26 abril, 2024

Abel americano

Así denominó Bolívar a Sucre al enterarse de su vil asesinato en su camino a Quito, a escasos 70 km al norte de Pasto. Agregó el Libertador: “Como soldado fuiste la victoria, como magistrado la justicia, como vencedor la clemencia y como amigo la lealtad”, para inmortalizar su nombre y honrar su memoria en la posteridad.

En un día como hoy, 4 de junio de 1830, se cometió uno de los sicariatos más infames y desventurados de nuestra historia, que hasta ahora pocos historiadores se atreven a señalar con precisión la responsabilidad de todos sus autores. El Mariscal de Ayacucho, general don José Antonio de Sucre, venezolano nacido en Cumaná, provincia del Orinoco, murió a la prematura edad de 35 años.

Fue una conspiración política de gran audacia y magnitud, todavía en vida de Bolívar, a quien asumían ya sin poder ni salud para vengar su muerte. Con el asesinato de Sucre, lograron sus detractores lo que no pudieron materializar ni culminar con éxito 20 meses antes, en el atentado contra Bolívar en Bogotá, en la fría noche del 25 de septiembre de 1828.

El periodista colombiano Mauricio Vargas Linares, en una interesante novela titulada El Mariscal que vivió de prisa, citando testimonios históricos, responsabiliza como principales autores intelectuales al comandante en jefe del Departamento del Cauca, general José María Obando, y a su principal lugarteniente, José Hilario López. Ambos, años después, llegarían a la primera magistratura de Colombia, el segundo en 1849 y como su sucesor el primero en 1853.

Uno de esos testimonios es la declaración juramentada de Desideria Meléndez, en la que repite relatos de los autores materiales del día siguiente del asesinato; entre ellos, los el coronel Apolinar Murillo, los soldados Juan Gregorio Rodríguez, Juan Cusco y Andrés Rodríguez, quienes, con la ayuda de José Erazo y Juan Gregorio Sarria, cometieron el execrable crimen. El coronel Murillo pidió perdón y reconoció su crimen antes de morir ejecutado 10 años después, aunque al día siguiente del crimen se jactaba del certero disparo en el corazón que cegó la vida de la victima en el estrecho sitio El Arenal, de la montaña y los bosques de Berruecos, en el trayecto de Pasto a Popayán.

Por escritos y acusaciones del propio Obando, sobres cartas e intercambios con Juan José Flores, recayeron también sospechas sobre el venezolano, primer presidente del Ecuador; uno de los beneficiarios políticos de la prematura desaparición del general. La marquesa de Solanda, viuda del Mariscal, conservó siempre dudas sobre la actuación y el rol de su futuro consuegro en el complot.

Todos los interesados en la muerte de Sucre coincidían en su interés de no permitir que el favorito de Bolívar pudiera reivindicar la figura del Libertador ni reclamar su herencia política o continuar su obra de unir los pueblos por ellos libertados. Al momento de la muerte de Sucre, el Ecuador había ya anunciado su separación de Colombia.

Tomado de http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/abel-americano-478744.html

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Ni dormir en casa se puede. El ciudadano tiene que mantener un ojo abierto y el mejor oído alerta para finalmente ayudar a llevarse sus pertenencias al protegido ladrón.

Todavía algunos guardan la ilusión de poder ir ante alguna “autoridad” y recibir el auxilio de la Justicia, hoy estamos apropiados.

Sin embargo, con la confiscación de nuestra patria y todos sus poderes por un solo ciudadano que ha vuelto a imponer la idea de que él es enviado por la diosa luna, depende todo del ánimo que tenga el dictador.

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  1. Y desde ese tragico momento hasta el 30s el Equador esta lleno de traiciones y traicioneros que dia a dia escupen nuestra querida Patria.

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