5 mayo, 2024

Más Buesa

He aquí otros versos de Buesa. Si hay algún poema de este u otro autor que alguien desee, pídamelo y trataré de conseguirlo.

Poema para el crepúsculo
José Ángel Buesa

I

Hora de soledad y de melancolía
en que casi es de noche, y casi no es de día.

Hora para que vuelva todo lo que se fue,
Hora para estar triste, sin preguntar por qué.

Todo empieza a morir cuando nace el olvido
y es tan dulce buscar lo que no se ha perdido …

Y es tan agria esta angustia, terriblemente cierta
de un gran amor dormido, que de pronto despierta.

II

Viendo pasar las nubes se comprende mejor
que así como ellas cambian, va cambiando el amor.

Y aunque decimos: “Todo se olvida, todo pasa”,
en la ceniza, a veces, nos sorprende una brasa.

Porque es triste creer que se secó una fuente
y que otro beba el agua que brota nuevamente;

o una estrella apagada, que vuelve a ser estrella
y ver que hay otros ojos, que están fijos en ella.

Decimos: “Todo pasa, porque todo se olvida”
y el recuerdo entristece lo mejor de la vida.

III

Apenas ha durado para amarte y perderte
este amor, que debía durar hasta la muerte.

Fugaz como el contorno de una nube remota,
tu amor nace en la espina, muriendo en la gaviota.

Tu amor, cuando era mío, no me pertenecía;
hoy, aunque vas con otro, quizás eres mas mía.

Tu amor es como el viento que cruza de repente,
ni se ve ni se toca, pero existe y se siente.

Tu amor es como un árbol, que renunció a su altura,
pero cuyas raíces abarcan la llanura.

Tu amor me negó siempre lo poco que pedí
y hoy me da esta alegría de estar triste por ti.

Y, aunque creí olvidarte, pienso en ti, todavía,
cuando aún sin ser de noche, dejó de ser de día.

Último amor
José Ángel Buesa

Yo andaba entre la sombra cuando como un fulgor,
llegaste tú de pronto, con el último amor.

Pero bastó un efluvio de antiguas primaveras
para reconocerte, para saber quien eras.

Y eras la misteriosa mujer desconocida
que entristeció de un sueño lo mejor de mi vida;
la de las tardes grises y los claros de luna,
la que busqué entre tantas y no encontré en ninguna.

Y hoy tal vez como un premio, tal vez como un castigo,
lo mejor de mi vida será morir contigo.

He pensado esta noche, sintiéndote tan mía,
que así como llegaste, pudieras irte un día.

Lo he pensado. Eso es todo, pero si sucediera,
dejaré que te vayas sin un adiós siquiera.

Y cuando te hayas ido – yo que nunca me quejo-
me vestiré de luto y aprenderé a ser viejo.

Pero si me muriera, sin poder olvidarte
y después de la muerte se llega a alguna parte,
preguntaré si hay sitio para mí junto a ti
y Dios, seguramente, responderá que sí.

TE ACORDARÁS UN DÍA
José Ángel Buesa

Te acordarás un día de aquel amante extraño
que te besó en la frente para no hacerte daño.
Aquel que iba en la sombra con la mano vacía,
porque te quiso tanto que no te lo decía.
Aquel amante loco, que era como un amigo,
y que se fue con otra, para soñar contigo.

Te acordarás un día de aquel extraño amante,
profesor de horas lentas, con alma de estudiante.
Aquel hombre lejano, que volvió del olvido
sólo para quererte como nadie ha querido.
Aquel que fue ceniza de todas las hogueras
y te cubrió de rosas sin que tu lo supieras.

Te acordarás un día del hombre indiferente
que en las tardes de lluvia te besaba en la frente.
Viajero siliencioso de las noches de estío,
que sembraba en la arena su corazón tardío.
Te acordarás un día de aquel hombre lejano,
del que mas te ha querido, porque te quiso en vano.

Quizás, así, de pronto, te acordarás un día,
de aquel hombre que a veces callaba y sonreía.
Tu rosal preferido se secará en el huerto,
como para decirte que aquel hombre, se ha muerto.
Y el andará en la sombra, con su sonrisa triste
y únicamente entonces, sabrás que lo quisiste.

RECAPITULACIÓN
José Ángel Buesa

Yo he vivido mi vida: si fue larga o fue corta,
si fue alegre o fue triste, ya casi no me importa.

Y aquí estoy, esperando. No sé bien lo que espero,
si el amor o la muerte, -lo que pase primero.

Algo tuve algún día; lo perdí de algún modo,
y me dará lo mismo cuando lo pierda todo.

Pero no me lamento de mi mala fortuna,
pues me queda un palacio de cristal en la luna,
y por andar errante, por vivir el momento,
son tan buenos amigos mi corazón y el viento.

Por eso y otras cosas me deja indiferente,
aquí, allá y dondequiera, lo que diga la gente.

—¿Trampas?— Pues sí, hice algunas; pero, mal jugador,
yo perdí más que nadie con mis trampas de amor.
—¿Pecados?— Sí, aunque leves, de esos que Dios perdona,
porque, a pesar de todo, Dios no es mala persona.

—¿Mentiras?— Dije muchas, y de bello artificio,
pero que en un poeta son cosas del oficio.
Y en los casos dudosos, si hice bien o mal,
ya arreglaremos cuentas en el Juicio Final.

Eso es todo. He vivido. La vida que me queda
puede tener dos caras, igual que una moneda:
una que es de oro puro —la cara del pasado—
y otra —la del presente— que es de plomo dorado.

Por lo demás, ya es tarde; pero no tengo prisa,
y esperaré la muerte con mi mejor sonrisa,
y seguiré viviendo de la misma manera,
que es vivir cada instante como una vida entera,
mientras siguen andando, de un modo parecido,
los hombres con el tiempo y el tiempo hacia el olvido.

BALADA DEL MAL AMOR
José Ángel Buesa

Qué lástima, muchacha,
que no te pueda amar…
Yo soy un árbol seco que sólo espera el hacha,
y tú un arroyo alegre que sueña con la mar.

Yo eché mi red al río…
Se me rompió la red…
No unas tu vaso lleno con mi vaso vacío,
pues si bebo en tu vaso voy a sentir más sed.

Se besa por el beso,
por amar el amor…
Ese es tu amor de ahora, pero el amor no es eso;
pues sólo nace el fruto cuando muere la flor.

Amar es tan sencillo,
tan sin saber por qué…
Pero así como pierde la moneda su brillo,
el alma, poco a poco, va perdiendo su fe.

¡Qué lástima muchacha,
que no te pueda amar!
Hay velas que se rompen a la primera racha,
¡y hay tantas velas rotas en el fondo del mar!

Pero aunque toda herida
deja una cicatriz,
no importa la hoja seca de una rama florida,
si el dolor de esa hoja no llega a la raíz.

La vida, llama o nieve,
es un molino que
va moliendo en sus aspas el viento que lo mueve,
triturando el recuerdo de lo que ya se fue…

Ya lo mío fue mío,
y ahora voy al azar…
Si una rosa es más bella mojada de rocío,
el golpe de la lluvia la puede deshojar…

Tuve un amor cobarde.
Lo tuve y lo perdí…
Para tu amor temprano ya es demasiado tarde,
porque en mi alma anochece lo que amanece en ti.

El viento hincha la vela, pero la deshilacha,
y el agua de los ríos se hace amarga en el mar…
Qué lástima muchacha,
que no te pueda amar…

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