2 mayo, 2024

Luis Napoléon Dillon: ¿Patriota o Vengador? – Quinta parte

Otro prestigioso experto en economía, en este caso guayaquileño, también rechazó los argumentos de que la carestía de la vida y el alza cambiaria, eran culpa de los banqueros y exportadores, y que el retiro del país del patrón oro, a través de la ley moratoria, causaba la emisión desenfrenada de billetes. En su sólida explicación, Víctor Emilio Estrada comentó:

“En el Ecuador no existió inflación, …ANTES de la inconvertibilidad de 1914…desde que se fundó el Banco Comercial y Agrícola hasta agosto de 1914, es decir durante 16 años el país vivió bajo el talón de oro y bajo circulación legal y franca de oro amonedado… Durante esos 16 años la moneda se mantuvo estable… el Ecuador no sufrió ni siquiera un remedo de inflación…Antes de la guerra, antes de la apertura del canal de Panamá, antes de sanearse y abrirse francamente al mercado internacional el puerto de Guayaquil, antes de elevarse los precios, antes de desarrollarse la economía del interior, antes de que el ferrocarril a Quito valorizara por su espléndida producción nueva y de intercambio a la región interandina, antes de verificarse esos verdaderos acontecimientos en la historia económica del Ecuador, éste usaba para sus cambios interiores una masa de monedas de 17.700,000 sucres y ahora que las causales arriba expresadas han hecho necesarios dos o tres sucres para adquirir o negociar lo mismo para lo que antes bastaba uno, ¿será posible que el circulante sea menor que antes? Evidentemente que no es forzoso concluir por lo tanto que falta motivo en la acerba campaña que tiene por blanco al sistema bancario del país, que precisamente es el único elemento que puede suplir la comprobada deficiencia del circulante”.

En ”…la década anterior a la guerra la circulación se elevó de 9 1/2 millones a 16 1/2 millones, sin que podamos señalar en esa época ninguna razón especial que coadyuvara a un incremento inusitado. Luego ese incremento era entonces natural consecuencia del desarrollo normal del país…. [el país] demanda imperiosamente el aumento del medio circulante, además de que el aumento ya fuese necesario por las mismas razones de antes, ahora, decíamos, es un absurdo que la circulación se mantenga estacionaria, sin progreso, y es completamente infundada la creencia de que haya exceso de circulante; antes bien estimamos que el país necesita un aumento de circulación que pueda dar forma práctica al deseo tan general de evolucionar la industria i la agricultura por derroteros nuevos.

El país está marchando, sin duda, y cada día está generando razones en pro del aumento del circulante; pero nos encontramos con un obstáculo invencible y es la Lei de Bancos, puerta de entrada para todo lo que se relaciona con la ampliación del crédito. De allí emana esa increíble anomalía: el país ha visto decrecer su circulación monetaria, cuando todas las razones, todos los hechos militan abiertamente, lógicamente por su incremento. El crédito está taponado. Estamos, pues, acercándonos a una crisis monetaria por enrarecimiento del circulante y contracción de negocios”.

Para Estrada, la inflación en los veinte, se debió a los siguientes factores: trastorno de nuestro comercio exterior, la tasa de interés artificialmente baja, protección al comercio sirio, exagerado aumento de los Bancos, revalorización del dólar en el mercado mundial, fuertes depósitos de ecuatorianos en bancos del exterior, atesoramiento de billetes, difamación sistemática del sucre, exportación de capitales líquidos ecuatorianos, alza de salarios e impuestos, la falta de coordinación del aporte económico entre la costa y sierra. Sobre la primera causa señalada, con el funcionamiento del ferrocarril, las importaciones de las provincias de la sierra crecieron descontroladamente sin generar sus propias divisas.

Al respecto Estrada acotó:

”…ha introducido indirecta, pero seguramente, un elemento pasivo para el cambio exterior… no ha podido ser neutralizado hasta hoy por exportación nueva producida en la sierra…”

La crisis económica se empeoró con la nueva epidemia de la escoba de la bruja, más severa que la monilla. En ciertas haciendas la producción de cacao cayó hasta 80%. Las exportaciones continuaron descendiendo, el dólar y libra esterlina aumentaron de precio, así como la tasa de inflación. Frente a la escasez de circulante, Bancos guayaquileños intentaron crear liquidez a través de diferentes maneras, pero no fueron aprobadas por el Gobierno.

En Quito, Luis Napoleón Dillon se dedicó a atacar a los Bancos y exportadores y logró obtener el apoyo de oficiales de rangos medios del ejército, quienes dieron un golpe de Estado a Gonzalo Córdova el 9 de julio de 1925. Los militares nombraron Ministro de Hacienda (Economía) a Dillon, pusieron en prisión a los banqueros y ordenaron la auditoría del sistema bancario. Francisco Urbina Jado del Banco Comercial & Agrícola fue el único que permaneció preso, los demás quedaron libres y su Banco fue clausurado indefinidamente.

¿Quién fue tan siniestro personaje, convencido de ser el Ungido para reformar a Ecuador y venerado por el pensamiento izquierdista ecuatoriano? Irving Zapater, en su obra Banco Central del Ecuador, 80 años, comenta que estando en Roma, sobre el monte Aventino, imitando a Bolívar se comprometió a “la obra de la regeneración social y política de la patria”

La referencia más antigua de Dillon se encuentra en una carta de Felicísimo López, Cónsul General de Ecuador en Nueva York, enviada a Eloy Alfaro en 1906: “…vino a mi casa el joven Luis N. Dillón a suplicarme el servicio de hacer a usted un cable para que le mande pagar su viático de regreso, pues su situación económica era demasiado premiosa. Así lo hice…”. Para 1921, apareció como gerente de la Compañía de Préstamos y Construcciones, posteriormente Banco de Préstamos, quien por haber ofendido a los banquero en una conferencia, el Banco del Pichincha amenazó con retirar los depósitos, si se mantenía en el cargo. Pero como le gustaba el papel de banquero, renunció e inmediatamente organizó y fundó la Sociedad de Crédito Internacional.

¿Cómo explicar una persona que ataca a la banca, su propio gremio, pero a la vez le apasiona mantenerse como banquero? La próxima semana, en la parte sexta de la serie, encontrarán la respuesta.

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Lecturas de Montalvo Pág. 10, 1898

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