27 abril, 2024

El cuento del loro belicoso que llego a mi correo y anda circulando por ahí

Había una vez un loro muy vistoso que vivía en el reino de bananolandia.

Era alto y de plumaje verde, así como verde también lo eran sus ojos. Joven, sonriente y carismático, destronó al rey de la selva, al que le decían el dueño de la jungla y era un león que fumaba mucho y tenía huevos bien puestos. Los animales se impactaron con el pajarraco, quizás cansados de lo que ofrecían los mismos de siempre o porque era un plumífero desconocido.

Incansablemente cantaba, bailaba, era pico de oro y ofrecía el animalismo del siglo XXl como la solución a todos los males de la selva. Por eso los faunos creyeron en el cambio que la cotorra ofrecía. El loro hablaba sin parar y siempre decía sin pensar lo primero que salía por su lengua. Era conflictivo y como tenía profundos resentimientos por lo que había vivido cuando era un lorito pequeñito, no sabía ni podía callar y comenzó a dar rienda suelta a sus complejos y resentimientos, con el propósito de pelearse contra los animales que anteriormente habían gobernado la jungla.

Para ese entonces hubo elecciones en la selva.

Siendo candidato disputó el reinado con un pingüino que exportaba lo que explotaba. Como el pingüino era lento, nada carismático, no sabía bailar ni hablaba bien, el loro ganó.

Con su triunfo en la selva nació la esperanza y una gran multitud de especies, creían que se iban a transformar las cosas por medio de una asamblea de borregos alza patas, que permitiría por primera vez la participación de toda la fauna en las decisiones de la selva. Con lo prometido por el loro, mediante un decreto ejecutivo iban a tener sin trabajar, dos millones de bonos solidarios para animales siempre mantenidos.

Para llegar al poder creó un movimiento al que llamó alianza jungla. Este grupo contenía cuadrúpedos reencauchados de todos los partidos de saprófitos y eran los mismos de siempre, que se habían arrejuntado en un movimiento financiado con dinero proveniente de los alacranes terroristas que utilizaban el dinero del narcotráfico y el secuestro de vertebrados e invertebrados, efectuados en el reino de las marmotas del café con coca, se hacían llamar los subversivos de la Fauna Asesina Ratera Criminal, para ocultarse entre la maleza de la montaña de los cafetales.

En este nuevo movimiento conformado por los viejos de siempre, se aglutinaron las víboras más venenosas, junto a reconocidos reptiles de la partido gracia que decía odiar, así como también se le adosaron los suricatos revoltosos del Movimiento Popular de alimañas Democráticas, a los que usó como su fuerza de choque para que den bala, palo y piedra a todo aquel que se opusiera a su tiránica voluntad. Cuando ya no le sirvieron, los traicionó. En su corte real de bufones sangradores del palacio de Cabrondelet donde vivía, se rodeó de las más grandes bestias conocidas por su gran bestialidad. Semovientes, escorpiones, zorros vestidos de zorras, sanguijuelas, avispas, sapos y mariposas color rosa, pululaban a su alrededor. Una vez que tuvo el poder, enfrentó a los carroñeros que habían depredado la troncha en el pasado. Así, se peleó con una hiena mentirosa que le crecía la nariz cuando mentía, pero que ahora la tenía reencauchada y había gobernado también el reino de los animales. Era dueña de la Sociedad Patriótica depredadora y engañaba cada vez que abría sus fauces. La hiena estaba siempre dispuesta a complacer a cualquier animal, si con ello regresaba y le decía vota treshhh para robarte otra vez.

También destituyó a los representantes del congreso de las urracas carroñeras y lo hiso utilizando al tribunal electoral de los sapos serviles. Este era capitaneado por un pomposo gallinazo de la sierra que hablaba con acento a lo pachuco. Este era gran cara de tuco y había sido propiedad de la hiena.

Entonces con las artimañas propias de los batracios que decía combatir, expulsó a las urracas del lugar donde se hacían las leyes y los substituyó por el grupo de los dignos buitres, que engullían todo tipo de desperdicios sobre los manteles, pero que realmente se comportaban como perros falderos del nuevo monarca, por haber sido entrenados para agachar la cabeza y mover su rabo.

También utilizaba para sus trabajos sucios, a un ratón pendenciero del Movimiento de Pulgas y alimañas Democráticas al que se le sobresalían los dientes y tenía su cabello como puerco espín. Con este roedor tumbó a la corte suprema de animales y dejó a la selva sin administración de justicia. Lo peor de este inescrupuloso ratoncillo que ahora solo anda de terno y corbata, es que había sido filmado rompiendo vidrios dentro de un tribunal y tenía diez y nueve juicios por tráfico de tierras, por ser acusado de estafar a otros ratones. Sin embargo ahora por ser lacayo del rey, se convertía en el ratón de más autoridad moral entre los roedores y se auto permitía hablar mal de todo habitante de la jungla, porque ahora decía que su vida era un ejemplo de honorabilidad. Por eso juraba con la mano derecha sobre la biblia, pero levantando la izquierda para no pecar y decir que solamente el rey sabía lo que se necesitaba para transformar la jungla.

Así las cosas, el loro belicoso comenzó a insultar y pelear contra todos los osos dormidos de su reino. Cada vez que hablaba blasfemaba y en lugar de tranquilizar a la selva dándole paz y poniéndose a trabajar, se dedicó a concurrir a todo lugar que lo invitaran y como nunca trabajaba porque jamás lo había hecho, destruía a la jungla día a día. Comenzó a presentar un show semanal que era escuchado obligatoriamente por las amebas que alimentaba. Cada sábado por la mañana durante todo el año cotorreaba sin poder parar. Estas cadenas imperiales le permitían insultar, insultar y recontra insultar. Los parásitos que iban a las mismas tenían la obligación de asistir, porque de no hacerlo les quitaban su bono solidario para animales mantenidos. Eso sí, solamente lo podían aplaudir, pero no le podían preguntar porque si lo hacían los metía preso. Todos aquellos que lo vitoreaban eran un atado de cangrejos de dos días sin agua, que seleccionaba cuidadosamente para que fueran y lo vitorearan pero sin mover las manos.

Una práctica dudosa que tenía, era la manía de rodearse de un círculo rosa de mariposas bien hermosas, pomposas y bastante amaneradas. Dicen por ahí las serpientes de lengua bífida y venenosa, que lo hacía para sacar de su armario una debilidad bien escondida, ya que constantemente agredía a cuanta animalita del sexo opuesto podía. Así, a una gallareta la mandó a golpear en una ciudad llamada Piedra Fuerte. A una panda tuqueadita le dijo gorda horrorosa. A una pantera que vivía en el oriente y era la perfecta, la metió a la cárcel. A una ternera de pedigrí muy aristocrático y seleccionada sub setenta, le dijo vieja pelucona. A una Chinchilla que vivía de las minas y andaba con una tigresa hermosa y exótica, las llamó viudas de la partidocracia animal. A una manta raya en una región cercana a la ciudad de su nombre, que vivía dentro de una red y antes lo adulaba, le dijo majadera. Lo hizo porque ella le protestó cuando estaba al lado de un gorila anchetoso que era el rey del oro negro. A la sobrina de un búho inteligente que fue presidente de la asamblea y Acosta de él dominaba a los borregos alza patas; la llamó loca pelucona. A una avispa de Rio Bamba la metió presa porque según él cuando pasaba frente a ella, esta le había hecho una mala seña que solamente había sido vista por él. Dicen por ahí los cuadrúpedos entendidos en el estudio de la conducta, que estas agresiones al sexo opuesto, se debían a que al loro le gustaban los loros color rosa. Incluso se decía que había hecho aprobar una ley para que puedan contraer matrimonio entre pajarracos del mismo sexo.

En cualquier lado agredía al que podía.

Insultó a las bestias salvajes que comunicaban las noticias.

Los denigraba diciéndoles que eran parte de un complot contra su reinado y la causa del aumento de la delincuencia que el mismo no controlaba e incluso fomentaba. Así por ejemplo, a un guacamayo que se había hecho cirugía plástica para parecer más joven y llevaba cincuenta años leyendo noticias, le dijo que escribía pornografía periodística. A un chalaco que al parecer tenía algún relativo éxito con las chalacas y del que decía en forma sospechosa, que se pintaba la barba y los bigotes, le hiso tanta presión a donde trabajaba, que después de presionar y presionar, logró que le quitaran el espacio que tenía y desde donde el irreverente chalaco lo atacaba. A un poni pequeño que cuando relinchaba ortizmente lo escuchaban y también gagagagueaba, le cerró el establo donde trabajaba, para luego dejarlo sin ninguna cuadra donde pudiera laborar. A un canario pitufo que usaba lentes y escribía desde lo alto del universo, lo votó de una verborragia sabatina, le puso un juicio y lo obligó a renunciar de donde escribía. A un renacuajo margarito lo metió preso por arrojarle un papelito.

Así pasó el tiempo y mientras destrozaba a la jungla, actuaba de la misma forma que todos los reptiles que decía odiar. Ofendía a quien podía y metía preso a cada burro que a su paso no le gustara, ya sea por rebuznar, mover una oreja o por cualquier levantamiento duro de la más colgante de sus cinco patas, ya que él pensaba que los semovientes que no le cantaban: ¡jungla… tierra sagrada… de honor y de hidalguía!… estaban en su contra y querían que él se vuelva más burro que los propios burros.

En menos de cuatro años la jungla se fue al demonio como consecuencia de su prepotencia, los abusos de poder, la subida del costo de los alimentos, el alza del precio de la luz, la subida de los impuestos y la falta de trabajo.

La criminalidad se tornó tan incontrolable, que una vez asaltaron a un loro mayor que era su hermano y que construía aunque no debía, carreteras para el reino. La pillería era imparable porque él mismo desarmó a los animales honestos y permitió que todos los reptiles, depredadores, víboras y los asesinos carroñeros criminales más peligrosos de otras junglas, pudieran hacer sus madrigueras libremente en la selva, ya que no necesitaban permiso para entrar y salir cuando les daba la regaladagana de su reino.

Todas las fieras vivían temerosas y en zozobra. Al resto de la animalada les metió miedo cogiéndolos presos, haciéndoles daño personal o a su familia. Con estos métodos aprendidos a un escorpión psicópata nazi de un reino alemán, había logrado el silencio de los cuadrúpedos más cobardes y conformistas. Con la persecución despiadada que hacía en toda forma que podía a los tarugos temerosos, los había sometido a su antojo hasta que un día ninguno protestó porque los tenía de rodillas y con la cabeza agachada. Muchas ratas que también habían hecho cosas chuecas, callaron y dejaron de chillar porque tenían rabo de paja y se podían quemar.

No se sabía a dónde iba a parar el reino con el loco desmadre provocado por el loro. Todos reclamaban para que retorne la paz y se permitiera expresar el libre pensamiento de cada alimaña. Todos exigían que cesaran los enfrentamientos entre los propios cuadrúpedos que anteriormente vivían juntos.

Todo empeoró cuando el loro belicoso se metió a pelear contra los monos. Primero dividió a su territorio entregándole las playas de su comarca a tres buitres que carroñaban la península. Luego les quitó cosas que con su propio esfuerzo habían conseguido los macacos. Esto produjo la reacción de los monos, que no querían que sea tocada la región donde vivían. Por eso marcharon para apoyar al primer mono de la zona que era un mono burgomaestre con bigotes, que junto con otro mono antecesor que parecía un León, fumaba mucho y tenía huevos, habían transformado el muladar donde vivían los macacos por la mala administración de la macaca hermana de un macaco loco.

Entonces ya desesperado; el loro belicoso metió preso al que pudo, mientras insultaba y amenazaba con cerrar los periódicos de las bestias salvajes y apoderarse de los canales de televisión de toda la selva.

Así, enjuició a un mono cura locos y le puso veinte juicios para que le pague 400 millones de mangos. También hiso lo mismo con dos becerros de la sierra traídos en Expreso de la jungla, por haber escrito un libro en contra suya, donde se decía que siendo rey había dado contratos indebidos por 800 millones de mangos a un hermano mayor que era un loro constructor que por ser mono ñaño no podía construir. También enjuició a un canario de lentes que tenía un nombre de Palacio y escribía en la parte central del Universo. También enjuició al universo y a sus tres estrellas por ochenta millones de mangos, por haber permitido publicar lo que el canario pitufo con lentes escribió. Trató también pero sin resultado, de enjuiciar a un pescado boca chico de un río de Baba que tenía un Hoyo donde él boca chico le gritó fascista. Como el loro era dueño de las zarigüeyas que no impartían justicia, pero si eran juezas suyas, hacía que la injusticia pareciera justicia y siempre lo favorecieran.

Una vez en un 30; dos meses y medio antes de la navidad, dijo que los burros (Porque los trataba como a burro) lo quisieron tumbar de su reinado por que se le habían sublevado para pedir un aumento de la cantidad de mangos en sus salarios. Aprovechándose de esto, dijo que habían tratado de matarlo y todos los que rebuznaban eran parte de un golpe planeado junto con la hiena para destituirlo como rey. La verdad es que esta locura fue producto de su propio coco loco y sus sueños de perro. Nunca existió lo que dijo que pasó, por lo que nadie le creyó. Así que para desmentir su mentira, la repitió todos los días hasta hacerla su verdad y muchos zopencos incautos le creyeron. También astutamente buscó un pato para que pague el pato y los platos rotos que según él costaron ochenta millones de mangos y que mejor que con un pato que hace rato era Mayor y Carrión. Al pobre lo metió preso declarándolo culpable de algo que no sucedió, pero que para justificar su paranoia, lo metió en prisión al pato saliéndole barato.

Todo esto lo pudo hacer, porque tenía un pavo real que se creía el más hermoso de los pajarracos del reino y vivía engalanado con los lujos obtenidos de su trabajo como nuevo oligarca. Este hacía todo lo que el rey le pedía, mientras él se pavoneaba con su peinado para atrás y sus finos lentes, ya que se creía bello e inteligente y actuaba como pájaro fiscal. Este matrimonio pegado con saliva duró hasta el día que la esposa del pajarraco, manejando un elefante atropelló a una gacela y le echó la culpa de esa muerte al que iba sentado atrás del paquidermo y ni siquiera había visto por donde andaban ya que estaba dormido. Por esto y después de poco tiempo, el loro belicoso se distanció y luego traicionó al pavo real. Por supuesto que hiso lo mismo con otro mono fiscal de los guaya canes, que tenía un padre mono ministro y un hermano borrego, que de verdad era un mono alza mano, igualito al mono fiscal y también mono de verdad, pero mono mono.

Para legalizar todo lo ilegal, tenía bajo sus órdenes a una asamblea de borregos alza patas. Primero, puso de presidente de ella a uno que no era borrego, pero Acosta de engañarlo y hablar mal de él, lo traicionó porque no hacía lo que él quería. Por eso lo substituyó por un Cordero que resulto más borrego que cualquier borrego y parecía un Corcho que impedía que nadie se le escape y era el que más le obedecía. Posteriormente llegó a tener tal cantidad de borregos, que regaló algunos a los cuyes que vivían con los indios.

En su engreimiento y por ser sumamente vanidoso, menospreciaba a todos los que vivían en su reino y despreciaba al que no estuviera sobándole las plumas y diciéndole que era el loro más bello y sabio que había existido en la historia de la jungla. Así pasaron varios años y después del caos que se vivía en la selva, no había que comer y todos los días se cometían crímenes, secuestros y asaltos. Como consecuencia de ello se generó la reacción de todos los habitantes de la fauna y especialmente de los que antes fueron sus parásitos que ahora se sentían defraudados y traicionados, ya que la asamblea y el emplumado no habían cambiado nada y las cosas estaban peor que cuando gobernaban los mismos semovientes de siempre.

Entonces vinieron los saqueos y las luchas entre los especímenes de las regiones diferentes.

Los muertos, el dolor y la anarquía se hicieron presentes. Para ese entonces todos los cuadrúpedos de la jungla estaban indignados y desplumaron del cargo al loro belicoso.

Era tan grande la rabia contra el plumífero; que aunque este seguía tratando de luchar por mantenerse en el trono, gritaba y amenazaba, pero ya nadie creía sus bravuconerías y por el contrario, todos le habían perdido el miedo.

Por eso, al desplumado no le quedó más alternativa que solicitar refugio en el reino del gorila vestido de rojo que se ponía una boina verde sobre su cabeza y ahora tenía una enfermedad incurable que lo tenía cada día más flaco y con radio terapia.

Así terminó la historia del loro belicoso.

Desplumado, compungido y por primera vez callado, huyó presuroso, mientras se agarraba sus caídos pantalones.
En el momento que huía hacia donde el gorila rey del oro negro; el mono cura locos lo reconoció y gritándole le dijo: ¡no corras pajarraco!… ¡te han quitado a tu correa y se te caen los pantalones!

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Comentarios de la ruta al socialismo

En mi entrega anterior señale que el camino hacia el socialismo nunca fue un hecho oculto por el Presidente Correa, tal es así que en su conferencia en Oxford indico que la revolución ciudadana era calificada únicamente por los favorecidos por el sistema de opresión como populista y comunista. Que ésta es un proceso de cambio necesario, que tiene que ser rápido, ágil y pacifico. Atención, ya anuncia el Presidente que este cambio, que esta revolución tiene que ser rápida.

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Alguna promesas incumplidas

1) Comencemos por el conocido como “Quinto Puente”, al sur de Guayaquil, que conecta Durán y sus sectores aledaños, (algunos cantones, del Guayas, El Oro, Azuay y Cañar), prommesa inccumplida del anterior […]

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  1. Este no es un cuento, este es un trabajo de un historiador aleman, competente, escrupuloso, veraz, y se titula «EL SECRETO DE HITLER», su autor: LOTHAR MACHTAN, existe una version en castellano por Editorial Planeta ISBN 84-08-04482-6, y se caracteriza por ser «terremo’ticamente» revelador el modo en que va presentando la estructura del patron psicologico que describe: incluye ataques de histerias, demandas a la prensa, debilidades enmascaradas por vias vesa’nicament conflictivas, vervorragiasi’sima tremens, y etce’tera. Hago este breve comentario sobre este estudio histo’rico porque este cuento, atropellado y gargantuesco, a pesar de su afiebrada fantasiosidad, me lo ha traido a la memoria, lo cual no deja de sorprenderme, no es para menos.

  2. Linda historia para contar a las nuevas generaciones, pero le faltó el capitulo más reciente en el que, poniendo en verguenza a la junta disciplinaria, estableció el mecanismo para recolectar los chochos para su retiro.

  3. Excelente señor Palacios, me encanto su articulo me hizo reir mucho, el loro ya esta cayendo y pagara por su corrupcion y es tan cobarde el loro que cuando hay una protesta siempre sale corriendo el mari****.

  4. Me pareció excelente el cuento. Usted debe de ser un asiduo lector de Demetrio Aguilera Malta. El realismo mágico que se encuentra en la novela «Don Goyo», lo encuentro casi dibujado en el texto de su cuento.
    ¡Felicitaciones! ¡Siga escribiendo!

  5. Que bueno.
    primero lo reenviare a todos mis contactos,
    segundo lo pondré en el Facebook
    tercero, identificaré todos los animales con sus verdaderos nombres para que cuando recuperemos la libertad este sea el documento bases de la historia ecuatoriana años 2006 hasta quien sabe cuando

  6. Saludos. Considero que sería más saludable identificar los personajes con sus nombres y apellidos, y no adoptar este poco fiable y serie procedimiento, que más parece guiado a evitar una posible confrontación (responsabilidad ulterior?. Me llama la atención el posible plagio que señala el comentarista Esquilo Morán. Poco favor le hace al autor del artículo. Para mí, los animales, sean cual fuera su especie, merecen el respeto de los «inteligentes y doctos» humanos, ya que ellos si tienen la nobleza que no tienen los seres humanos. Por ello siempre recomiendo leer uno de los pasajes inicales de «Asi hablaba Zaratustra», cuando éste hacía alusión sobre el hombre y con el mono y el hombre con el superhombre: ¿irrisión o penosa verguenza?.

    Napoleón Sotomayor

  7. Exelente articulo Sr. Palacios……..me recuerda a algun paisillo gobernado por el mismo pajarraco……Siga escribiendo..Lo felicito

  8. El lector Sr. Napoleon Sotomayor hace una interpretacion de mi comentario en el que menciono el libro «El secreto de Hitler», por el cual se toma este comentario como una sugerencia de un vinculo de plagio entre el cuento en ciernes y el libro mencionado. Reconozco que el modo en que esta escrito mi comentario se presta a esa interpretacion, por ese motivo hago una extension de este.
    1. No cambio lo que escribi.
    2. Subrayo que la sorpresa que expreso haber sentido por la evocacion que el cuento provoco en mi memoria fue eso, una sorpresa en cuanto tal, y no una sugerencia velada de otros contenidos.

    3. Traten de conseguir ese libro.

  9. La publicacion es sumamente elocuente y veraz, hay tantas realidades sumadas que la historia contada deberia tener varios pasajes interesantes a resaltar y algunos de ellos serian que el pajarraco en cuestion habiendo sido oriundo de la region donde habitaban los monos, se habia lanzado a atacar a quien hizo mas habitable su propia tierra demostrando asi que el odio y estupidez habian cegado por completo a dicha ave verde con tendencias rapiñeras.

    Y lo que no se dice es que teniendo a un borrego sumiso y manipulable como burgomaestre de la capital de aquella jungla, dicha capital como nunca ha sufrido embates de inseguridad y de falta de atencion sea esta vial, social o de tolerancia, debido a que el borrego pertenece al color verde de este pajarraco, que si tal borrego hubiera sido de otro color, igual o peor guerra a la que hizo al macaco bigoton hubiera desatado, pero como el borrego es lacayo chupamedias de el ya mencionado pico de oro, entonces no pasa nada y esa capital esta como una «barrera» que da pena por lo desatendida y olvidada.

    Asi es la realidad de las cosas amigo Palacios, su primo lejano en apellido ahora tendra que ver como le hace para pagar carcel y multa solo por decir lo que realmente sucedio en ese fatidico 30-S pero esperemos que mas rapido que nunca se desarrolle el desenlace de este cuento y aquella ave de rapiña color verde con pico de oro tome el vuelo a donde aquel gorila o hacia Europilandia donde en uno de esos reinos ya esta construyendo un arbol para habitarlo lejos y a salvo de nuestra jungla.

    Pero yo digo, luego de este pajaro de cuentas ya se encuentre lejos de nosotros … a merced de que futuro depredador quedara nuestra patria? Se hara justicia a todas las injusticias impartidas por aquella cacatua verde y sus serviles titeres? La politica y el poder corrompen y el protagonista de la historia o cuento aqui referido fue victima fulminante de esta sentencia, poder y politica son ahora su arma de ataque represivo asi que solo la historia podra juzgar sus mal obrares y sus arbitrariedades.

  10. Si todos fueran valientes como usted doctor Palacios, y ahubieramos castigado a ese pajarraco que se cree el dios y amo del pais. Yo creo que muchos ecuatorianos estqmos cansados y dispuestos a asumir nuesto puesto de lucha para acabar con esta fea y larga noche paranoica. Sólo falta un lider que se atreva. Felicitaciones.

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