7 diciembre, 2024

La seguridad del presidente

Se le atribuye al sultán Orkhán I, gobernante del Imperio Otomano, la creación del cuerpo militar de los jenízaros alrededor de 1330. Los jenízaros eran unidades de élite del ejército, y tenían como misión la custodia y salvaguarda del sultán, así como la seguridad del palacio, siendo considerados su guardia pretoriana.

El Presidente Correa  envió a la Asamblea Nacional el proyecto de Ley del «Código Orgánico de Entidades de Seguridad Ciudadana», en el que se crea el llamado Servicio de Protección Público (SPP); esta entidad pública se constituye como una unidad civil armada, paralela a la Policía y a las FF.AA. dirigida por el Presidente de la República y bajo la dependencia del Ministerio del interior; veamos el Artículo 168.- «Naturaleza.- Es una entidad pública, especializada, jerarquizada, civil, armada dependiente del Ministerio del Interior, con el propósito de brindar una cobertura de seguridad integral a las autoridades, funcionarios o funcionarias, dignidades ecuatorianas o extranjeras y personas relevantes que se encuentran en el Ecuador».

Lo más grave está consignado en el Art. 170, numeral 7, relacionado a las Funciones,  que dice: «Solicitar apoyo de la Policía Nacional o de las Fuerzas Armadas, cuando se presuma que el riesgo para el protegido es alto y sea necesaria la coordinación con dichas instituciones, en cuyo caso el SSP será quien lidere las actuaciones», es decir que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional se subordinarán al mando de un civil. ¡Insólito!

Habría que preguntar: ¿En qué parte de la Constitución existe algún artículo que le da la potestad al Ejecutivo o Legislativo de crear una organización civil armada, a órdenes directas del Ministro del Interior, paralela a las FF.AA. y Policía?

En la llamada República Democrática Alemana (RDA), el 8 de febrero de 1950 fue  creada la mayor policía secreta en la historia de la humanidad, llamada Stasi (acrónimo del Ministerio para la Seguridad del Estado), su misión era la de funcionar como un implacable servicio secreto tanto fuera como dentro de la extinta Alemania Oriental, tuvo 91 mil espías a su servicio y 300 mil  informantes civiles, encargados de vigilar cada uno de los movimientos de los habitantes sospechosos de no simpatizar con el régimen.

En una nota de El Comercio (01/07/2014), informa que el Presidente Correa ofreció un almuerzo a los miembros del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) y de la Unidad de Gestión de Seguridad Interna de la Presidencia (UGSI). El Presidente dijo: “Nos sentimos seguros con ustedes, que saben todos los peligros que enfrentamos”. Ahora resulta, según el Ministro de Defensa Fernando Cordero: “los militares no están preparados para cuidar a las personas, incluso al presidente”.

Estas organizaciones civiles armadas tienen un denominador común: son un peligro para la sociedad, para la democracia y para la seguridad ciudadana; aún más, en regímenes totalitarios.

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