El inicio del fin de Bolívar fue pretender modificar la constitución peruana y colombiana adaptándolas a la boliviana, cuando él conocía que por ley, durante diez años no se podía modificar la colombiana. En numerosas publicaciones de la época hay fuertes expresiones contra la actitud dictatorial del Libertador. Incluso las noticias llegaron a Henry Clay, Secretario de Estado de los Estados Unidos, quien lo exhortó a no dañar la buena imagen que el mundo se había formado de él.
Pretender imponer su voluntad en tema tan delicado, le causó a Bolívar hacerse de enemistades en los cuatro países y resentir a personas influyentes como Olmedo, Rocafuerte, Roca y Elizalde en Ecuador y sus similares en las demás repúblicas. Hubo ruptura de amistad con más de un importante amigo. Los enemigos de Bolívar, sin ponerse de acuerdo, en sus respectivos países decidieron encontrar la forma de “acabar con el poder absoluto e indivisible que Bolívar quería para sí”. Simultáneamente sus amigos buscaron la forma de crear la monarquía constitucional, tomando en cuenta que el propio Bolívar había expresado en más de una ocasión siguientes comentarios que se encuentran en el cuarto tomo de la Historia de la Revolución Colombiana, magna obra de José Manuel Restrepo: