Constancia, conocimiento, credibilidad, unidad

El Gobierno dice que nunca damos propuestas, que nadie sabía que el precio del petróleo caería, sin embargo corta las vías de comunicación para callar la verdad, pero en el internet y redes sociales ni la mala utilización de recursos del Estado en «trolls» funciona.

Ahora todos quieren figurar atacando al Gobierno, pero cuando se trabaja diariamente no es necesario hacer tanto teatro para figurar. Los ciudadanos ecuatorianos quieren propuestas claras para salir de la recesión, de la falta de empleo, de la pobreza, sin embargo, las propuestas solas no son suficientes ya que estas pueden ser copiadas y repetidas también. Las propuestas son válidas cuando están acompañadas de credibilidad.

Credibilidad se gana con el tiempo, con récord de éxitos y triunfos que muestren que lo propuesto no es fruto de la improvisación, sino del conocimiento y la experiencia.

Algunos pretenden criticar el conocimiento indicando que hemos tenido presidentes con títulos académicos rimbombantes y que han destruido nuestro país. Pero el conocimiento puede ser usado para el mal, por lo que el conocimiento no es lo criticable, sino la utilización del conocimiento. También es criticable la falta de experiencia, o la improvisación, ya que para toda función es necesario tener cierto grado de experiencia para no experimentar en el cargo.

Lo que experimentamos a nivel presidencial es fruto de nuestra cultura, que proviene desde la formación de nuestros estudiantes en escuelas, colegios y universidades, donde el énfasis está en la preparación previa a los exámenes. Lo vemos en precandidatos presidenciales que aparecen en tiempo de campaña, como en los días previos al examen. La preparación debe ser constante, de tal manera que el examen sea una muestra del conocimiento adquirido profundamente y no simplemente de lo que está fresco en la memoria.

Los llamados a la unidad de la oposición están destinados a fracasar porque no se basan en fundamentos serios, sino en razonamientos superfluos, como regirse por encuestas dudosas o primarias para medir la popularidad o el grado de conocimiento que tiene el público sobre un candidato, sin disponer de un padrón electoral de la oposición, porque no existe como tal, o sin lograr más que una asistencia reducida de electores registrados en el padrón electoral de un movimiento político, como ha sucedido recientemente, ignorando que la solución no radica en la popularidad, sino en el conocimiento y la experiencia para resolver los problemas nacionales. Además, si se lograse unidad, todos los recursos económicos se volcarían a promocionar esa candidatura y el grado de conocimiento que tiene el público sobre el candidato crecería inmediatamente.

¿Qué chance puede tener una oposición que se somete a las reglas de juego gubernamental que obliga a los partidos o movimientos políticos en formación a mantenerse callados mientras recogen firmas, gastando grandes cantidades de dinero y esfuerzo, porque si hablan en contra del Gobierno no son calificados?

Si se quiere unidad, aunque sea parcial, es necesario unir esfuerzos y talentos que existen por separado y no someterse al chantaje, ni al que tiene más dinero para recoger firmas que no se traducen en votos, porque mientras recogían firmas permanecían callados o porque están desprestigiados.

Como en el fútbol, si un equipo bueno no hace goles, debe conseguirse un buen goleador si quiere tener opción de lograr el título.