28 abril, 2024

Los antivirus cognitivos

En varios de los últimos cursos que me ha tocado ofrecer como capacitador ha
preocupado enormemente a los participantes el tema de los “filtros mentales”.
Sean oficiales de la Armada del Ecuador, Gerentes Sociales de importantes
Fundaciones o bien Rectores y Directores de instituciones educativas privadas, el
manifiesto interés por este tema me motiva a escribir el presente ensayo en el cual
intentaré abordar las diferentes formas como pueden aplicarse estos “antivirus”
a los aprendizajes que llamamos “filtros mentales o cognitivo-afectivos”, habida
cuenta de que estos últimos al ser producidos por los condicionamientos culturales
en los seres humanos, resultan muy difíciles aunque no imposibles de manejar
efectivamente. Nótese que en artículo anterior reflexionábamos sobre algo
que denominamos “antídotos”, para expresar el cómo evitar la implantación de
determinados filtros mentales en el pensamiento de los nóveles aprendices. Ahora
hablaremos de las posibilidades de contrarrestarlos una vez implantados los filtros.

Imaginemos que usted ha caído en cuenta de su “rigidez mental” producto de sus
aprendizajes vivenciales –primer paso para el manejo adecuado de un filtro, el
reconocerlo-. A través de la observación y sensibilización moral logra “captarse”
o mejor dicho “pillarse” en el momento en que se niega a aceptar un punto de
vista diferente al suyo o en el preciso instante en que está por descartar un buen
negocio en función de que los procedimientos que allí se aplican no son los
mismos que está usted acostumbrado a utilizar. Lo que denominamos “rigidez
mental” se manifiesta de manera visible y más fácilmente para otros, en especial
cuando son buenos observadores… ¡es más difícil que sea visible para uno
mismo!, de allí que entendamos que es recomendable darse el tiempo para
autoevaluarse y/o preguntarle a otros u otras… en especial a quienes lo aprecian
a uno con sinceridad…

Los antivirus –si hablamos desde la cibernética- son verdaderos “curadores”
contra la presencia de “gusanos informáticos”, si el enfoque es desde la medicina
el concepto tiene otra connotación, pues actúan como verdaderos “simuladores”
con su presencia, esperando que el sistema inmunológico del ser humano forme
anticuerpos para enfrentar el problema, es decir funcionan como “engaños”
biológicos corporales que buscan enfrentar de mejor manera al invasor. En el
caso de los sistemas de aprendizaje, los antivirus vendrían a ser aprendizajes
que deben ser introducidos por usted, ojo, por usted, de manera deliberada,
planificada, programada, repetitiva y voluntaria para que literalmente “compitan”
con los filtros mentales establecidos, en el momento en el cual el sistema nervioso
descargue, ante cualquier situación necesaria. Allí radica la extraordinaria
capacidad de nuestro cerebro para generar respuestas productivas que pueden
hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso, entre una respuesta acertada y
otra desacertada… ¡en fin!. Demás está decir que los pilares fundamentales de
la Ética, la libertad, la consciencia y la voluntad resultan de capital interés para
enfrentar un cambio cognitivo de esta magnitud y por tanto la relación que guarda
el “pensamiento crítico” con la Ética es de insoslayable importancia.

La “rigidez mental”, si ese es el filtro detectado, pondrá de manifiesto palabras,
actitudes y hasta movimientos musculares que la representen en la interacción
humana. El permanente uso de esos “efectos”, para llamarlos de alguna forma,
es lo que reforzará el filtro cognitivo-afectivo hasta el punto de generar toda una
conducta previsible para quienes nos rodean. De acuerdo a las Neurociencias
modernas, estas repeticiones de aprendizaje determinarán las uniones entre las
células nerviosas a las cuales usualmente lo llaman “cableado neuronal”, por tanto
los antivirus corresponden a algo así como a un proceso para crear un cableado
alterno. El “cableado” anterior quedó registrado y hasta se refuerza con la práctica
sino hay decisión personal para contrarrestarlo, repito… ¡cuestión de actitud!

¿Sucede el proceso anterior con todos los filtros mentales?. Aparentemente sí.
De allí lo importante de los aprendizajes mediados, de el constructivismo cognitivo
cuyo objetivo tiene como finalidad volver al ser humano protagonista de sus
propios procesos de aprendizaje, es decir su propio mediador, “en el espacio entre
estímulo y respuesta… ¡tú decides!”, diría Stephen R. Covey…

Como vemos, resulta harto complicado llevar a cabo un proceso de cambio
cognitivo que se manifieste en un nuevo modelo vivencial que sirva para
una existencia productiva. Todo debe partir de la decisión personal ética de
reconocer la presencia de los aprendizajes obnubilantes que de hecho han
ocurrido durante el transcurso de nuestra vida para luego aplicar los antivirus
cognitivos precisos. Concluyo en la necesidad urgente y apremiante de formar
seres humanos pensantes con altos grados de criticidad, capaces de reconocer
sus errores con valentía y dispuestos a luchar palmo a palmo por ser mejores,
para todo esto vuelvo a recordar con alegría a la famosa educadora venezolana
Margarita Amestoy de Sánchez cuando decía… “pensar es una habilidad y puede
desarrollarse”.

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