28 abril, 2024

A la orilla del mar

Uno de los más bellos sonetos de Federico Barreto es este, en el que describe una de las realidades maravillosas del amor en sus últimos versos:

A LA ORILLA DEL MAR
Federico Barreto

Sentados en la playa, en aquel día,
a media voz, hablábamos de amores;
tú demostrabas dudas y temores,
yo te juraba eterna idolatría.

Abajo, a nuestros pies, el mar gemía
cual si llorara incógnitos dolores;
arriba, sobre el Cielo entre fulgores,
el sol, una hostia de oro parecía…

Contemplé el panorama prodigioso;
te vi a mi lado bella y conmovida,
¡y, más que nunca, me juzgué dichoso!

Y bendije, mujer, mi buena estrella,
y amé la vida – no porque es la vida –
amé la vida ¡porque estás en ella!

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Los consejos de Olmedo

Entre mis joyas más preciadas, que quiero dejar en herencia a mis nietos, están estos dos poemas de Consejos de nuestro más grande Prócer, el más grande Prócer latino-americano, no por gestas bélicas gloriosas, sino por su hombría de bien, por su integridad, por la rectitud de su vida, por sus procedimientos, por su preclara visión, y por su humildad de hombre grande de alma y de espíritu.

Para orgullo de todos los ecuatorianos, podemos asegurar con seguridad que Olmedo fue el primer visionario de nuestro país, pues desde que asumió el cargo de Presidente de la Junta de Guayaquil, creó la división defensora de Quito. Para él, la Real Audiencia de Quito, debía convertirse en la República de Quito, nombre mucho más lógico para nuestro País que el de una línea imaginaria.

Luís Fernando Gómez Ycaza

Pido perdón por publicar esta poesía que no se encuentra en ningún libro, pero que considero que, dadas las circunstancias, es necesario que sea conocida.

Es una poesía familiar, fue escrita por mi abuelo, Don Luis Fernando Gómez Ycaza, a sus hijos cuando ellos comenzaban sus hogares, en 1943, y contiene una gran verdad que debe ser respetada, sobre todo, ahora que el mundo ha cambiado y que los valores han comenzado a ser vistos como defectos y no como virtudes, como algo sin valor en un mundo en el que justamente lo que falta es la integridad, la verdadera amistad, los principios que nos enseñaron nuestros abuelos y que las malas costumbres, los falsos valores han ido hundiendo cada vez más en lo recóndito del alma y que están allí, esperando poder aflorar cuando el mundo cambie nuevamente. Esta poesía se titula: “La V de la Victoria que quiero para mis hijos”.

Mi abuelo, Don Luis Fernando Gómez Ycaza fue un hombre muy especial. Columnista de Diario El Universo principalmente, escribió muchísimos artículos de muy variados temas, tanto políticos como de formación.

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