8 diciembre, 2024

La alegría de creer

La persona que tiene en qué y en quién creer tiene la experiencia del sentido de la vida y el coraje de existir. Este es un principio de vida: La Alegría de Creer refuerza el coraje de existir

Un momento padre Fabro -exclamó Enrique- un joven católico del último año de bachillerato de un colegio católico. Yo lo respeto y admiro por su entrega a los jóvenes, en su clase Ud las prepara, las hace dinámica, participativa, usa metodologías interactivas y evaluación formativa, no es aburrido le debemos mucho como profesor de ética y de cristología. Pero, como Ud dice el paso del comprender al emprender una vida ética y creyente es de años de mucho esfuerzo y muchas dificultades. ¿De dónde, padre Fabro, nos dice que la Alegría del creer refuerza el coraje de existir? ¿Acaso usted no tiene claro que vivimos en un mundo plural, pluriétnico, pluricultural y quien sabe si pluriteísta? -¿Quieres decir politeísta Enrique? -Eso eso –

Y dime Enrique ¿en qué lo plural, la no creencia de alguno o muchos afecta la alegría de creer de unos pocos o muchos? Si se manifiesta una perspectiva de vida distinta, el plus de sentido que anima a su caminar, ¿por qué el sentido de una persona afecta negativamente el sentido de otra? ¿No es todo lo contrario? Y ahora que estamos en el tercer domingo de adviento y preparándonos para Navidad es cuando los creyentes deben manifestar la alegría de creer, el coraje por existir.

Cuando alguien dice que el sentir la ternura de un niño, su mirada indefensa y su sonrisa esperanzadora expresa ante todo un proyecto de amor que sus padres forjaron en su historia y creer que lo pueden cuidar, educar es hacerlo crecer con sentido y a pesar del enorme esfuerzo que es educar y cuidar a un niño ante todo lo que provoca es alegría y unión en la pareja en la familia y en la sociedad. La alegría de acoger a un niño, es acoger la vida como don y tarea. Tienes por quién vivir y miras el futuro con esperanza. Vives el presente luchando con coraje, no aplastado, no cansado, a pesar del esfuerzo y las dificultades, sino con alegría; sientes ternura. ¿Por qué, entonces, no reconoces esa alegría, Enrique?

Josefa intervino y dijo con claridad y cariño ante el silencio de Enrique y su mirada baja. Sus padres reconocieron que fallaron, fueron infieles a su promesa. Enrique adolescente, necesita de sus padres como cuando niño, no por la protección sino por entender que un amor verdadero no puede perecer. Fueron felices muchos años ¿por qué hoy fallaron, la vida no tiene sentido, el ser humano no puede levantarse?

Josefita, bien entendido el problema de Enrique, se pierde una alegría ante el fracaso de un proyecto de pareja. Pero, el proyecto humano continúa y solo se puede seguir y consolidar un proyecto con alegría, coraje y esperanza. Los hombres y mujeres somos débiles, podemos fallar, pero la ternura y sonrisa de un niño no se borra jamás, eso ayuda a recuperar el amor, en primer lugar, a sí mismo. Luego a la vida, a rearmar las fuerzas, revisar proyectos. La pregunta no es por qué somos frágiles; sino por qué no cuidamos la belleza del ser. Si no cuidamos lo mejor de nuestro corazón, surge lo impredecible, lo desagradable, lo insoportable de nuestra finitud, pero no anula el horizonte de plenitud que te puede levantar y puedes recuperar la alegría de la vida y el coraje de existir. Eso es para mí, el mensaje de Navidad: “comunicar la buena noticia a los que sufren, vendar corazones rotos” (Is 61: 1-2).

El recordar la Navidad cada año es recuperar la historia de amor de Dios con su pueblo. Y al revisar nuestra vida reconocemos nuestros límites, sabemos que fallamos, pero si cada año recuperó la ternura del Niño Jesús, me dice que Dios no falla. El Dios de las promesas cumple su palabra en el niño Jesús y el niño Jesús me regala su sonrisa. Cuando yo hoy la reconozco en cualquier niño, si lo cuido respeto y lo educo no puedo transmitir mi tristeza ni pesimismo sino la alegría de vivir y el coraje de existir. Eso es prepararnos para la verdad profunda de la vida. En la oscuridad de la cueva de Belén surge la luz de la esperanza y la mejor definición del ser humano es un ser con futuro, un proyecto humano que se define siendo no estancado en conceptos y perfeccionismos teóricos. Navidad es experimentar solidaridad, no estamos solo en este mundo. La tristeza se convierte en alegría cuando recupero la ternura y ternura es lo que más hay en Navidad. No caminamos solos; Jesús es El Emanuel, el Dios con nosotros. Y es Dios con nosotros, no porque se hizo uno como nosotros sino porque es uno de nosotros.

Creer es confiar en las fuerzas de la vida reveladas en la ternura y alegría. Los momentos de adviento y navidad me ayudan a experimentar el todo de la vida. La vida, dijo Cristina, está hecha de días que no significan nada y de momentos que significan todo.  Así sea.

 

PARA PENSAR

¿QUÉ MENSAJES TIENES EN EL ADVIENTO PARA LOS DEMÁS?
Que creer produce alegría y da fuerzas para vivir

¿SE PUEDE ESTAR ALEGRES EN MEDIO DE TANTOS FRACASOS?
No siempre, pero se puede recuperar la alegría del creer y el coraje en existir

¿De qué está hecha la vida?
De muchos momentos que no significan nada y de pequeños momentos que significan todo. 

 

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Carta a Jaime

Jaime;

Soy un guayaquileño ya fatigado de tanto serlo. Más que cansado, soy un guayaquileño ya sin sueños. Cuarenta y cinco años radicado en este gran poblado y luchando con la pluma por y para soñar, porque si uno no sueña, prácticamente ha muerto. He sido activista combativo con la pluma y me entrometí en los quehaceres cívicos desde todos los ángulos posibles. Desde la Cámara de Comercio en 1.982 inicié una tarea cívica larga y sostenida. Logré como novato desesperado que se ubicaran 500 rústicos maceteros al cuidado de cada comerciante ubicado a lo largo de lo que en ese entonces se llamaba Boulevard 9 de Octubre. Abdalá llego a la alcaldía y los mandó a botar en alguna parte. Ya los jóvenes no se recuerdan, y de nada sirve traer a tiempo presente la cantidad de vicisitudes que anduvimos desde la Operación Guayaquil Protesta, que culminó políticamente con el desfile del yucazo, cuando te fotografiaron dando la señal del tubérculo a la caravana que la presidía Rodrigo Borja una vez que decidió por la fuerza pública tomarse la Avenida 9 de Octubre, un 9 de octubre. Me involucré en la Cámara de Industrias donde tuve la sensación de lo cívico se confunde con lo gremial, sin darse cuenta que el gremio vive y se desarrolla en una ciudad.

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