6 octubre, 2024

El fenómeno de El Niño, su demagogia y estragos mentales

El fenómeno de El Niño es un fenómeno climático cíclico que provoca estragos a nivel mundial, siendo las más afectadas América del Sur y las zonas entre Indonesia y Australia, provocando con ello el calentamiento de las aguas de sud americana lo que causa extremas precipitaciones pluviales.

Su nombre se refiere al niño Jesús, porque el fenómeno ocurre aproximadamente en el tiempo de Navidad en el Océano Pacífico, por la costa oeste del Sur de América. Es un síndrome con más de 7 milenios de ocurrencia.

En Ancón, Santa Elena, los pescadores ya por noviembre predicen cómo será el año siguiente para a pesca. El método ancestral, pero preciso, es mirar un conjunto de rocas en el mar: según el punto máximo que llega el agua conocen lo que viene; en el año 1982 fueron cubiertas y tuvimos la peor época de inundaciones.

Es a partir de ese año que se dedica más estudios a dicha ocurrencia y emerge la información y red de pronóstico con la que hoy se cuenta.

Mucha gente piensa que el agua es inofensiva y que cuando llueve lo peor que sucede es mojarse y se forman charcos más o menos grandes que acaban evaporándose cuando sale el sol.

La realidad es que el agua en grandes cantidades y desplazándose en busca de los puntos más bajos del terreno tiene una fuerza devastadora que acaba llevándose por delante todo lo que represente un obstáculo para ella.

Un ejemplo muy triste es lo que aconteció en la ciudad de New Orleans, Louisiana, que edificada en una zona baja había sido resguardada por colosales diques edificados con gran técnica y por mucho tiempo, sufrió el embate del fatídico huracán Katrina que la desapareció; pese a esfuerzos de fortalecerlos hasta el último instante.

Leyendo noticias de la muerte de personas atrapadas se entiende que mucha gente piensa que el agua es inofensiva y que cuando llueve todo lo más que sucede es que se mojan el calzado y quedan charcos más o menos grandes que acaban evaporándose cuando sale el sol.

La realidad es que en hidráulica es la fuerza que produce un flujo de agua en un canal. Esta fuerza arrastrará lo que encuentre en su camino en busca de los puntos más bajos del terreno con una fuerza devastadora que acaba llevándose por delante todo lo que represente un obstáculo para ella.

Un metro cúbico son mil litros de agua y pesa una tonelada y les certifico que el cauce de un río con el agua bajando puede llevar cientos de metros cúbicos por segundo, por lo que su fuerza es enorme.

Por eso me da risa la “declaratoria de emergencia” (saltarse todas las medidas de contratación) que permiten que un Prefecto dé su “palabra de gallero” que los tres puentes que se habían caído hace una año, serían construidos en “un mes”, etc…

A pesar de que hubiese buenos estudios e ingenieros, el concreto tarda un largo tiempo en fraguar. Sólo quedarán las coimas y el dolor de los habitantes.

Por sobrepoblación y tácticas de políticos inescrupulosos los pobladores se asientan en zonas que son cauces de ríos o esteros que están secos en verano, puede ser que hasta por más de dos años, y cuando se concentra el agua y se acumula buscando su vertiente natural… ¡Adiós!

Es una fuerza de la naturaleza, agravada por el mal uso del hombre, que nos cubrirá de tristeza y sufrimiento.

Más lógico es: Tener equipos potabilizadores de agua; carpas; medios de rescate ya sean helicópteros o lanchas motorizadas; comida preservada; médicos y enfermeras ECUATORIANOS; inyecciones antiofídicas; instruir a que los habitantes sepan las partes altas que les ayudarán a sobrevivir.

Finalmente en forma similar al pronóstico de un terremoto o de que estos locos incompetentes borregos cabríos caerán… De que va a pasar, va a realizarse: ¿Cuándo? ¿De qué magnitud?

Sólo Dios sabe.

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