28 abril, 2024

Testigos protegidos, funcionarios al descubierto

Con la llegada de Alianza País al poder la precaria institucionalidad del país cayó en manos de un solo individuo y unos cuantos secuaces que justificaron sus nuevos mandos y controles como requisitos esenciales al advenimiento de una república socialista que duraría 300 años. Para entonces, Jorge Glas, con tesis plagiada, era apenas un actor secundario, pero respondía directamente al líder (interprétese como responsabilidad coadyuvante). Ningún funcionario de alto vuelo o rango, sin importar la función del Estado, ni siquiera aquel sin cargo, pero con responsabilidades recaudatorias, podía existir sin el beneplácito de Carondelet.

La nación permanece bajo la cobertura de una aparente democracia, con instituciones, pero sin institucionalidad, pues la abrumadora mayoría de quienes ejercen algún tipo de control estatal llegó a sus funciones gracias a un siniestro complot que evidentemente excluyó al debido proceso. Gracias a la prensa internacional, el Gobierno de las “mentes lúcidas, corazones ardientes y manos limpias”, del Socialismo del Siglo 21 y demás falacias, está más que en evidencia por una generalizada e institucionalizada corrupción maquinada por ellos mismos.

Ahora todos están en la mira y nadie es protegido de nadie. Ante la reinante inconstitucionalidad solo la opinión pública prevalece. El país no dejará de existir porque un maldito vidrio se haya caído de una fachada mal levantada, pero poco cambiará mientras la sociedad no reclame por las atrocidades cometidas. ¡Renuncien todos!

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Las cifras no mienten…

Aquellos que son detractores de la mayoría de ecuatorianos que no votamos por Correa, piensan que pertenecemos a una oposición que se opone solo por oponerse o porque ha perdido prebendas y ahora con este gobierno se nos acabó la fiesta.

Nada más alejado de la verdad y la realidad. El punto de vista ideológico siempre es individual y está sujeto a los apasionamientos que tengamos a favor o en contra de determinada tendencia o candidato.

Es por esa razón que una forma desapasionada de medir la realidad, se hace a través de los números. Y para medir la acción de este gobierno y su reelección, que mejor que hacerlo con los números proporcionados por el mismo gobierno.

Se nos acosa constantemente por los medios incautados de que antes de la revolución ciudadana, no había nada bueno. Se nos atosiga de todas las maneras habidas, de que el bienestar de la patria recién comienza ahora y también se nos refriega que nunca antes nuestro buen vivir a estado mejor que en el buen vivir de hoy. Se nos hace creer también que los manejos de los recursos del estado jamás se los ha efectuado de manera tan eficiente, pulcra y transparente como ahora lo hacen quienes tienen las manos limpias y los corazones ardientes.

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