27 abril, 2024

Lo que ves es lo que obtienes

“Nadie enciende una lámpara y la pone en un lugar escondido ni la oculta en una vasija, sino que la pone en un candelero para que alumbre a los que entren. La lámpara de tu cuerpo son tus ojos, si tus ojos están sanos todo tu cuerpo estará iluminado; pero si está enfermo, todo tu cuerpo estará oscuro. Cuida, por tanto, de que la luz que hay en ti no esté apagada”. (Lc 11: 33-36).

Si un labrador intenta buscar la belleza en una puesta del sol, lo único que descubrirá será el sol, las nubes, el cielo y el horizonte de la tierra… mientras no comprenda que la belleza no es una cosa, sino una forma especial de mirar. Buscarás a Dios en vano, mientras no comprendas que a Dios no se le puede ver como una “cosa”, sino que requiere de una forma especial de mirar…semejante a la del niño, cuya visión no está deformada por doctrinas y creencias prefabricadas.

¿Cómo podré entender lo que me pasa? ¿lo que pasa en el mundo? ¿lo que le pasa a los demás? Aprendiendo a mirar y comprendiendo que toda acción y reacción nuestra, ligada a emociones y actitudes, deriva de nuestras percepciones.

Tenemos una visión física de la realidad, vemos con los ojos, el sol. Pero también tenemos una visión interior de la realidad, de un modo personal e íntimo en el que cada uno de nosotros percibe una visión con ojos de la mente, la grandeza del sol, su importancia en nuestra vida, el horizonte, pero no existen dos personas que perciben la misma realidad exactamente de la misma manera: tú tienes tu visión y yo tengo la mía. Obramos y reaccionamos según lo que vemos. Si veo una serpiente de diez metros aunque en realidad sea una manguera para regar el jardín, mis glándulas y mis emociones, mis manos, mis pies y mi corazón palpitante reaccionan todos ante la “serpiente” que veo. Por lo tanto, el modo de ver las cosas inventa el tipo de experiencias que hacemos.

Ya lo decía el filósofo Epicteto, hace muchos años, quien vivió poco después del tiempo de Jesús: “No son sus problemas lo que los obstaculizan: es su modo de verlos. Todo depende de cómo se miren las cosas”. Si yo veo mal que ser gordo o flaco, rico o pobre es una desgracia, lo será. Una persona sedienta puede mirar un vaso lleno de agua hasta la mitad y dice con alegría: ¡Qué bueno! ¡Está medio lleno!; otra persona sedienta puede mirar el mismo vaso y comentar con desesperación ¡Oh qué lástima! ¡Está medio vacío!. Es como la historia de los dos hombres que miraban desde los barrotes de una prisión: uno veía los establos, el otro las estrellas. En fin, todo depende de nuestro modo de ver, en último análisis, la vida de todos nosotros se forja según nuestras percepciones, según como veamos las cosas.

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