28 abril, 2024

Habla Alfaro

Alfaro, como a Bolívar, se lo interpreta antojadizamente para acomodarlo a las conveniencias políticas de quienes, de manera oportunista, se aprovechan de su obra y de su trascendencia en el tiempo.

Así, vemos que se utiliza a la espada de Bolívar como símbolo de una lucha neo socialista que está muy alejada de su ideología política de libertad. Lo que sí nos muestran los líderes políticos que actualmente usan la imagen de Bolívar es una de sus fallas humanas que también la demuestran como parte de sus caracteres: Su desmedido ego que, en búsqueda de la gloria personal, lo guió en su denodada lucha contra el reino español. Ese ego fue también una de las causas de la caída de Bolívar y del fin del hermoso sueño: La Gran Colombia, apropiado del protolíder y precursor de la independencia, Francisco de Miranda, a quien los nuevos bolivaritos no dan el crédito que se merece.

Ahora esos líderes tienen una denodada lucha contra algo que ya no es el reino español: Cualquier cosa que se les cruce por delante en su camino hacia el establecimiento de una autocracia pseudo socialista, pero que realmente es una nueva oligarquía, con todos sus vicios de corrupción y ansias de lucro.

Así, Chávez lucha contra “El Imperio” nombre con que apoda maliciosamente a los Estados Unidos de Norte América, importante fuente de divisas al ser su mayor socio comercial.

Nuestro Correa lucha denodadamente contra las bestias salvajes, las gorditas horrorosas y otros graves males, mientras pide disculpas a quien se perfila como traidor a la patria por haber sido factor para entregar parte del sagrado suelo patrio para el beneficio de narcoterroristas. Habla mucho de los ideales bolivarianos y alfaristas. Utiliza la memoria de esos grandes hombres a conveniencia para justificar sus actos que van reñidos contra el fondo de las revoluciones que lideraron ambos libertadores.

También cita algunas de sus frases célebres que se ajustan a sus conveniencias, mientras ignora convenientemente otras que no le gustan porque le resultan incómodas. Dejemos que hable Alfaro:

“El suplicio más horroroso que puede soportar un verdadero patriota en la vida, es ver la Patria escarnecida y vilipendiada por falsos redentores y no poderla salvar.- ¡Únicamente la lucha puede mitigar un tanto los padecimientos del buen ciudadano!”.

Por cierto que son palabras duras y en su momento se aplicaron al episodio conocido como “La venta de la Bandera”, que justificó la revolución liberal. Pero la realidad es que el Gobierno no “vendió” el uso de la Bandera, sino que fue un negocio particular del ex presidente y entonces gobernador del Guayas, José María Plácido Caamaño, en contubernio con el cónsul en Valparaíso, quien a su vez negociaba con los gobiernos chileno y japonés. Sin embargo, le costó el cargo al presidente Cordero y la vida a su reemplazo, Vicente Lucio Salazar.

Si es que como están apuntando las evidencias que están saliendo a la luz pública, el Gobierno del Ecuador permitió que se instale un campamento narcoguerrillero en nuestro suelo patrio, ¿no es ese acto acaso más, mucho más grave que el negocito particular de la bandera que justificó la revolución liberal? ¿Y qué reacción deberíamos tener los ecuatorianos si se confirman las evidencias?

Artículos relacionados

Las viejas

Hoy se acaba el año y, como es la tradición, los ecuatorianos quemaremos al viejo. En las calles veo a la gente pidiendo “una caridad para el viejo”. Entonces pensé: ¿Y qué hay de las viejas?

En el mundo existe una superficie invisible que se denomina “techo de cristal”, que le pone un freno a la carrera laboral de las mujeres, impidiéndonos seguir avanzando. Es invisible porque aunque nuestra Constitución es de avanzada en materia de derechos de las mujeres y su equidad, los códigos sociales (doble sistema de valores: uno para hombres, otro para mujeres) continúan imponiendo limitantes a pesar de que las leyes castigan ese tipo de discriminación.

A propósito de los estándares de educación

Acudí con grandes expectativas al Centro Cristiano de Guayaquil, ante la gentil invitación de mis dilectos amigos y amigas, los más altos funcionarios del Ministerio de Educación, quienes hicieron lo mejor posible para que el acto de presentación de los “estándares nacionales de educación” sea todo un éxito. Allí una cantidad impresionante de personas invitadas, desde estudiantes de colegios hasta docentes fiscales y particulares, directivos y una enorme seguridad presidencial nos recibió, habiendo el acto inusualmente comenzado mucho antes de la hora en que se nos invitó. Todo estaba muy bien organizado.

“Los estándares de calidad educativa son descripciones de los logros esperados correspondientes a los diferentes actores e instituciones del sistema educativo. En tal sentido, son orientaciones de carácter público que señalan las metas educativas para conseguir una educación de calidad. Así, por ejemplo, cuando los estándares se aplican a estudiantes, se refieren a los conocimientos, destrezas y actitudes que estos deberían adquirir como consecuencia del proceso de aprendizaje. Por otro lado, cuando los estándares se aplican a profesionales de la educación, son descripciones de lo que estos deberían hacer para asegurar que los estudiantes alcancen los aprendizajes deseados. Finalmente, cuando los estándares se aplican a los establecimientos educativos, se refieren a los procesos de gestión y prácticas institucionales que contribuyen a que todos los estudiantes logren los resultados de aprendizaje deseados”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×