5 mayo, 2024

Opinión

Los bufones y el Rey

Qué lástima por los que hacían de bufones con máscaras grotescas y canciones! ¡Qué lástima que así se les obligue sin importarles sus tristezas y dolores, Porque debían hacer reír al rey […]

El año nuevo y la eternidad

Los humanos nos parecemos a veces a nuestras “hermanas las ranas”, como diría S. Francisco. Ciertamente, nos distinguimos de ellas en que mientras las ranas dan saltos por el espacio; nosotros, en cambio, damos saltos por el tiempo: saltamos de un año a otro. Pero, si nos descuidamos, podemos parecernos a las ranas, en la frivolidad, la trivialidad, la superficialidad con que damos nuestros saltos. Que las ranas sean intrascendentes en sus saltos espaciales es normal; pero no es adecuado que nosotros en nuestros saltos cronológicos seamos superficiales como los batracios.

Lo primero que debemos pensar ante el año nuevo: No es lo mismo año nuevo que año bueno o, más aún, mejor. Influidos por la sociedad de consumo, corremos el peligro de identificar lo “nuevo” con lo “bueno” y lo “mejor”. El comercio nos ha convencido que “nuevo” es igual a “mejor”. Los detergentes, por ejemplo, vienen con la palabra “nuevo” para convencernos que éste es mejor que el anterior. Nuevo, sin embargo, no es sinónimo de mejor.

Mensaje para el año nuevo

Sólo hay dos cosas que podemos perder: el tiempo y la vida, la segunda es inevitable, la primera imperdonable -José Maria Franco Cabrera –

Así como a los dorios, jonios y eolios miles de años atrás les costó convertirse en los antiguos y maravillosos Griegos porque hablaban distintas lenguas y dialectos, tenían culturas distintas, etc. Pero cuando lo lograron cambiaron el mundo para siempre, asimismo a los que conformamos el Ecuador nos cuesta todavía ser un país unido sin regionalismos, discriminaciones, etc. buscando soluciones en común para convertirnos también en ejemplo para la historia.

The Protester – El Manifestante

Pertenezco a una generación que no se rebela porque está ocupada comprando, haciendo dinero o buscando el éxito. Aprendimos desde pequeños que lo importante era trabajar para conseguir seguridad económica y el triunfo personal. Temprano aprendimos que si teníamos suficiente dinero podíamos adquirir mucho confort, una buena casa, un buen carro, y artículos de lujo que nos permitieran vivir de la manera “correcta”.

Personalmente me sentía algo incómoda en estas reglas del juego porque me consideraba una “idealista” algo fuera de lugar, hablando de justicia y de doctrina social de la iglesia en medio de un mundo consumista muy cómodo haciéndose de la vista gorda. Pero como lo concreto y tangible es muy atractivo, me compraba mi dosis de anestesia y por algunas temporadas viví en paz con el sistema imperante.

El gobierno que nos merecemos.

La principal responsabilidad de todo gobierno es la paz social. Cuando la intervención del estado es democrática, debe garantizar la legítima facultad que tiene cada hombre para ejercer libremente sus derechos.

Nadie puede reclamar un derecho para sí mismo, sin reconocer ese mismo derecho para los demás. El deber es una necesidad moral; el derecho es un poder moral.

La libertad es el poder que tenemos para ejercer ese derecho, pero dando a los demás el mismo poder para ejercer su propio derecho. El mayor respeto de un gobernante hacia sus gobernados, es su convencimiento de que el hombre debe ser sagrado para el hombre.

La Jubilación Forzosa

Los romanos refiriéndose a la vejez señalan que esta no era una desventaja, ya que los ancianos tenían un papel importante dentro de la sociedad. La sabiduría de los mayores surgía de la experiencia, habiendo perdido “esa fiebre ambiciosa” que hace tan peligrosos a los jóvenes, motivo por el cual se les concedían peso a sus opiniones. Eran tratados con respeto, al saludarlos, al abordarlos, al cederles el paso, al ponerse de pie en su presencia, al consultarlos. El prestigio de los ancianos configuraba todo el poder del Senado, pues ellos eran por excelencia los senadores, el mismo nombre se deriva de la palabra “Senex”, es decir anciano. Estos antiguos magistrados velaban por su ciudad, y su papel era normalmente el de conciliadores.

Paradójicamente, en el Ecuador, el gobierno nacional está empeñado en jubilar a todos los funcionarios públicos, entre ellos médicos y profesores que han llegado a los 70 años de edad. A esto se suma que, la Jubilación que es una forma universal reconocida por todos los países de premiar al ciudadano que después de aportar durante muchos años, reciba una pensión que le garantice seguir viviendo, se ha convertido en un mito en nuestro país, pues se tiene la impudicia de otorgar pensiones jubilares de una irrisoria cantidad. Un ejemplo de lo que afirmo es que el 80% de los jubilados viven en la mayor pobreza y nada o casi nada se ha hecho al respecto. Muchos discursos, muchas promesas electorales, pero todo queda en aguas de borrajas.

Pienso, luego estorbo.

Este es uno de los slogans que se usó en las protestas de España, y es una realidad que se vive en los países socialistas. Cae de perlas a los gobiernos de esta ideología que la gente no razone, que acepte sin discusión lo que se le dice. Pensar es algo que provoca preguntas y despierta dudas. Por esto es un fastidio la prensa, pues es como una pulga en la oreja muchas veces. La gente que piensa cuestiona, y todo cuestionamiento provoca diferentes reacciones. Muchas veces la prensa, cuestiona por cuestionar y provoca fastidio, pero algunas veces los interrogantes tienen otro motivo y deberían servir para hacer que el Gobierno reflexione y cambie.

Las protestas están a la orden del día. Los indignados, los anti-Wall Street, los estudiantes chilenos son sólo parte de lo que se ve en el mundo. Yo quisiera patentar también mi frase: “Pienso, luego protesto”, para defender la forma de accionar en contra de esta restricción que se vive, en la que se impide protestar. El Gobierno quiere patentar la frase “Prohibido olvidar”, posiblemente para cancelar y destruir las portadas de la cuarta edición del libro “El Gran Hermano”, que tiene esa frase.

El "Hombre nuevo" de siempre

Aparentemente la exigencia por un “hombre nuevo” que esté más allá de las fronteras de las sociedades, que hoy sienten pisoteados sus derechos e insatisfechas sus necesidades básicas, y que defina lo que debe ser con su presencia actual ¿es, en verdad, algo inusitado.? ¿Cómo así? ¿De dónde acá? ¿Es posible lograrlo pese a las cadenas del mundo de los consumos inútiles, de la perversa publicidad politiquera, de la red de inseguridad social impertinente? ¡Quién sabe! Pero el “hombre nuevo” que debe aparecer tiene que ser luz en la oscuridad de donde proviene. En su responsabilidad está la marginación a todo lo que impida una solidaridad abierta, libertaria y en plenitud de justicia. El hombre nuevo, sin embargo, preconcebido en su apología mesiánica para ahora, en realidad es de ayer… De un ayer muy lejano. No sólo en los tiempos. También en los vericuetos de sus razones por mostrarse… Por cierto, todo apunta al hombre nuevo sinónimo del hombre ideal. Esto es, al permanente camino de la utopía!

Cuando mueren las naciones

La ley divina se expresa en los mandamientos de Dios. Los mandamientos y los preceptos son la síntesis concreta de todo lo que el hombre debe hacer o evitar para adquirir las virtudes, conquistar la verdadera libertad y alcanzar el Sumo Bien.

Diferentes religiones lo expresan con diferentes palabras y actos que sin embargo mantienen una analogía.

Dios, Alá, Moisés en la Toráh, Yavé y Jehová, Buda… ha dado su ley para que el hombre no se engañe sobre lo que es su verdadero bien. A menudo sucede que las personas no quieren entender para no tener que hacer el bien. Es decir, encuentran muchos argumentos para justificarse y hacer aquello que los beneficie, en vez de lo que es justo.

Pisar donde Él pisó

Pasos en la arena

Seguir los pasos es ir tras alguien que dejo una huella. Huella que se quedó grabada en el lienzo del corazón. Huella que marco los siglos en la historia de la tierra.

Seguir los pasos es caminar, avanzar, ir respirando, es vivir, y “vivir es siempre una oportunidad para ser mejor persona”. Vale la pena pensar en eso; en todo lo que hemos ido viviendo durante el año, lo bueno, lo malo, lo no tan bueno y lo no tan malo. Cuántas oportunidades ganadas y cuántas oportunidades perdidas. Propósitos, anhelos, ilusiones. Frustraciones. Pero aquí estamos, seguimos viviendo, seguimos de pie.

Cada mañana, cada tarde, cada noche, cada día, son motivos para agradecer, para sonreír, para disfrutar. Mirar al mundo con amor, agradecer con sinceridad.

×