Poder y corrupción

“Moral, la sana moral / consiste en amarse bien, / en hacer a todos bien / y en no hacer a nadie mal.” Olmedo

Pareciera que poder y corrupción son sinónimos, no en Ecuador sino en el mundo. Vimos como una candidata a Vicepresidente de USA fue acusada con pruebas, de abuso de poder al despedir a un subalterno por llamar la atención sobre un acto de nepotismo cometido por ella y que eso no impidió que siga de candidata y vemos también como Berlusconi busca popularidad por medio del escándalo en Italia.

Los niños fantasean, pero no mienten. Eso sólo lo hacen los adultos y algunos maravillosamente bien. El poder embriaga y hace a la persona y a su grupo creerse superiores y con facultades para imponer su criterio. Mientras más abajo en la escala moral está la persona que alcanza el poder, más abusa de él. Los tiempos han cambiado. El concepto de moral ya no es el mismo que en la época de nuestros abuelos, el que describió Olmedo en el verso del inicio.

Ahora, la moral se mira desde el punto de vista de la conveniencia personal. Por eso se eliminó la enseñanza de moral y cívica en los estudios. El abuso del poder ya no se lo ve sólo en casos particulares, sino en la forma de ejercerlo, en la imposición de leyes, en la forma de manipularlas, en la de escoger autoridades o representantes y en miles de actos más.

Me parecen ridículas las aseveraciones de fraude contra los candidatos del partido de Gobierno. Suena en verdad absurdo que se piense que la gente puesta por el Gobierno en los Consejos electorales, favorezcan a los candidatos opositores al Gobierno. Si los candidatos del Gobierno ganan en sus apelaciones, va a quedar la duda de si en verdad esta ganancia es real o se trata de un abuso de poder para imponer autoridades.

Cómo hace falta la moralidad que tan sabiamente describe nuestro nunca bien ponderado prócer. Está mal condenar al hombre por sus errores, pero es peor el fanatismo de cegarse a los defectos humanos de los grandes hombres. Bolívar fue un genio de la guerra, pero en ciertos actos, como la Constitución de Bolivia, se mostró como enemigo de la democracia. Algunas personas suspiran por Bolívar, como suspiró por el Padre Alberto el entrevistador y periodista peruano.

Hace falta que el mundo vuelva a los valores de antaño. En cierta forma, es menos mala la hipocresía de tapar e intentar mantener en oculto los actos inmorales cometidos, que el desparpajo de exponerlos con soberbia y en forma escandalosa a la luz pública y que se rinda pleitesía a la inmoralidad, como pretenden algunos.

Aprovecho estas líneas para felicitar a nuestro Presidente por la valentía en defender la calidad de educación en el país. ¡Esa es la forma en que se debe actuar! El examen debe incluir los conceptos de moral. Estamos viendo cómo hay profesores que condicionan el pase de año a regalos y favores sexuales.