29 abril, 2024

Falacia

Una de las actitudes más chocantes en la vida, es la falta de profesionalismo, al menos que éste radique en decir mentiras, verdades a medias o en el desprestigio encubierto. Lo que se traduciría a que no son amigos sino enemigos, y debemos estar mucho más atentos a lo que dicen informar.

Jesucristo condenó la hipocresía, la falsedad, la falta de honestidad.

No les importa, inclusive afectar la imagen del Papa, sobre quien dicen informar, persuadiendo con falta de veracidad.

Voy al punto, se trata de una noticia publicada hace pocos días, titulada así:

Once días

No temas a la muerte, es inevitable. A lo inevitable no hay que temerle, solo hay que tomar conciencia, saber de qué se trata y prepararse.

Lo inevitable es como respirar.

Pero, piensas en tus hijos, si son pequeños piensas más, en tu empresa, en tu familia, en los sueños que aún no has hecho realidad.

No te aferres a nada. Es bueno sentir y tener dentro de ese sentir, el sentido de la responsabilidad y la ilusión, y el objetivo de la vida… Pero, ¿dedicar tu vida a construir aquello que un día se va a derrumbar?, no tiene sentido. La vida hay que vivirla, ¿y cómo?, aprovechando lo que tienes a la mano, y visualizando, sin angustia, lo que quisieras tener y aún no llega a ti o tu a eso.

Novela de Navidad

“En su primera Navidad, por lo demasiado tiernita, no pudo gozar de la alegría de estas fiestas y nadie le prestó mayor atención”

Frase que consta en el libro “Recuerdo del natalicio”, lo escribió mi mami cuando yo nací. Me lo entregó hace unos meses y al leer lo que dice sobre mi primera Navidad encontré la explicación del sentimiento dual que me inunda cuando el aire del mundo se impregna con el aroma navideño, las vitrinas, las calles, las casas y la gente lucen como luce todo en Navidad, rojo, verde y dorado.

En este artículo voy a ser honesta conmigo y también con los lectores, y voy a intentar explicarme y explicarles el porqué de lo que yo entiendo como una estupidez más de un mundo materialista, una falsedad más de una sociedad hipócrita, un sinsentido del sentido de la espiritualidad; a la vez, quiero entender la nostalgia de esta época, la calidez del ambiente y la añoranza del amor…

La trituradora

El padre Luis Martínez de Velasco, fue un sacerdote español, que llegó al Ecuador en el año 1968, primer rector de la Iglesia rectoral, San Josemaría, en la vía a Samborondón; escritor fecundo y colaborador de diario El Universo, con la columna “Dios y yo”, su último artículo a propósito de la festividad de Cristo Rey, lo empezó a escribir un día antes de su partida al Padre, fue publicado hasta el sexto párrafo, hasta donde lo dejó. Sugería revisar la caridad en cada uno, de acuerdo a lo que exhorta el Papa Francisco en Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio), para no caer lo que se puede llamar, “caridad a la carta, una serie de acciones tendientes solo para tranquilizar la propia conciencia…”

Cuando recibí la noticia de la muerte del Padre Martínez de Velasco un dolor profundo e intenso envolvió mi alma e hizo aquietar mi corazón, sentí algo que podemos llamar “orfandad espiritual”…el padre Martínez tenía en mi, y pienso que en muchos, esa etiqueta de permanencia que nos llevó a creer ingenuamente, que nunca se iría de nuestro lado.

Cabalgar sobre la ola

Ser consciente de la respiración, de las posturas y estiramientos que se practican durante la práctica conocida como Hatta yoga beneficia el cuerpo, y también la mente. Si al ejercicio físico sigue la otra parte del yoga que es la meditación, el resultado será óptimo. Al meditar se aquietan los sentidos, se entra en contacto con Dios y se va sanando el alma. Lo que convierte al yoga en una forma completa de ejercitarse cada día.

El yoga se presenta como una buena alternativa para el tratamiento de afecciones emocionales y psicológicas. Con sus diversas prácticas físicas, espirituales y meditativas, aporta beneficios para el bienestar integral, ya que trabaja en todos los planos.

El hábito

Solemos decir o al menos hemos escuchado decir: “el hábito no hace al monje”; tal afirmación se deriva del tipo específico de traje que usan algunas comunidades religiosas. Tal traje es una demostración externa, dice que esa persona pertenece a alguna comunidad, pero, poco puede decir que como es esa persona en realidad, respecto a sus obras, pensamientos, palabras y omisiones.

Al decir “el hábito no hace al monje”, también podemos entender de que por mucho que se realice una práctica determinada eso no es garantía de que lo que se está haciendo sea lo correcto. Simplemente es un hábito, que puede incluso ser completamente errado o perjudicial.

Traigo a consideración el tema, más que para profundizar en el comportamiento moral de las personas, para reflexionar acerca de la acertada acción profesional en diferentes campos. Sobre todo porque parece querer entrar en boga la corriente de que no es necesario ser profesional en algo para saber realizar bien dicha actividad.

El principio del ritmo

“Todo fluye, afuera y adentro; todo tiene sus periodos de avance y de retroceso; todo asciende y desciende; la oscilación de péndulo se manifiesta en todo; la medida de su movimiento hacia la derecha es la medida de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación” El Kybalion

Por tal motivo la seguridad verdadera no existe, ni la permanencia absoluta, ni la eternidad más allá del instante.

En todo hay un movimiento de ida y vuelta, en lo físico y en lo mental y en las emociones.
En la vida experimentamos la alegría y el sufrimiento, el dolor y la felicidad, sabemos que es de día porque amanece después de la noche. Son condicionamientos. Cargamos con la enseñanza de la dualidad; aprendemos que es claro cuando no es oscuro. La realidad es otra. En la verdad no existe la dualidad. Solo se existe, solo se es.

Poesía de la estación del Tren

Puede ser poema, porque es un escrito determinado y en verso, pero a la vez es poesía, ya que abarca lo que para mi concepto es la belleza de la experiencia que se vive en la estación de tren de Varanasi, India. Por eso titulé a este escrito “Poesía de la estación del tren”.

Como prefieran los lectores.

Para mí, he aquí la poesía (y poema):

El borracho

Recuerdo una noche de tormenta, con rayos, truenos y centellas. Se había ido la luz. En el viejo hospital del pueblo, situado en lo alto de la colina, los internos o médicos aún no graduados, la jefa de los médicos graduados también de los no graduados y de todos los demás; de las enfermeras y del conserje, conversábamos sobre temas irrelevantes, cuando alguien tocó la puerta del hospital que había sido cerrada por seguridad.

Era un borracho conocido. Antes, en varias ocasiones fue atendido en el hospital, por los síntomas producto de su alcoholismo. Ahora llegaba como un fantasma en medio de la tormenta y de la oscuridad. Tengo un dolor terrible en la boca del estómago, gemía. Necesito ayuda. El hombre apestaba a diablos. Vomitaba como un descosido. Llévenlo a la emergencia, dijo alguien. No hay como atenderlo, apesta demasiado. Bueno, déjenlo ahí, a ver si se le pasa la borrachera, al menos hasta que llegue la luz. Llegó la luz. Prendan el aire acondicionado de la emergencia, para que el mal olor se vaya un poco. Sería mejor que la enfermera lo vaya aseando para poderle dar atención al borracho, dijo alguien más. La enfermera dijo: ¡no, apesta! El hedor es insoportable. Algún interno se acercó al borracho, lo miro, le tomó el pulso y le colocó un suero.

¿Libro impreso o libro digital? – Parte III

Existen pros y contras, y la gente todavía no se acostumbra del todo a los libros digitales; hay gente que siempre preferirá cargar con su libro impreso.

Algunos dicen que “una edición especial de pasta dura siempre será un tesoro para los fanáticos y amantes de tal o cual historia.”

Sin duda, hay ventajas de los libros digitales sobre los de papel, pese a esas ventajas, el libro tradicional no morirá, porque el valor del libro no es solo el texto, sino el libro mismo.

Aparentemente el primer libro electrónico, corresponde a una enciclopedia mecánica, apareció en 1949 gracias al proyecto de una profesora española llamada Ángela Ruiz Robles.

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