6 mayo, 2024

Comentario

El principio del ritmo

“Todo fluye, afuera y adentro; todo tiene sus periodos de avance y de retroceso; todo asciende y desciende; la oscilación de péndulo se manifiesta en todo; la medida de su movimiento hacia la derecha es la medida de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación” El Kybalion

Por tal motivo la seguridad verdadera no existe, ni la permanencia absoluta, ni la eternidad más allá del instante.

En todo hay un movimiento de ida y vuelta, en lo físico y en lo mental y en las emociones.
En la vida experimentamos la alegría y el sufrimiento, el dolor y la felicidad, sabemos que es de día porque amanece después de la noche. Son condicionamientos. Cargamos con la enseñanza de la dualidad; aprendemos que es claro cuando no es oscuro. La realidad es otra. En la verdad no existe la dualidad. Solo se existe, solo se es.

Una mona en Quito

Desde hace dos años y medio vivo en Quito. Quisiera quedarme aquí para siempre. Me gusta el clima, me encantan las montañas, el color del cielo, el nivel de conversación, la diversidad de sus habitantes. Me fascina mi barrio, porque puedo caminar al parque y a la panadería, porque frente a mi casa queda una cooperativa de taxis y, a una cuadra, una escuela pública y una galería de arte.

Por ahora tengo la oportunidad de hacer un trabajo que aporta mucho al desarrollo y a la educación de mi país. La televisión es un instrumento muy potente para incidir en el nivel cultural de las personas. Me han dado la confianza para tomar decisiones importantes y me he esforzado por hacerlo bien y a conciencia. Me he encontrado con profesionales de extraordinaria calidad, tanto en mi equipo de trabajo como en las productoras independientes. Definitivamente el nivel de producción audiovisual es mejor y, en general, lo es el nivel profesional de las personas. Han tenido más oportunidades para salir del país y para recibir a extranjeros y capacitarse. La capital del país tiene muchos privilegios.

Lo que ves es lo que obtienes

“Nadie enciende una lámpara y la pone en un lugar escondido ni la oculta en una vasija, sino que la pone en un candelero para que alumbre a los que entren. La lámpara de tu cuerpo son tus ojos, si tus ojos están sanos todo tu cuerpo estará iluminado; pero si está enfermo, todo tu cuerpo estará oscuro. Cuida, por tanto, de que la luz que hay en ti no esté apagada”. (Lc 11: 33-36).

Si un labrador intenta buscar la belleza en una puesta del sol, lo único que descubrirá será el sol, las nubes, el cielo y el horizonte de la tierra… mientras no comprenda que la belleza no es una cosa, sino una forma especial de mirar. Buscarás a Dios en vano, mientras no comprendas que a Dios no se le puede ver como una “cosa”, sino que requiere de una forma especial de mirar…semejante a la del niño, cuya visión no está deformada por doctrinas y creencias prefabricadas.

Nuestro mundo hoy

“Hemos modificado tan radicalmente nuestro entorno que ahora debemos modificarnos a nosotros mismos para existir dentro de ese nuevo entorno”. Norberto Wiener

El cambio continuo y acelerado de las nuevas tecnologías así como su influencia en la educación, la cultura, la forma en que nos comunicamos, informamos, compramos y un largo etcétera, queda reflejado muy bien en el pensamiento de Wiener que encabeza esta reflexión.

El problema es cómo cada generación se modifica, cambia y a qué velocidad y además cómo se actualizan los diversos países, en los varios continentes en función de su cultura, religiones, tradiciones y más. Estamos en un mundo en que el cambio de civilización nos está llevando a un conflicto global entre naciones, culturas y religiones y a confrontaciones internas, en cada país, en lo generacional.

El Dios de las cosas

En cierta ocasión asistí a un retiro espiritual donde escuché a un sacerdote decir: “A veces, por atender las cosas de Dios, nos olvidamos del Dios de las cosas”. Aquellas líneas se grabaron muy dentro de mí ese día y hoy, a ratos asaltan mi mente para volver a escribirse, como si las leyera por vez primera, adquiriendo nuevos significados antes ignorados. El Dios de las cosas. Y las cosas de Dios. ¿Cuáles son esas? Para aquel sacerdote, atender las cosas de Dios es perdonar las almas contritas, ofrecer un pancito mojado en vino santo, narrar las historias de un Dios humano. Para la viejita que va a misa de ocho o de seis todos los días, atender las cosas de Dios es dirigir el canto, recoger la limosna, orar a solas. Para la monjita del convento, atender las cosas de Dios es desayunar sacrificios, amasar el pancito sagrado, orar por un mundo doliente.

¡Y Tú, ¿Qué eres?!

Ser lo que soy/ Sin miedo, sin escombros inútiles de duda/ Ser lo que soy/resuelto/ sin el complejo antiguo de la culpa/ Ser lo que soy sabiendo que me aceptas total en tu ternura. (C. Flores sj).

Los seres humanos nos preguntamos constantemente ¿quiénes somos? Necesitamos saber para descubrir nuestra verdadera identidad. Eso lleva toda una vida, la gran mayoría de las veces, mientras tantos peregrinamos, buscamos, vivimos, pero debemos vivir a plenitud, ese es el desafío, pero no lo hacemos, sufrimos por saber quiénes somos. Una cosa es segura, una pista para descubrirlo son nuestras acciones, nuestras obras que no definen quienes somos, sino lo que podemos ser. Y podemos ser santos o pecadores, grandes o pequeños, he ahí la maravilla de la libertad y de las posibilidades humanas. Cuenta C. Valles:

Historia del hombre que lanzó su lengua al viento

El presidente salió a dar un paseo en bicicleta. Su recorrido lo inició alrededor del palacio, luego rodeó la plaza grande, y salió por la Av. Nueve de Octubre. En la esquina habló con tres mujeres del pueblo, que se encontraban vendiendo al pie de la estación de la metrovía caldo de tronquito, caldo de salchicha y sopa de cueros al sol y se dirigió por la 25 de Julio, laaaaargo hasta el puente que une con la isla santay- la puntilla- los samanes; en la bicicleta, dale que dale. En el puente pregunta por el salón panchana y lo llevan hasta el set de “Ecuador tiene talento”. Aprovechando la presencia del presi, lo quieren hacer bailar con la W. pero huyó como bestia que se lo lleva un salvaje, porque ella le puso una cara de diabla. Se detuvo, y se vio como un revolucionario cansado. Miró a una multitud de estudiantes del Mejía y el Montufar que no lo alababan, jóvenes estudiantes de corazones ardientes y redondas piedras, compañeros y compañeras, identificados con otra fascinación. Se acercó con su paso de Presidente, que es el paso del poder y sin embargo, la multitud lo ignoró. Es que miraban al hombre que es capaz de arrancarse la lengua de la boca, lanzarla al viento y ordenar que regrese a su boca.

Rosa Amelia Alvarado Roca

Con los 50 años de la Revista HOGAR, vale resaltar a Rosa Amelia Alvarado Roca -su Directora Fundadora- como una de las mujeres extraordinarias del Ecuador al mundo.

Mujer de tantas facetas que brillan cual las de un diamante.

Una de ellas, como poeta de versos de amor y pasión: entre la rosa, el mar y la espuma tranquila en la arena -Dulce y también fuerte- ¿?

¡Sí! -Fuerte en su hacer cultural por esta su ciudad Guayaquil, enfrentando la más dura lucha por preservar y defender el Núcleo del Guayas de la Casa de la Cultura Ecuatoriana como su Presidenta; con una fuerza que agiganta su estatura, que tiene que ver con su hacer inclaudicable entre el arte y la cultura que la desarrolla intensamente en dicho centro.

¿Dios es justo o misericordioso?

La parábola del dueño de la viña, que nos relata San Mateo en el Evangelio del 21 de septiembre (Mt 20, 1-16), claramente demuestra que Dios es infinitamente misericordioso, podríamos decir injustamente misericordioso, al menos, ante nuestros ojos humanos. Pagar lo mismo al que había trabajado una hora, que al que había soportado el sol trabajando todo el día, y no sólo eso, pagarle primero al que había trabajado menos, suena a algo injusto. Traducido a la religión, significa que el que fue pecador toda una vida y se arrepiente sinceramente en el último segundo de su vida, irá al cielo más rápido que el que se pasó toda su vida rezando en la Iglesia o sirviendo a sus semejantes.

Es más, todos somos pecadores, pero nuestro mayor pecado es el de juzgar a los demás, y pensar que fulano ya debe estar condenado. Dios perdona inmediatamente y limpia todos los pecados del que lo ofendió. Por eso, nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, ha pensado que, ante la justicia divina, es injusto condenar al divorciado a vivir separado de la Iglesia, que es la fuente de santidad de todo ser humano. Si Jesús, en su tiempo, que no era peor que el nuestro, cuando le llevaron a la adúltera y le pidieron que de Él su veredicto, simplemente escribió: “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.”, porque sabía que todos somos pecadores.

Hacer una pausa

Cuando alguien está cansado de correr, de trabajar. Estresado por llegar tarde, por preocupaciones, por cumplir tareas, por dar exámenes… HACER UNA PAUSA es indispensable como condición de recuperación corporal y relajación espiritual y mental. Para ello, el saber respirar es la clave, hacer una pausa es detenerse y respirar bien para caminar. Los andinistas, los escaladores lo saben hacer como clave para la consecución de su meta. El estudiante que tiene método y logras resultados, descansa cinco minutos después de una hora de estudios.

Querido Joven, has comenzado tus vacaciones entre los quimestres, a lo mejor ya va una semana. ¿has hecho algún plan? ¿lo han hecho tus padres? ¿han podido liberarse de obligaciones y manejar las ocupaciones? ¿Cómo vas, querido joven a vivir estos días de ocio? El aprender a respirar puede ser una gran terapia para que te ayude a oxigenar tu cerebro y así iluminar tu mente, llenar de aire tus pulmones y coger fuerza para seguir caminando, creciendo, luchando por lo que anhelas y deseas y se convierte en la meta de tu vida, razón de tus estudios. Entonces hacer una pausa es examinar la vida, valorarla y hacer las preguntas necesarias que te hagan dar cuenta de lo valioso que eres, de lo mucho que tienes y de lo que te falta desarrollar para ser persona a plenitud que vive la vida con dicha y dignidad.

×