27 abril, 2024

Tranquilidad Financiera

Hay quienes gastan más de lo que ganan, se endeudan y luego no pueden pagar. Viven una permanente angustia financiera que les quita la alegría de vivir, los enferma y hasta los mata.

¿Cómo evitarla y tener tranquilidad financiera? No es cuestión de ganar más o sacarse la lotería, eso ayuda por un tiempo y nada más, es cuestión de aprender a vivir con lo que se gana y estar preparado para las emergencias.

Para aprender a vivir con lo que se gana, empecemos por estimar con realismo y sin exageradas expectativas nuestros ingresos mes a mes por los próximos doce meses.

Luego listemos todos nuestros gastos rubro por rubro: arriendo, carro, comida, colegios, diversiones y así. A ello tenemos que añadir un ahorro mensual de, digamos, un diez por ciento de nuestros ingresos para emergencias. Si nuestros gastos, añadido ese ahorro, suman más que nuestros ingresos, quiere decir que queremos vivir más allá de lo que podemos y somos seguros candidatos a la angustia financiera. Para evitarla tendremos que recortar gastos tomando decisiones tales como cambiarnos de casa, vender el carro, usar la misma ropa, cambiar los menús, buscar otro colegio. Revisemos todo lo que podríamos hacer, ojalá asesorados por algún buen amigo que gane menos que nosotros, y concluyamos qué recortes son menos inconvenientes o menos dolorosos. Tal vez tendremos que dejar amistades derrochadoras. Luego tomaremos las decisiones que haya que tomar para vivir y ahorrar con lo que ganamos, y finalmente haremos un presupuesto.

Habrá siempre la tentación de endeudarnos, pedir prestado a amigos o parientes, abusar de la tarjeta de crédito. Eso es comida para hoy y hambre para mañana. Es mejor conservar las buenas relaciones con amigos y parientes, vamos a necesitar su apoyo emocional, y dejar la tarjeta de crédito en casa, salvo para gastos específicos presupuestados con anticipación, o emergencias, en que nos es conveniente usarla, no producto del capricho, de la emoción del momento o para impresionar.

Ahora tenemos que definir muy específicamente qué gastos son emergencias, a ser cubiertos con nuestros ahorros, muy a menudo serán emergencias médicas. Emergencias no son caprichos o emociones del momento.

¿Cómo asegurarnos que gastamos lo que habíamos definido rubro por rubro de acuerdo al presupuesto? Una alternativa es hacer como hacían nuestras abuelas. Repartamos el dinero por tipo de gasto: comida, luz y agua, arriendo, colegios, etc., y pongámoslo en sobres independientes. Cuando gastemos para comida saquemos el dinero del sobre “comida”, mirando siempre cuanto queda para asegurarnos que nos va a alcanzar y que no nos quedaremos con el sobre vacío antes del fin del mes.

Debe haber un sobre donde tendremos parte del dinero para emergencias urgentes. ¿Cuánto? Digamos una cuarta parte de nuestros ingresos mensuales. El resto va a una cuenta de ahorros para alejar tentaciones.

Si somos una pareja todo lo anterior debe hacérselo en pareja. El cajón de los sobres tendrá dos llaves. Pareja que gasta menos de lo que gana se mantiene unida.

Sólo así dormiremos bien. Sólo así no descargaremos nuestra angustia financiera gritando a nuestros hijos o a nuestros cónyuges. Sólo así aprenderemos a vivir con lo que ganamos. Sólo así tendremos tranquilidad financiera.

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La Consigna

“Todo puede faltarle a un ser humano, menos caridad” escribió un sacerdote jesuita. Estoy completamente de acuerdo, porque esa caridad que significa amor es lo que nos hace humanos.

También escribió: “Si tengo algo que decir a mi hermano, lo busco, aconsejo o confronto, pero no disperso informaciones de las que parcialmente tengo conocimiento”.

Me baso en esas dos frases escritas con acierto para compartir con ustedes la siguiente reflexión.

¿Qué es peor?

Hay algunas noticias que se han destacado en las últimas semanas. Entre ellas, la publicada en el Diario Noticias de España sobre la morgue de Caracas y los cadáveres apiñados en estas. La noticia fue publicada luego por dos diarios de Caracas.

La revista Time en su segundo número de agosto publica en la portada la foto de una jovencita de Afganistán y cuenta en las páginas interiores la historia de su calvario. Ella fue entregada en matrimonio por sus padres a los catorce años, a cambio de una dote, a un señor que por cada error en sus labores domésticas, le pegaba y la maltrataba. Al fin, luego de cuatro años, decidió huir de la casa donde la vejaban y golpeaban, pero fue capturada y regresada al hogar. Al día siguiente se presentó en la casa un comando Talibán que recomendó al marido un castigo ejemplar para que ese mal ejemplo no sea copiado por otras jovencitas. Entonces el Jefe del comando y el cuñado de la chica la sujetaron, mientras el marido le cortaba la nariz y las orejas, retirándolas de su rostro.

2 comentarios

  1. Se lo tratamos de decir a «nuestros amigos», y varias veces, pero no nos hicieron caso! Ahora pagan las consecuencias. Y de alguna forma, nosotros también.
    Fuerte abrazo,
    JRT

  2. Es lo que jamás hizo Rafael Correa en su vida. Vivía endeudado. Hoy frente al gobierno, mantiene sus misma mañas, y miren cómo ha dejado el país, parecemos pordioseros.

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