANDE, DESDE SUS COMIENZOS, GRACIAS A GENTE COMO UD., COMO SUS BURGOMAESTRES A PARTIR DE 1992, HASTA LA FECHA Y EN DEFINITIVA, COMO TODOS LOS CIUDADANOS GUAYAQUILENOS, NATURALES ( ME INCLUYO) Y ADOPTIVOS, QUE NO CONOCIERON Y NO CONOCEMOS UN LUGAR MAS PROPICIO PARA VIVIR Y LEVANAR NUESTROS HOGARES CON LA MISMA MISTICA DE LOS VERDADEROS GUAYACENSES PRINCIPALES PROTAGONISTAS DE LA INDEPENDENCIA ECUATORIANA! QUE NADIE POR MAS INTERESES OBSCUROS QUE TENGAN NOS VENGAN A TRATAR DE CAMBIAR ESTE DON DE EXITO, TRAS EXITO, CIVISMO Y RESPETO QUE SIEMPRE HEMOS TENIDO LOS GUAYAQUILENOS!

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