26 abril, 2024

¿Una nueva tarea de Fidel Castro?

Fidel Castro

“El pueblo se cansa… La Revolución está helada…Estamos en vísperas de lamentar todos los sacrificios que hemos hecho por la Revolución…”. Robespierre (1794).

Todas las revoluciones tienen su punto crítico. El momento de madurez que grita un ¡No va más! Es parte integrante del proceso revolucionario. Es el climax. Que de ninguna manera significa que la oferta ideológico política está cumplida. No! Sólo el plazo de las realizaciones posibles ha concluido. Ahora juega la cosa pública sobre los riesgosos andamios de la burocratización. ¿No es que hay que proteger los “grandes” logros alcanzados, por el aterrador esfuerzo de la lucha entre la destrucción de lo actual y la construcción del mañana? ¿No es que es imprescindible mantener en alto los monumentos de la heroicidad, de personas y sucesos, para el recuerdo eterno de las generaciones? ¿No es que debe quedar bien aclarado que la factura revolucionaria, imbricada en la condición humana, por costosa que sea, es siempre necesaria y que no amerita quejas de las víctimas ni tienen porqué pedir perdones… “los victimarios”?

Para los burócratas son estos cometidos. Son los limpiadores de los sesgos creados por la lucha. La espontaneidad revolucionaria de las masas, sorprendida en la pureza de su libertad, deja paso a los títeres de oficina y corbata…La burocracia es la gendarmería en la práctica de la ideología fallida. La revolución, en sí, muy rápido pierde el poder real, de decisión. Se queda sin voz…A partir de ahora el trámite revolucionario del memorando, el sello y el visto bueno, enmarcado en el oportunismo de la amistad del momento, gestiona la revolución. Pero, revolución exclusivamente de papel.

Todo camina mediante el eslogan, por el eslogan, hacia el eslogan. Las realidades quedan agotadas. Es hora de los símbolos y signos convertidos en fetiches. ¿Qué otra cosa hacer si toda revolución envejece temprano, muy temprano? ¿Cuánto duró la revolución sociopolítica francesa? De julio 14 de 1789 a julio 27 de 1794. El golpe de estado de la Gironda, el 9 Termidor, abría las puertas a la contrarevolución encarnada en Napoleón… ¿Hay alguna revolución que haya seguido un camino diferente?

Aunque Castro, entre ironía y seriedad, aclara que “el modelo cubano ya no funciona, incluso para nosotros” y “peor para exportarlo”, tal cual expresa Jeffrey Goldberg en su reportaje para Atlantic Monthly, indudablemente que es una realidad. Ni siquiera bajo la protección ideológica de Trosky, pudiera alguna revolución mantenerse, mediante la perennidad del cambio, en una aceleración continua, que tarde o temprano termina en autodestrucción…

Tal vez deberíamos leer con mucha calma, y muy lejos de la emotividad del clisé revolucionario, la carta de despedida de Ernesto Ché Guevara a Fidel, en 1965, cuando salió en búsqueda hacia un renacer de nuevas ideas… ¿No es que el “hombre nuevo” que pretendía el líder argentino, que florezca desde la revolución, ya había envejecido en Cuba? Desde la burocracia y en la burocracia Guevara palpó y fue propulsor de la administración del burocratismo revolucionario, que detuvo su romanticismo una y otra vez. ¿Era preferible, entonces, “crear uno, dos, tres…muchos Vietnam”, cual focos de una acción revolucionaria, sin respiro? ¿De qué otra manera justificar los sueños con lo cotidiano que a diario hace abrir los ojos, sino soñando más, y a prisa?

Tres años antes, ciertamente, la embestida ideológica, inútil e infantil, tal cual reconoce el mismo Castro, con la puesta en sitio cubano de los misiles de la URSS, no hacía sino mostrar las grietas de fragilidad en la estructura revolucionaria. Pero “funcione o no funcione” ya es tarde para decirlo. Ni siquiera en broma… De la exportación de la revolución no tiene sentido hablar. Ninguna revolución es exportable! ¿Es que, ahora, la nueva tarea de Fidel Castro, más allá de todo imaginario, es desmitificar su propio Mito?

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  1. Una sabia leccion para aquellos improvisados revolucionarios que no han vivido los procesos historicos de la politica internacional, el comentario de un hombre en el final de su vida, es posible que despierte de esa pesadilla a muchos ingenuos que a lo mejor atribuyen el comentario a un hombre senil pero que pese a ello quiere con la desmitificacion de su revolucion que cumplio un ciclo y sin embargo factores como la terquedad de una politica cruel de una potencia economica encapricho posiciones con el precio que a sido pagado por las nuevas generaciones.

    La conciencia de muchos se abrira a una vista panoramica y sesuda para razonar que la revolucion empieza con la actitud que tomenos cada uno de nosotros para producir los cambios en nuestra conducta de ciudadanos libres pero responsables.

  2. Pena que ya no haya guillotina para que ese dictador termine como Robespierre. Aunque comparar ambos personajes es un soberano sacrilegio. Tomando todas las distancias del caso, a Robespierre se lo acusaba de haberse alejado del petit pueblo, pues Castro y su cúpula es lo mismo. Para ellos los manjares del poder, y las sobras y el calentado para sus supliciados.

    Con Castro las cosas son mas graves, porque ha persistido en su propio engaño por casi cinco décadas, arrastrando en su decadencia a todo un pueblo. Lo que es difícil de creer es que todavía haya gente que sigue sus errados preceptos. Lo único que me viene a la mente es que lo hacen porque es su modus vivendi; porque tener más de 20 años y seguir en lo mismo es rayar en la deficiencia congénita.

    Los que viven de las divagaciones de Fidel Castro nos dirán siempre que ese pobre viejo es senil y no sabe lo que dice. Que sigan tergiversando, y adueñándose de las instancias del Estado, es de la única forma que pueden reinar, porque lo que sí es cierto es que ya a nadie engañan.

  3. Tal pareciera, estimado señor Arteaga, que está haciendo un mea culpa, más que un análisis de Fidel. Y digo esto, porque en otros tiempos usted solía escribir distinto, o por lo menos así lo creía algun amigo en común (hoy ya desaparecido de este mundo, para desgracia de quien escribe). Al respecto, solía decir E. Galeano que a él se le caen los pelos de la cabeza, pero no las ideas como a ciertos arrepentidos. Cabría, al respecto escuchar una hermosa canción de Aute llamada la belleza: «…Y me hablaron de futuros fraternales, solidarios, donde todo lo falsario acabaría en el pilón.
    Y ahora que se cae el muro (de berlin? el de USA-México o el de la Franja de Gaza… no se, hay tantos últimamente. Nota personal) ya no somos tan iguales, tanto vendes, tanto vales,
    ¡viva la revolución!
    Reivindico el espejismo de intentar ser uno mismo, ese viaje hacia la nada que consiste en la certeza de encontrar en tu mirada la belleza?». En fin… el mar, que me uno al comentario del Sr. Ulloa… Antes heroe y ahora villano?. Y disculpe esta descarga, no es nada personal.
    El Necio «…Será que la necedad parió conmigo, la necedad de lo que hoy resulta necio: la necedad de asumir al enemigo, la necedad de vivir sin tener precio.
    Yo no se lo que es el destino, caminando fui lo que fui. Allá dios, que será divino. Yo me muero como viví»

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