28 abril, 2024

El cambio educativo ¿Deseo o Realidades?

Las cosas serán lo que tienen que ser si hacemos que sean lo que son. Parece un trabalengua, pero no lo es. No se trata de añadir cualidades cuando uno quiere descubrir la esencia de una cosa, sino de reconocer sus potencialidades, que son y son muchas, para ello debemos potenciar su naturaleza, lo que es. Y si algo nos enseña la vida y la historia, es que el ser humano no es solo una animal de realidades sino de múltiples posibilidades.

Un grupo de rectores de las seis Unidades Educativas de los jesuitas del Ecuador junto con sus máximos directivos académicos fuimos a conocer la propuesta educativa de los jesuitas catalanes y de la Hermana Monserrat del Pozo, de la congregación Misioneras de Nazaret en Barcelona del 8 de febrero hasta el 13 del presente año.

¿Qué es lo que vimos? Que el tan cacareado cambio educativo es posible. Que los chicos pueden obtener gusto en el aprendizaje, que no se va a un aula escolar sino a un centro de aprendizaje con muchos espacios, múltiples colores, cómodos mobiliarios, que la bulla, la diversidad, la postura no es dificultad para aprender sino necesaria. Claro que, para que tanta maravilla sea real se requiere tres cosas esencialmente.

UN CURRÍCULO abierto, flexible, que incorpore la vida, descubra los intereses de los chicos y los aproveche para su aprendizaje. UN DOCENTE QUE MANEJE METODOLOGIA DIFERENTES, no tanto nuevas sino innovadoras, no es un cambio de forma sino de fondo. El docente siempre será necesario, pero no es el protagonista del aprendizaje sino su facilitador, el descubridor de talentos, el que tiene una mirada diferente y abre nuevos horizontes, el que sabe ver, pensar y preguntar. UNA GESTIÓN DIFERENTE, directivos y centro educativos organizados en función de la propuesta educativo no de su rentabilidad ni de indicadores de éxitos cuantitativos, ni de una calidad vista como resultado sino en función de todo un proceso de transformación, se educa para cambiar el mundo, para ser mÁs y mejores personas.

Es difícil describir y contagiar todo lo que vimos, hay que vivir la experiencia, hay que ver, pensar y preguntarse. De todo lo que pude ver, lo que más me impactó me quedó grabado en las palabras de los mismos chicos. Al preguntarle a unos chicos de primero de bachillerato cómo ven esta manera de aprender en relación con chicos de su edad de otros centros educativos. Varios dijeron con convicción, que es algo verdaderamente innovador, ya que sus amigos de otros colegios estudian para los exámenes y luego se olvidan lo que aprendieron, a ellos se les queda pues lo hicieron por proyectos que se realizaban desde la experiencia para descubrir la teoría, y eso permanece.

Al ver como una maestra de Kinder con niños de cinco años enseñaba a sus chicos a contar y veían un número como el dos, les preguntaba dónde lo pones, y una niña lo puso al lado del tres, la maestra preguntó por qué lo pones allí si no contaste con los dedos, porque el dos va antes del tres, fue la respuesta de la niña, rápida y clara.

Veo, pienso y me pregunto cómo podremos hacer algo igual o mejor que lo que vimos. La respuesta dependerá de qué tipo de alumno deseo formar y para qué sociedad. Si hay algo que tenemos que cambiar es el fracaso vital que hay en nuestras sociedades de muchos chicos que no saben para qué estudian, que no tienen pasión o cambian de profesión porque encontraron algo con más sentido o rentabilidad.

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“¿Por qué es que un hombre bostezando hace que otro también bostece?”

– Robert Burton –

La frase arriba expuesta nos muestra la gran importancia del buen ejemplo. Edmund Burke dijo que el EJEMPLO es la escuela de la Humanidad. Esto es cierto en todos los casos. La verdadera educación que se les debe dar a los jóvenes, en los tiempos actuales, no es una en la que tengan que memorizarse una montaña de datos. La verdadera y quizás la única instrucción que se le va a quedar grabada a un joven es la del ejemplo que vea en sus maestros (y estos maestros no sólo son sus profesores, también lo son sus padres, hermanos, amigos, compañeros, etc.).

Pero debemos ir más allá todavía, al plantear que un maestro debe no sólo ser ejemplo para el alumno, sino que debe hacer que ese alumno sea consciente que a su vez él mismo es ejemplo para otros.

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