29 abril, 2024

La camita

Hay metas a las que no puedes llegar si intentas solo.

En las posturas de Hatta yoga, las asanas, hay una que al lograrla te llena de un inmenso placer,
es un goce estupendo, algo realmente delicioso, es la postura del arco. Muchas personas pueden
llegar a ella sin ayuda. No es mi caso. Hice el arco varias veces pero con ayuda. En ocasiones, y tal
vez sea lo que me ocurre a mí, es el miedo a “lo desconocido”, a que algo vaya a pasar, algo malo,
lo que impide que lleguemos a esa meta.

En una de mis últimas clases, la instructora, quien “al ojo” saca a las alumnas, me dijo que
no me preocupe, que ella y otra persona más harían una “camita” tras mi espalda, para que
simplemente yo me deje caer hacia atrás y logre mi arco. Fue mi hija Paula quien ayudó a la
instructora de yoga para que yo logre la postura. Y sin miedo alguno dejé caer mi espalda y mis
manos lograron llegar al suelo. La sensación fue estupenda. Quería quedarme ahí mucho más.
Pero había que volver.

Paula y la instructora realizan la asana, postura, de manera natural y perfecta, yo no. Yo necesito
ayuda. Lo que me enseña que a veces en la vida, necesitamos de otras personas para llegar a un
fin, aunque el gozo de ese fin parezca solo nuestro, los demás se alegrarán también de haber sido
parte de eso.

Pensar que podemos solos y con todo, es un error. El ser humano no pudo estar solo ni el primer
día de su existencia sobre la tierra. Estaban Adán, Eva, la naturaleza, (árboles, animales, ríos, etc.)
y el demonio. Pero sobre todos ellos estaba Dios. Dios que todo lo ve, todo lo sabe, todo. Así que
pretender que estamos solos en las buenas o en las malas, es una equivocación. Si todos se han
ido, Dios sigue ahí.

La intención es animar a la gente, decir que todos podemos alcanzar pequeños y grandes logros.
Inclusive lo bueno y lo malo, no estamos etiquetando nada. Solo diciendo hasta donde podemos
llegar. Y podemos llegar hasta tan lejos, solo hay que proponerse metas y ser receptivos a la ayuda
que la misma vida nos ofrece.

Más de una vez, cuatro manos se han estrechado para hacer una camita a donde hemos caído con
soltura y sin temor, logrando tocar el cielo en vez del suelo, con las manos. Nada es imposible, y
muchos lo han demostrado. No te quedes en el grupo de los creen que no pueden, que no sirven,
que no lo lograrán. Ese es el grupo que debemos disolver. Comienza todo en tu mente, hoy di:

¡Si puedo! Hoy di ¡Si lo lograré! E inténtalo. Si es algo bueno, lo sabrás, te dará paz, de sentirás
tranquilo. Si es algo bueno ¡repítelo! Si es algo bueno y noble, sigue con eso, hasta el final.

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