El Supremo Tribunal Federal (STF), tiene su sede en Brasilia, en la Plaza
de Los Tres Poderes. Es un edificio de gran belleza, proyectado por el
famoso arquitecto brasileño Oscar Niemayer.
Que la Justicia en Brasil es sólo para el de poncho como diríamos en el
Ecuador, era una realidad; pero ésta empezó a cambiar en el mes de julio,
cuando se inició el juicio del mensalao. La ciudadanía pudo observar el
proceso del juicio, en vivo y en directo, a través de “TV Justicia”, canal
del TSF, con el interés de quien ve una tele novela.
Los atónitos brasileños presenciaron como la espada de la justicia fue
cortando cabezas de poderosos exministros, parlamentarios, banqueros y
de empresarios, todos involucrados en el mayor escándalo de corrupción
en la historia de Brasil. Resultó insólito que a la cabeza de los procesados
estuviese el fundador del PT, José Dirceu y que haya sido sentenciado a 10
años y 10 meses de cárcel y a pagar una multa de 350 mil dólares.
El STF está integrado por 11 Ministros-Jueces que son designados por el
Presidente de la República, escogidos entre profesionales del Derecho más
destacados del país y de amplia trayectoria ética y moral. La designación
del Presidente tiene que ser avalada por el Senado Federal que analiza
el curriculum y somete a los candidatos a una evaluación rigurosa, una
vez aprobados, los candidatos son nombrados por decreto federal y toman
posesión de su cargo hasta cumplir 70 años de edad.
Toda la población siguió el juicio paso a paso, conocieron a los jueces y
pudieron ver cómo votaban; además, pudieron evaluar la intervención de
cada uno de ellos.
El héroe de este hecho inédito en la justicia brasileña es Joaquim Barbosa,
este magistrado se inició como Ministro Relator del Tribunal; en días
anteriores asumió la presidencia del STF, en ceremonia especial con la
asistencia de la presidente Dilma Roussef. Barbosa ha sido la figura central
de este juicio histórico porque actuó con determinación y firmeza he hizo
prevalecer la ley por encima de cualquier injerencia política. Negro, de
origen humilde, hijo un albañil, trabajó en la limpieza del Tribunal que un
día llegaría a presidir. Con gran esfuerzo y tenacidad se graduó en Derecho
e inició una carrera brillante; luego hizo una Maestría y un Doctorado
en la universidad más prestigiosa del mundo, la Sorbona de París. Ha
participado en innumerables eventos académicos en varios países del
mundo, habla inglés, alemán, francés y español.
Lo más importante de este juicio histórico es que los brasileños pasaran
a confiar en la justicia. En el Ecuador, no hay confianza en los jueces y
creemos que la justicia está secuestrada por un poder que pretende ser
totalitario.
