28 abril, 2024

Y el racismo continúa

“¿No es al reflexionar cuando más se hace evidente algo de lo real?” – Sócrates

En estos momentos, en que las interferencias sociales a una vida estable han aminorado su influencia, como que esto del racismo es algo que está de más… Pues el racismo es un instrumento de negatividad absoluta contra cada instancia del desarrollo social. Lo grave, sin embargo, es que esto de creerse superior a otros, sigue promocionando el racismo como valor válido de la sociedad. ¿No es que, incluso, los colores de la piel influyen para que unos quieran esclavizar a otros? ¿No es que el negro y el indio son tratados como residuos de las relaciones del blanco en la sociedad?

Latinoamérica, en verdad, no es racista. Pero el racismo, en mayor o menor grado, está presente en cada uno de sus países. Hasta hace poco en Brasil, su presidente, Jair Bolsonaro, promovía el racismo para Latinoamérica, como la expresión máxima para el objetivo de su bienestar. ¿Desquicio político? En todo caso a Brasil dedicó, con mucho énfasis, sus intenciones de exterminar los indígenas y bloquear los derechos a sus tierras. Para Bolsonaro, diezmar a la población indígena de Brasil, tal cual los gringos lo hicieron antes, sería una bendición, que permitiría su desarrollo. 

Vale tener presente que en Brasil hay cerca de un millón de nativos que integran unos 300 grupos étnicos, y se hablan también algo así de 300 lenguas, en un territorio semejante al área de Colombia. Pero la vida de estos nativos no es tranquila como para lograr una iniciativa propia de progreso. Cientos de aventureros, por ejemplo, bajo el calificativo de mineros, están destruyendo el territorio tribal de los yanomami, una de las culturas más destacadas de la región. 

Los gobiernos lo saben…Pero dejan hacer, dejan pasar los sucesos. Siguen dando autorización para la liquidación de la amazonía, en tanto se enriquece uno que otro ministro. ¿No está claro, entonces, que la destrucción de los nativos es su objetivo primordial? ¿Es que están obstinados estos gobiernos en que solo sin indígenas, entre 50 y 60 millones, es posible el progreso? El progreso, claro, de unos cuantos, que con dinero mal habido, ¡negocian su autoridad!. 

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