La libre expresión es la voz del pueblo y sin ella el pueblo es sometido a la dictadura, venga de donde viniere el poder que la acalla.
La primera presidenta de Brasil Dilma Rousseff, precedida de su fama de “dama de hierro”, se forjó en la lucha guerrillera, desde el activismo político formando parte de grupos armados que operaban en la clandestinidad contra la dictadura brasileña, hasta que fue detenida en 1970, torturada y encarcelada hasta fines de 1972, cumpliendo condena por subversión al régimen constituido.
Hoy comanda el régimen constituido del Brasil y conservando un carácter duro y autoritario, es eficiente, ejerce liderazgo bajo un sistema pragmático de izquierda, que le permite asegurar que va a erradicar la pobreza extrema que afecta a 20 millones de personas en ese país, considerado hoy una de las primeras potencias emergentes del mundo. Grave reto que se ha impuesto la flamante presidenta.