Sólo queda una puerta

El correismo, disfraz con que se escuda el: Tú tienes que ser comunista, mientras yo soy Su Majestad Rafico «Brad Pitt andino» Correa, el icono más destacado de la realeza.

Básicamente un régimen de autoridad fundamentado en el control y uso sistematizado de los aparatos represivos. La anulación de las libertades democráticas y la creación de instituciones hechas a la medida del poder personal o de la argolla.

Atiborrados de prerrogativas, forman un fofo grupo que se considera clase dominante y reivindicadora de la corrupción. Obviamente hay diferencias y matices que distancien a unos de otros, los ajustes que justifican su fecunda frustración.

Por ejemplo, los que son el cuerpo doctrinal del lleve en mano. Los vanidosos represivos del estado y que si bien pregonan libertades democráticas las han inhabilitados.

Sin embargo, este hecho no impide que se permitan libertades dentro del régimen; con la salvedad de que lo de las clases dominantes se ajustará a su discurso con cualquier eufemismo digno (por doméstico y recurrente señalamos el ejemplo de «las familias»), como si una dictadura se construyera a partir de los primos, los sobrinos o colaterales de pierna.

Quieren botar y gritan odiar al gringo; no obstante, se matan por ir a Disney, con su pato Donald y ratón Mickey y mucha ropa de marca; pero adulan al dictador venezolano, al asesino de Corea del Norte, al boliviano violador, quienes hablan de ametralladoras con sus muertos, su sangre y su dolor. Son más inútiles que cenicero en moto.

Entre gallos y medianoche, los borregos sacan una norma “Protectora del Trabajador” que lo asistirá en caso de despido, o perder su trabajo. Que se da por la propia incompetencia del Supremo y su rebaño de borregos y ovejas machorras que son serviles y no deliberantes (costumbre que quieren imponer en las Hidalgas Fuerzas Armadas: Ser aprovechadas y mandadas por gente importada de baja calaña).

Se oyen murmullos de que es buena y motivante para los empresarios ¿Empresarios felices? Imposible. Son los enganchados o ligados al desgobierno en el fomento de la corrupción; los que han pasado de fulleros a millonarios. Es una ley inexorable, “como los perros: no ladra más que al que va mal vestido”, o busca la prosperidad y libertad del ecuatoriano.

Es una regulación suelta y mal concebida ¡FATAL! Para el trabajador o empleado y es el cuervo que según la mitología «anuncia la muerte»

Entrar en todas sus inequidades y torpezas requiere diez tomos enciclopédicos, siendo el menos dañino el que se observa ahí con una falla en la redacción de la norma porque al decir “el monto total de la prestación” y no el “monto total mensual” se interpreta que el máximo a recibir en esos cinco meses es $ 1.346 o $ 269,20 al mes.

La norma le empuja un poco de oxígeno al Seguro Antisocial (perdón ¿Social?), con la finalidad de poder tener un fondo al que puedan atracar nuevamente.

¿Hasta cuándo vamos el pueblo aguantar a los mírame bonito, o el ruido de gallinas cacareando la postura de un huevo por ser dolorosa y lo que les provoca la liberación de endorfinas que estimulan finalmente un estado de euforia en las gallináceas y por eso manifiestan su dicha cacareando?

La única salida para salvar al Ecuador es una renuncia en masa, inmediata, de los torpes corruptos que nos ha desgobernado. Hay antecedentes, el más cercano, brillante y noble: Clemente Yerovi Indaburu, presidente interino.