26 abril, 2024

Una necesidad

Las redes sociales se han prostituido en tal forma, que ahora no se puede saber qué es verdad, y qué es mentira. La cantidad de noticias falsas, en muchos casos, supera a las verdaderas en la misma noticia.

La noticia nos llega tan tergiversada, y muchas veces en forma maliciosa, que se crea un pánico colectivo tan intenso, que puede llevar a enloquecer al más cuerdo.

Analicemos un caso: el COVID-19. Cuando se consiguieron las vacunas, en el listado de las mismas, decía muy claramente en todas: “Aprobado sólo para uso de emergencia”. Qué quiere decir esto? Que por la emergencia, ante esta infección, se considera que puede actuar. Ningún laboratorio ha dicho que se hace responsable de lo que puede pasar pero, ante la situación y la cantidad de muertos, se considera que es preferible enfrentar cualquier riesgo desconocido y vacunar para, en esa forma poder abrir los negocios y evitar un caos económico peor.

La magnitud de la pandemia, y la aparición de nuevas cepas, provocó una reacción general, tanto que en algunos países, hasta se pensó que la vacuna debía ser obligatoria para todos y sin siquiera haber probado, se habla ya de vacunar también a niños.

Considero que el asunto es tan grave, que me permito pedir a alguna entidad seria tipo FDA, Ministerio de Salud de algún país serio y creíble, con recursos tanto de personal, como económicos, que abra una cuenta en Facebook, WhatsApp, Instagram, Twitter y en todas las demás redes sociales, que no reciba mensajes, sino que informe las noticias verdaderas de todo, recalcando las correcciones de lo que se va probando.

A cada rato encuentro noticias que asustan y luego de una hora recibo el desmentido a la misma noticia, o diciendo lo contrario.

Ya no se sabe que creer ni a quien creer. Ni siquiera las noticias en los diarios o en la televisión, son del todo reales. Hay muchas suposiciones.

Aunque la mente humana tiene capacidad de, por maldad hackear la noticia o introducirse y regar mentiras, con un buen servicio de vigilancia, se podría lograr calmar a la población mundial.

Este debería ser un canal sólo para trasmitir noticias y recibir preguntas o inquietudes de los oyentes, vía mensaje solamente, y contestar directamente al correo que pregunta, para no seguir regando falsedades.

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El canalla

Dice un viejo refrán popular, que en la viña del señor hay de todo: buenos, no
tan buenos, malos y canallas.

Y aunque dudemos en admitirlo, quien de nosotros en el transcurso de la vida
no se ha encontrado con uno de estos. Pero, ¿que es en realidad un canalla?
¿Cómo identificamos a uno cuando lo tenemos cerca?

Dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, que El Canalla
es una persona despreciable y de malos procederes; “gente baja, ruin”.

Etimológicamente, la palabra canalla viene de la voz italiana “canaglia”, que
correspondía a una “jauría de perros”, que en sentido figurado ya era un insulto
que se refería al individuo que actuaba sin escrúpulos y con maldad.

1 comentario

  1. Algo que huele a podrido, pero no solo en las redes sociales sino en la prensa hablada y escrita, es el hecho de que no se acepta un mínimo comentario relativo a la efectividad o seguridad de las vacunas, razones por las que mucha gente ha rechazado la abusiva imposición de la «INMUNIZACION» (según la prensa). Hay alternativas que se las debería difundir para protección de quienes no quieren vacunarse, pero no hay radiodifusora, televisora, red de difusión social o prensa escrita que transmita una sílaba al respecto.
    ¿Porqué no se permite que ese conglomerado social se instruya sobre beneficios y riesgos de alternativas como Ivermectina, dióxido de cloro, cloroquinas, Kratovid, etc.?
    Piense mal y acertará.

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