9 diciembre, 2024

Testaferrismo

El sonado caso de corrupción en Petroecuador ha sacado a la luz más de un delito.  Las investigaciones conducen a que los procesados han donado bienes a amigos o familiares y eso tiene un nombre: testaferrismo.

El testaferrismo es una figura utilizada por el crimen organizado para sus fines delictivos, como evadir impuestos, quitar herencias, vulnerar derechos laborales, etc., y se da cuando una persona presta su nombre e identidad para adquirir bienes, como propiedades o vehículos, por lo general a través de la figura de donación; pero sospechosamente, esas personas a las cuales se les donan bienes o acciones de determinadas compañías, son menores de edad o ciudadanos que a grandes luces, nunca hubieran podido adquirir con sus ingresos tales bienes.

Recordemos cuando el exministro de Hidrocarburos, quien está prófugo, acudió a la Asamblea y fue indagado por “su casota en Samborondón”, a lo que respondió: “¿Y qué, no le puedo regalar a mis hijitos?”. Pero resulta que los “hijitos menores de edad” no tienen los recursos necesarios para adquirir bienes inmuebles de cientos de miles de dólares. ¡Qué insulto a la inteligencia!

¿Hasta cuándo las autoridades se hacen de la vista gorda?

El testaferrismo se da en el sector público y en el privado, y aquí entra la figura de lavado de activos.

No se hagan los ingenuos, la evasión no solo se da a través de empresas “offshore” en Panamá.

Superintendencia de Compañías, inicie de oficio pesquisas sobre las acciones cuyos propietarios son menores de edad o personas con “cero ingresos” y se darán cuenta de que sus bienes y activos no se compadecen con su remuneración.

Los ecuatorianos que nos sacamos el aire trabajando de sol a sombra ponemos nuestros bienes a nuestro nombre, no a nombre de terceros, porque no hay nada que ocultar.

Autoridades, basta de permitir el fraude, la evasión de impuestos; basta de admitir la figura de bienes “donados o vendidos fraudulentamente a terceras personas o familiares”, y de acciones en compañías de ochocientos dólares que tienen como únicos activos “verdaderas mansiones”.

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Estamos en los tiempos en que el miedo nos cohíbe. Por mucho que digamos que no es verdad, la realidad es que hasta los que medran del poder tienen miedo de irse contra quién ejerce el poder.

El temor impuesto a base de la persecución y los castigos ejemplarizadores, ha logrado que cada individuo viva más preocupado por cuidar sus intereses, que de protestar por los derechos de los demás.

A nadie le conviene oponerse a los que mandan, por las serias consecuencias en que se vería sometido por exponer su libre pensamiento. Será peor todavía, si este pensamiento se opone al de los que tienen el poder.

La historia muestra que los pueblos sometidos a los tiranos, fueron divididos subyugados bajo la imposición del miedo. En la actualidad es imposible decir lo que se piensa. Es más; no existen medios por donde se lo pueda hacer, ya que la responsabilidad de la coautoría convierte a la prensa libre en una sumisa cómplice de los que ostentan el poder.

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