26 abril, 2024

Las verdades sobre el “dueño del país

No recuerdo haber conocido a persona alguna que haya sido tan perseguida como al estadista ingeniero León Febres Cordero, ex Presidente Constitucional del Ecuador, e insigne recuperador del prestigio de Guayaquil.
 
Entre lo que los enemigos en sus puercas mentes pudieron inventar para tratar de dañar su imagen fue denominarlo “dueño del país”. Y pese a que toda mentira repetida mil veces se vuelve verdad: No ha sucedido con León Febres Cordero; ilustre político que despierta pasiones, por la realidad superior de que él sí actuó como mandatario firme y le dio al país estabilidad y prosperidad no lograda antes.
 
Pocos saben que León Febres Cordero es un auténtico Liberal que tenía, más que nadie, el derecho de invocar al general Eloy Alfaro y otros ilustres liberales. No lo hizo dado que se respeta las memorias de los triunfadores y se los emula, más no se la utiliza para sacar provecho publicitario u engañoso.
 
¡Dueño del País!: ¿León Febres Cordero? Analicemos sus circunstancias: Tuvo el Congreso totalmente en su contra; los otros políticos envidiosamente utilizaron los demás poderes para buscarle hasta el último cabello (que encontraron que era de varón correcto); se aconchabaron para darle un golpe militar que fracaso por cuanto las Fuerzas Armadas entonces sí actuaron apegadas a la Constitución y la hicieron respetar.
 
Algo que no se ha mencionado abiertamente es que al entonces todavía Presidente, León Febres Cordero, le pidieron que asuma todos los poderes – que se vuelva dictador – y el dirigiéndose a todo el Estado Mayor lo rehusó tajantemente y les increpó la antidemocrática propuesta.
 
Debemos recordar que fue recibido en visita oficial en la Casa Blanca por el admirado Presidente Ronald Reagan; sin embargo, no mencionan, ni se evoca, que de la misma manera ¡con afecto! lo invitó el Comandante Fidel Castro a Cuba. Líder con quien cruzaron muchas anécdotas y formaron una amistad que no fue sumisa. (Fidel Castro fue luego personalmente convidado con igual agrado por León Febres Cordero).
 
León Febres Cordero trató a todas las tendencias con respeto; admiró y fue admirado; pero jamás fue mandado, ni sirvió de peón de nadie.
 
Sus detractores lo atacaron con lo que podían, inventaron cuentos que hacían quedar a las Mil y una Noche o a las novelas de Víctor Hugo, como cuentuchos; no obstante, al final la verdad triunfó: fue un gran Presidente y administrador.
 
Lo más duro que ha sufrido él, es que a las muchas personas a quienes les brindo la oportunidad de servir, supuestamente idóneas, cuando éstas fueron detectadas en “travesuras” y se vieron descubiertos sus planes y guillotinadas las malas acciones de estos viles funcionarios mentirosos, se volvieron sus más fervientes enemigos.
 
Otros, mal agradecidos, buitres, lo traicionaron de la manera más ruin únicamente por la envidia de no poder llegar a la altura cívica, intelectual y moral de este gran señor.
 
Seguramente no ha trascendido que fue el Presidente que más ayuda le entrego a Quito y muchas merecedoras ciudades de la cordillera como, entre las principales, Riobamba, Ambato, Cuenca y tantas otras… Los “jefes” de estas urbes beneficiadas lo condecoraban canallescamente a puertas cerradas y a León no le importaba y no lo publicitó.
 
Creció la agricultura en la sierra por su fomento. Sin León Febres Cordero no tendríamos hoy la producción de la floricultura, que si bien es privada, fue decididamente apoyada; ídem con muchas otras agroindustrias y auspició la mejora pecuaria e instalación de siembras acuícolas de zonas altas.
 
Aceptó democráticamente los brutales ataques de los medios; sufrió el daño del oleoducto, causado por el gran terremoto en el Oriente (a quienes sí se les presto socorro); las marchas en su contra fueron toleradas y al salir ¡por la puerta ancha! se escuchó, como jamás, el lamento del pueblo cuando terminó su período.
 
Esto es lo que debemos buscar hoy, nos guste o disguste el nombre o la facha, personas grandiosas que como León Febres Cordero, democráticamente, traigan bienestar al país y no que en realidad – como está sucediendo – sí se adueñen del país y encima esperen que se les agradezca.
 
¿Dónde están los miembros de los Derechos Humanos que permiten que se nos quite la libertad? ¿Dónde están los jueces que deben sancionar con valentía el rompimiento de la Constitución? ¿Las FFAA garantes del respeto Constitucional? ¿En donde se han escondido los señores de la OEA?…

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ENLACE No 232 EN PANGUI

Hace más de tres años no dedicaba mi tiempo a escuchar a nuestro Presidente ni a observarlo con ojo clínico. Oigo sí, escucho sí y leo lo que dice porque de eso no hay manera de escaparse pues tiene el don de la ubicuidad. No hay tema ni ocasión que deje de lado para estar en la punta de la noticia. Está en todo y a todo momento. Pero esta vez hice la excepción y me puse con mis cinco sentidos para analizarlo clínicamente. Lo hice solamente por ver a Silvia Buendía, un personaje que verdaderamente aprecio y, además, admiro por inteligencia y belleza. Era una de las tres entrevistadoras y tenía curiosidad de ver su desempeño pues ella es atrevida y atractiva. Total que como de costumbre a la diez de la noche cerré mi Twitter, y en lugar de ponerme a ver una serie, la de los Tudor, me acomodé para mirar la entrevista que se pasó el miércoles 3 de agosto en lo que yo todavía llamo canal 4, y creo que se llama RTS .

Así me senté con ojo analítico a seguir la entrevista que duró una hora. Con paciencia analicé los ademanes, gestos, frases y posturas de Rafael Correa, al ser humano, no al Presidente. Ante tres damas eso es lo que pretendía ver, al menos porque el resto de lo que iba a decir ya lo sabía o suponía saberlo.

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