28 abril, 2024

Las viejas

Hoy se acaba el año y, como es la tradición, los ecuatorianos quemaremos al viejo. En las calles veo a la gente pidiendo “una caridad para el viejo”. Entonces pensé: ¿Y qué hay de las viejas?

En el mundo existe una superficie invisible que se denomina “techo de cristal”, que le pone un freno a la carrera laboral de las mujeres, impidiéndonos seguir avanzando. Es invisible porque aunque nuestra Constitución es de avanzada en materia de derechos de las mujeres y su equidad, los códigos sociales (doble sistema de valores: uno para hombres, otro para mujeres) continúan imponiendo limitantes a pesar de que las leyes castigan ese tipo de discriminación.

Si bien en los últimos años las mujeres hemos logrado grandes conquistas, como es el caso de la Asamblea ecuatoriana, presidida por 3 damas, la realidad es que las estadísticas siguen demostrando que aún no rompemos ese techo y que pocas son las que se encuentran en los vértices jerárquicos de las organizaciones.

Según la Organización Internacional del Trabajo, del 1 al 3 por ciento de los máximos puestos ejecutivos en las mayores empresas del mundo son ocupados por mujeres y escasos continúan siendo los países que tienen como jefa de Estado a una mujer. Ahora este techo se vuelve un martillazo cuando llegamos a los 50 años y nos damos cuenta que son pocas las empresas que nos quieren contratar.

Lo cierto es que cuando la mujer llega a su edad más productiva (pues los hijos ya están grandes), nos encontremos con anuncios de trabajos que las prefieren “entre 20 y 25 años”, dejándonos a las “mayorcitas” fuera de juego.

Si bien el “techo de cristal” se da mayormente por razones de género, el factor edad nos impone mayores obstáculos laborales, llegando algunas a terminar pidiendo “una caridad para la vieja”.

Que este año nuevo sea una oportunidad para que Ejecutivo y Legislativo incentiven el trabajo de las jóvenes de avanzada edad, pues ellas (ya mismo nosotras) también tienen derechos.

A mis estimados lectores les deseo un feliz año y próspero 2015.

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Ética del comportamiento profesional. – Parte I

Introducción

Algunos estudiosos de la conducta humana encuentran pequeñas diferencias en el uso de las palabras ética y moral. Esto se debe a que ambas prácticamente tienen el mismo significado y se relacionan entre sí. A saber, la palabra ética proviene del griego “ethos” (carácter, temperamento, hábito, modo de ser) y la palabra moral se deriva del latín “mos, moris” (costumbre, hábito). Ambas palabras (ethos y mos) se ubican en el terreno de la ética y hacen hincapié en un modo de conducta que es adquirido por medio del hábito y no por disposición natural. Por su definición etimológica, la ética es una teoría de hábitos y costumbres. Comprende, ante todo, las disposiciones del hombre en la vida, su carácter, sus costumbres y, naturalmente también la moral. (Ok)

El concepto ética en este trabajo se analizará desde el punto de vista que establece que ésta es el conocimiento de lo que está bien y de lo que está mal en la conducta humana. A diario se enjuicia moralmente un acto y se afirma que es o no es ético, o sea bueno o malo, si este acto está a favor o en contra de la naturaleza y dignidad del ser humano. (Ok)

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