26 abril, 2024

Ismael Enrique Arciniegas

Vamos ahora a hablar de otro poeta, esta vez, un poeta de nuestra vecina Colombia. Ismael Enrique Arciniegas nació en Curití, Santander, el 2 de enero de 1865. Inició estudios (que no terminó) de Humanidades en Duitama y de Jurisprudencia en la Universidad Católica de Bogotá. Creyendo que su vocación era el sacerdocio, ingresó en el Seminario Conciliar de Bogotá, que también abandonó, pero allí tuvo como Profesor a José Joaquín Ortiz, quien tuvo gran influencia en su vida literaria. Su producción se encuentra entre el romanticismo y el modernismo. Está considerado como el precursor del florecimiento intelectual Santandereano.

En Bucaramanga comenzó a ejercer el periodismo, profesión que mantuvo el resto de su vida. Fundó El Impulso en 1887, luego dirigió la República y El Eco de Santander, desde donde hizo política. Participó en la guerra civil de 1895, alcanzando el grado de Coronel. Luego inició la carrera diplomática, yendo a Venezuela, Chile, Ecuador, París y Panamá, y ocupó la cartera de correos y telégrafos. Casó con Victoria Schlessinger Cordovez, con quien tuvo 2 hijos.

Ley de Tránsito

La verdadera causa de los mortales accidentes de tránsito que se dan a diario en el país, la conocemos todos y tiene un denominador común: IRRESPONSABILIDAD.

La irresponsabilidad se da por todos los medios: impericia, compadrazgos, amistad, coimas, permisividad, alcohol, etc., etc., y en todos los niveles: Chóferes, Empresas, Sindicatos, Autoridades, etc.

El Gobierno busca solución al problema y sanciona fuertemente. Eso no resulta, entonces las endurecen con penas de prisión y esperan que esto sí resulte.

Yo quiero advertir sobre algunos problemas que ocurren y que podrían ayudar a solucionar los problemas de accidentes de Tránsito.

A mi Viejita

José Ángel Buesa nació en Cruces, cerca de Cienfuegos, Cuba, el 2 de septiembre de 1910. A los siete años empieza a escribir sus primeros versos. En su adolescencia, se muda a Cienfuegos a continuar sus estudios con los Hermanos Maristas. Aún joven se traslada a La Habana, donde se incorpora a los grupos literarios existentes y empieza a publicar sus versos a los 20 años (1930), con un inmenso éxito. Fue también novelista, escritor de libretos para radio y televisión y Director de célebres programas radiales en estaciones de Cuba, hoy inexistentes. Se dice que las primeras palabras que se oyeron en la televisión cubana (1961), fueron de uno de sus versos.

Con la revolución, se vio obligado a abandonar su patria y empezó una dura y penosa peregrinación por España, Islas Canarias, El Salvador y finalmente Santo Domingo, en la República Dominicana, donde falleció el 14 de agosto de 1982. Fue Catedrático de Literatura en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña de Santo Domingo, en la República Dominicana.

Ley de Vida

Para aprender el arte de vivir, hay que aprender a convivir.

Presento aquí diez reglas para vivir en armonía:

1. Dominarse a uno mismo. Hay que dominarse a uno mismo antes que pretender dominar a los demás. Es indudablemente el dominio de la fiera más salvaje. La gran ventaja que hay es el conocerla, lo que hace que sea factible lograrlo. Si no me venzo a mí mismo, ¿Cómo puedo pretender hacerlo con los demás?

2. Ser firme. Nunca violento. El razonamiento nos puede permitir llegar a la otra persona con mucho más seguridad de un triunfo permanente que la violencia. Toda acción provoca una reacción y mientras más violenta sea la acción, más violenta será la reacción.

Más Buesa

He aquí otros versos de Buesa. Si hay algún poema de este u otro autor que alguien desee, pídamelo y trataré de conseguirlo.

Poema para el crepúsculo
José Ángel Buesa

I

Hora de soledad y de melancolía
en que casi es de noche, y casi no es de día.

Hora para que vuelva todo lo que se fue,
Hora para estar triste, sin preguntar por qué.

Todo empieza a morir cuando nace el olvido
y es tan dulce buscar lo que no se ha perdido …

Y es tan agria esta angustia, terriblemente cierta
de un gran amor dormido, que de pronto despierta.

El niño y la revolución ciudadana

taxisEnLaLluvia

Hay dos hecatombes que pueden destruir la revolución ciudadana: La caída severa del precio del petróleo y los estragos del fenómeno del niño. El precio del petróleo no depende de nosotros, sino de la comunidad internacional, de la OPEP y de los Gobiernos de varios países, pero el fenómeno del Niño, si bien depende de la naturaleza (Dios perdona siempre; el hombre, a veces; la naturaleza, nunca, dice un viejo y sabio refrán), sus efectos dependen de lo que se haga en el país para atenuar la destrucción que nos amenaza y para proteger los poblados, los cultivos, las tierras y sus habitantes.

¿Qué debería hacer el Gobierno para protegernos de esta amenaza? No podemos impedir que llueva, pero podemos y es imperativo prevenir la subida de las aguas, la inundación. ¿Qué hay que hacer? Hay que dragar la desembocadura de los ríos como primera y elemental acción. Esto permitirá que el agua fluya al mar y bajará el nivel de los ríos. Segundo, hay que hacer y reforzar los muros de los poblados que están a la orilla de los ríos. Todos los años, poblados importantes como Salitre, Babahoyo y muchos más, se inundan todos los inviernos, aún sin niño e incluso en los inviernos secos y hasta ahora se hace muy, muy poco. Nuestro hermoso Río Guayas, está tan embancado que ya hasta tiene nombre el islote que formó el puente de la Unidad Nacional sobre el Daule, el Palmar (aunque no tenga una palma). Tercero, hay que hacer refugios y puestos de socorro en sitios altos cercanos a las poblaciones críticas para poder dar asistencia a nuestros compatriotas afectados cuando se presente el problema. También hay que reforzar las vías de la costa. Esperar a que venga el niño para realizar estos trabajos, será un lamento grave cuando estas obras se requieran.

Mis principios son mis fines

Pareciera que estoy diciendo un disparate y sin embargo es la forma como deberíamos proceder todos, si quisiéramos que el mundo fuera un sitio digno de ser habitado por seres pensantes.

Los principios deben ser nuestra forma de vida. Si siguiéramos esta simple regla, nos sería imposible manipular la verdad como pretendemos manipularla en general en nuestro accionar diario. Para pasar por ingeniosos o inteligentes, buscamos pensar con picardía y demostrar que podemos encontrar alternativas válidas a la verdad. Desafortunadamente la vida nos lleva luego a querer continuar con estos éxitos y empezamos a falsear la verdad para ponerla a nuestra conveniencia y creemos que continuamos obrando dentro de nuestros principios y que somos honestos, cuando estamos obrando en contra de las buenas normas y la moral. La moral en su esencia está genialmente descrita por nuestro prócer Don José Joaquín de Olmedo en su Alfabeto para un niño, cuando dice: “Moral, la sana moral consiste en amarse bien, en hacer a todos bien y en no hacer a nadie mal”.

Poema del Renunciamiento

Vamos a continuar un tiempo con José Ángel Buesa. A mi modo de ver, entre los poetas románticos del siglo pasado, Buesa destaca por la facilidad de su verso, sus metáforas y el romanticismo puro que nunca es vulgar.

Reconozco que es uno de mis favoritos. En mi próxima entrega contaré más de él.

Hoy quiero presentar la primera poesía que le abrió el corazón de la gente y a la que él mismo le dedicó luego un poema. Vale la pena disfrutar del Poema del renunciamiento, y luego podremos leer el Poema del poema.

José Angel Buesa

Ya hemos hablado algunas veces de José Ángel Buesa, poeta cubano, romántico, quien murió en el exilio en República Dominicana, en 1982. Si algo caracteriza a Buesa en su poesía, es su verso fácil y su modo de explicar todo con metáforas.

Presento, en esta ocasión cuatro hermosas poesías escritas por este genio de la poesía simple, romántica y sentimental, de fácil versificación y ritmo, que enamoran el alma.

LIED
José Ángel Buesa

Mi corazón se queda aunque mi amor se vaya,
porque el recuerdo nace de un ansia de olvidar.
Tu amor tiene la tibia ternura de una playa,
mi amor es inestable como el viento y el mar.

Aunque mi amor se vaya, no has de quedarte sola,
pues te dejo el reflejo de la luz que encendí.
Tu amor es una playa, mi amor es una ola
Y necesariamente yo he de volver a ti.

A buen juez, mejor testigo 9-VII-12

José Zorrilla y Moral fue un poeta y dramaturgo español que nació en Valladolid el 21 de febrero de 1817 y falleció en Madrid el 23 de enero de 1893. Su padre era un hombre conservador y absolutista, seguidor del relator de la Real Cancillería. A sus 9 años, se trasladaron a Madrid, donde su padre trabajó como Superintendente de policía y él ingresó al Seminario de Nobles, regentado por los jesuitas, donde participó en representaciones teatrales escolares. Muerto Fernando VII, su padre fue desterrado a Lerma (Burgos) y él fue enviado a estudiar derecho a la Universidad de Toledo, bajo la vigilancia de un pariente canónigo en cuya casa de hospedó; pero como se distraía en otras ocupaciones, el canónigo lo devolvió a Valladolid para que siguiera estudiando allá, junto a sus padres, pero por su carácter díscolo, la rigidez de los estudios su atracción por el dibujo, las mujeres y la literatura de los diversos maestros de la época, su padre desistió de sacar algo de él y mandó que lo llevaran a Lerma, a cavar viñas. A medio camino de su destierro, robó una mula y huyó a Madrid y se inició en su hacer literario, frecuentando ambientes artísticos y bohemios y pasó por períodos de mucha penuria. Fingió ser artista italiano para dibujar en el Museo de las Familias, escribió y publicó algunas poesías y discursos revolucionarios y terminó perseguido por la policía, refugiándose en la casa de un gitano. Escribió en varios diarios entre ellos El Español y El Porvenir. Se casó en 1838 con una viuda irlandesa con un hijo, con la que tuvo un matrimonio infeliz, teniendo varias amantes. En 1839 empezó a escribir sus dramas, por los que fue contratado en exclusiva por Juan Lombía empresario del Teatro de la Cruz, donde laboró de 1840 a 1845, época en la que estrenó 22 dramas. En 1845 abandona a su esposa y se fue a París, donde mantuvo amistad con Alejandro Dumas, George Sand, Víctor Hugo y Gauthier. Vuelve a Madrid en 1846, al morir su madre y vende sus obras a la Casa Baudry, que las publicó en tres tomos. Recibió varios honores habiendo sido nombrado miembro de la junta del recién fundado Teatro Español y fue nombrado miembro de la Real Academia. En 1885 muere su padre y fue un duro golpe para él, pues su padre se negó a perdonarle.

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