26 abril, 2024

¡Una de dos!

Ante la aguda crisis económica que atravesamos, escuchamos versadas opiniones, unas considerando a las medidas adoptadas por el gobierno como la única tabla de salvación, y otras como el medio más expedito para empobrecemos más y terminamos de hundir. ¿Cómo es posible que personas versadas opinen tan diferente? La explicación está en la visión que cada una de ella tiene de lo que debe ser el Estado.

Sabemos que no se puede contentar a todos y que debemos procurar el bien para la mayoría de los ecuatorianos. Ha llegado el momento de suspender las exposiciones estériles, tomando al toro por los cuernos y decidir, en discusión frontal, afecte a quien afecte, una de dos:

a) Aceptamos al Estado con su diseño actual y lo financiamos, o
b) diseñamos uno nuevo de acuerdo a las necesidades de hoy.

La primera opción beneficia a los burócratas; la defienden sus sindicatos, los mismos que exigen cada vez más. Los impuestos se incrementarán progresivamente y es el medio perfecto para seguir ahuyentando a los inversionistas tanto extranjeros como nacionales.

La segunda, posibilidad, la de rediseñar un nuevo Estado acorde a las exigencias actuales, plantea una verdadera revolución que busca una Administración Pública con pocos funcionarios eficientes y muy bien pagados. Esto conlleva a una disminución de tributos y simplificación de trámites que atrae la inversión y, por tanto, crea empleo.

Esta segunda opción, no es considerada, ni siquiera se la imaginan aquellos privilegiados acostumbrados a vivir a costa de los que trabajamos. Una vez más: la finalidad del Estado no es la de dar empleo en sus dependencias, pues por encima del bienestar de unos pocos está el bien común de la gran mayoría, éste sí objetivo fundamental del Estado.

Si no se llega a un acuerdo definitivo en las instancias indicadas en a) o b), no tendremos más camino que el planteamiento de autonomías regionales.

Al opinar así, no estamos creando una nueva e inusitada teoría del Estado; sencillamente estamos usando mecanismos de supervivencia y reflejando las aspiraciones de los ecuatorianos.

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