7 diciembre, 2024

Hay momentos de esos momentos

El tiempo es un invento humano que nos sirve para dar sentido a la experiencia.

El presente es un acto perceptivo de conciencia.

El pasado no existe porque ya pasó y el futuro no existe porque no pasó.

El presente es intemporal porqué es una existencia entre dos inexistencialidades y nada puede existir entre dos inexistencialidades.

De los propósitos divinos que el creador nos ha otorgado como razón para justificar nuestra existencia, el amor es el más importante de todos.

Dentro de las múltiples formas de expresiones del mismo, la amistad es aquella que le da un noble propósito a la relación afectiva entre la raza humana.

Este supremo valor honra a la humanidad y el afecto que se tienen los diferentes seres de la raza pensante, nos hace semejantes a nuestro creador.

Para mí; la amistad es algo sagrado.

Es un patrimonio del alma, que se honra con acciones de solidaridad y desprendimiento entre los seres que se quieren.

Para evaluar a los amigos se los debe valorar por sus momentos.

Hay momentos para conocer; momentos para desear y momentos para saber.

Cuando uno recién conoce a un amigo, se genera una relación que se acrecienta a través del tiempo compartido.

En el colegio conocemos a muchos amigos, pero son pocos los que a través del tiempo mantienen esos lasos indisolubles de amistad que perduran.

Al pasar los años, uno desea que las personas que creemos conocer, sean de la manera que las imaginamos que realmente son.

Así, estamos convencidos de que nuestros amigos son bondadosos, inteligentes, exitosos o grandiosos.

Lo que realmente sucede, es que proyectamos nuestras necesidades afectivas en la persona que queremos y deseamos que sean de esa manera, cuando muchas veces estas personas son realmente de otras maneras y menos de la manera que deseábamos que fueran.

Sin embargo, las circunstancias de la vida y especialmente las malas, son las que nos hacen saber cuáles son nuestros verdaderos amigos.

En la cárcel y en el hospital se conocen a tus amigos.

Yo tengo uno que gracias a dios es muy especial.

En un momento fue compañero mío de colegio.

Parecía un ser superdotado de múltiples cualidades.

Siendo yo una persona inteligente ( Si no lo fuera diría que no lo soy ) pensaba que este amigo era mucho más inteligente que yo.

Tenía una facilidad asombrosa para las matemáticas y era un espectáculo cuando el Sr. Escandón que era nuestro profesor cuco de esa materia, lo sacaba a la pizarra para que resolviera los problemas del álgebra de Baldor, que para mí estaban escritos en un idioma chino indescifrable.

Era también un gran deportista y podía jugar al básquet o al fútbol con la misma prodigiosa facilidad que solo la tienen los deportistas que son super dotados.

Estudiaba en el tenis club donde parecía que tenía una oficina.

Cuando nos hicimos más grandes, yo estaba convencido que este hombre iba a ser un éxito en la vida.

Lector empedernido, es dueño de una gran cultura y a fuerza de este entrenamiento permanente con los libros, su inteligencia se ha desarrollado en proporciones incalculables.

Siendo yo un buen luchador y nacido invencible para el fragor de la lucha, estaba sin embargo pasando por muy malos momentos.

Recurrí a mi amigo para obtener respuestas de su sabiduría.

Sabía de antemano que lo que me dijera estaba cargado de buenas intenciones y sobre todo de los conocimientos que yo necesitaba saber.

Le pedí ayuda.

No solo hiso lo que le pedí, sino que su amistad sobrepasó en acciones todo lo que le había pedido que hiciera.

Hoy es el momento de los momentos para saber quiénes son mis verdaderos amigos.

El Dr. Raúl Gómez Ordeñana es uno de los más dilectos.

Cuando era chico en un momento lo conocí, en otro lo imaginé y hoy sé que su amistad es un invalorable regalo del creador.

Me ha dado una muestra de amistad que me obligará por siempre a una reciprocidad.

Ha sido conmigo mí amigo; especialmente ahora que estoy pasando por malos momentos.

Un gracias Raúl, es insuficiente para todo lo que has hecho por mí.

Con tu solidaridad y amistad manifestada en las acciones que me has demostrado, me has hecho saber que hay momentos de esos momentos donde los verdaderos amigos tienen que ser lo que se espera que deban ser… y tú querido amigo, has sido mucho más que un amigo en los momentos en que te he necesitado.

Por eso querido Raúl, Con el agradecimiento propio de quién no tiene suficientes palabras para agradecerte, gracias.

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3 comentarios

  1. Esto está mejor, es a lo que se debe dedicar, a su profesión, no a la política, a hacerle el juego a los socialcretinos, ya la ciudadania está harta y cabreada de los bravucones, malos, insultadores y showman como abdalá. León Febres Cordero es uno solo y no habrá otro. Ojalá haya justicia y todos los actos descorteses, malcriados y ofensas injuriosas y calumniosas sean castigadas con prisión y reparación económica. Por el Bien del País y de las nuevas generaciones así debe ser, para que entiendan la nueva forma y correcta de hacer política. Ya es hora que en el País se piense primero en el Pais, y no en beneficios de sus grupos o beneficios personales, perjudicando, robando, asaltando al País.

  2. Sr. Quintana leí su comentario respecto al articulo del Dr. Miguel Palacios F. y lo primero que vino a mi mente fue ese extraordinario hombre del periodismo, Sr. Manuel Palacios O.quien en sus labores deportivos dio cátedra del buen vivir y razonamiento fiel a lo que veía sin poses de ser el mejor o cosa parecida, y fue un icono en esta materia en el Guayaquil romántico y libertario Pienso que su distinguido hijo debe seguir esos pasos que si tiene madera para actuar en política.
    Lo felicito amigo Quintana porque veo en su comentario una luz que alumbra en este oscuro paraje de la política de agresiones e insultos que nos tienen a la mayoría del pueblo al margen para no ser escarnio de sus lujurias y procaces observaciones si no están a lado de sus visiones que solo reflejan esta década perdida en materia de esta índole.

  3. Que gratificante leer este comentario. Sólo la nobleza de un corazón puede generar esas palabras. Gracias a Dios, todavía hay seres humanos de esa estirpe moral. No tengo el gusto de conocerlos pero que hermosos que esas amistades persistan en el tiempo.

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