23 abril, 2024

Balada en la Alameda

Siguiendo con los versos de José Ángel Buesa, quiero presentar ahora uno de sus versos más cadenciosos, un estilo antiguo de versificar, que es muy musical y agradable. Creo que en la poesía romántica en general, Buesa es un referente obligado para las almas que interiorizan los sentimientos.

Duele ver cómo el mundo ha ido dando la vuelta y del amor romántico y tierno, se ha pasado al deporte sexual, donde lo que importa es el placer, no el sentimiento.

Me da pena ver el camino que le queda a nuestros descendientes. Quizás soy un negativista por mi forma de pensar retrógrada, pero creo que el amor debe ser la base para toda relación humana. Si no se ama, no se vive. La vida puede tener todo el erotismo que le queramos poner, pero si no hay amor, no hay vida. Los sentimientos deben aflorar y por ello, creo que el leer poesías románticas ayuda a llevar ternura al alma y a la relación humana. La intimidad del hombre y de la mujer es el sitio más íntimo del ser humano. Si se lo presenta abiertamente a todos, deja de tener esa intimidad que nos lleva al deseo de conquista de la otra persona.

Siempre defenderé el amor como la capacidad más sublime que nuestro Creador le dio al ser humano. La capacidad de sentir, de hacer sentir, de volar, de llegar a un mundo de fantasía, como alega en un verso Juan de Dios Peza, al hablar de que el novio llevará a la novia a vivir al capullo de una rosa, es al menos para mí, necesario para poder sentir que estoy vivo.

Pero disfrutemos de la maravilla de la inspiración de José Ángel Buesa, en su “Balada en la Alameda”

Balada en la Alameda

José Ángel Buesa

Era el silencio miel sobre seda
y era un ungüento de paz, la brisa.
Yo iba del brazo con tu sonrisa
por la alameda.

Tu boca dulce como un olvido
me dio sus jugos bajo el follaje
y su chasquido
rozó mi oído
como el plumaje
de un cisne herido;
como un encaje
desvanecido,
como un celaje
loco de viaje
sobre un paisaje
desconocido…

Tu boca ungida de luz de trino
bordó una sombra de frases quedas,
tu boca tibia me supo a vino
y en la hojarasca de las veredas
se alzó el revuelo de un remolino
de áureas monedas…

Y fue el silencio como una gruta,
y la quimera fue como un río
donde bogaron tu amor y el mío…
y fue tu boca como una fruta
humedecida por el rocío…

Como amputando gestos sombríos
bruñó la luna su filo de hacha,
y retorciendo sus dedos fríos,
cruzó una racha…

Yo unté de besos tu boca roja,
tu boca dulce como un regreso
y en cada árbol fue cada hoja,
un eco verde de cada beso.

Tu boca intacta me dio sus rasos,
tu voz sin bordes me dio su seda,
y en la agonía de los retrasos,
moría el roce de nuestros pasos
en el silencio de la alameda.

Envío:
La vida pasa;
la vida rueda…
Quizás se aparten
tu alma y la mía,
pero el recuerdo
nace y se queda…
Y aunque el deseo
no retroceda
y nuestra llama
se apague un día,
mientras yo pueda
soñar, y pueda
regar mis sueños
en la vereda
de la armonía,
tendré la dulce
melancolía
de aquellas frases
entre la umbría
y aquellos besos
en la alameda

Artículos relacionados

Amado Nervo

Luego de este compendio de biografía, empezaré a mandar varias poesías que me han sido pedidas de diversos autores de los cuales ya he escrito algo y que me han sido solicitadas varias veces por algunos de nuestros lectores.

Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo (Amado Nervo) nació en Tepic (hoy Nayarit) en Jalisco (en ese entonces), México, el 27 de agosto de 1870 y murió a los 48 años en Montevideo, Uruguay siete años después de la muerte de su amada Ana Cecilia Luisa Daillez. Escritor, poeta y diplomático mexicano, perteneció al movimiento modernista. Fue miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la lengua.

Estudió en Michoacán, luego en Zamora y el primer año de leyes en El Seminario, a donde regresó posteriormente con el ánimo de hacerse sacerdote, pero urgencias económicas lo hicieron desistir. Colaboró en varios periódicos y revistas como El Universal, El Nacional y el Mundo. Se hace famoso después de la publicación de su novela “El Bachiller” y sus libros de poesías “Perlas negras” y “Místicas”. Fundó y dirigió la revista Moderna, sucesora de Azul.

Insomnio

Que intensas que fueron nuestras conversaciones, cuando solíamos subir a la terraza de la casa de tu abuela Alba y fumar un puro. Pienso en las horas que compartimos y cómo nuestros […]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×