28 abril, 2024

Las paredes pintadas

En los mensajes de la alcaldía, por medio de mensajes, se ha reclamado absurdos y se han cometido horrores (errores) tremendos.

Por un lado, me parece absurda la osadía de querer cobrar por las frases. La persona que pretende cobrar porque se use una frase suya, es un ser cuyo pensamiento es metalizado. Las frases y las palabras, en el momento en que son expresadas o impresas, pertenecen al mundo (y el mundo podría cobrarle por las letras).

Mientras tanto, se cometen horrores u errores tremendos al ponerlos. En el pésimo trabajo de la alcaldía, se comete un robo intelectual tremendo, al no poner el nombre del autor de la fuente, o de donde es tomado. Eso sí es robo de identidad.

Desgraciadamente en nuestro país, eso casi es regla. Conocemos de algunas tesis de grado, sacadas del rincón del vago, o copiadas, abusando, porque la gente en general no lee. Creo que aquí las personas que dedican tiempo a leer no llegan ni al 20% de la población, y basados en esa ignorancia, se atreven a plagiar lo que pueden.

Creo que el Municipio debe poner las barbas en remojo y corregir el defecto. Aparentemente, por lo que se comenta en las noticias, el contrato se lo quiere considerar demasiado caro, es decir, que esos mensajes (que no tenían por qué pagar por autoría, como ya comentamos) les costaron a los guayaquileños, bastante dinero, pagado para cometer un ilícito, pues al no poner el nombre del autor de la frase, ni de dónde es sacado, es un robo de propiedad intelectual.

Una persona puede copiar lo expresado por otro, o lo que ha escrito otra persona. Los libros de poesías, por ejemplo, una antología tiene versos de distintos autores, pero cada poesía indica quien fue el que lo escribió y si es traducción, igual.

La copia se convierte en plagio, en el momento en que lo escribo, poniéndolo como de mi autoría, lo que es falso. El respeto a la propiedad intelectual es básico. El Municipio ha cometido un verdadero plagio, al poner la frase, sin poner quién la pronunció o escribió.

Creo que es obligación de la Compañía que procedió a pintar esas frases, escribir con letras pequeñas el nombre del autor de la frase y de donde, de qué libro sale.

En relación con el costo de la obra, a mi no me importa su costo. Si es un precio exagerado, como parecen insinuar, eso es cuestión de Contraloría, y del Municipio, la respuesta.

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Realmente son muchos y en todos los campos si eso del cambio por el cambio resulta a la final un acierto. Vano tratar de enumerarlos y para eso recomiendo a Fernando Alvarado hacer una recopilación de las sabatinas, las cuñas televisivas y radiales, las cadenas que irrumpen los noticieros o los informes de los lunes. Los críticos lo somos porque nos asusta la gran avalancha de innovaciones, la asfixia informativa, el vértigo de pasiones y el rumbo incierto de hacia dónde supuestamente vamos. No alcanzamos a seguir las reformas y sus centenares de reglamentos, la profanidad del gasto público, el acaparamiento de poderes. La llamada oposición no ha logrado frenar o modificar una sola acción de gobierno porque son ideas firmes y unidireccionales. Una carretera sin espacios de retorno y a velocidades máximas liberada de radares. Cinco años de mano dura y sigue tan campante como el Johnny Negro porque el rojo quedó para el pasado. El precio del petróleo lo permite. Los edificios público son ahora monumentos de grandeza como en el medioevo lo fueron las catedrales.

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