27 abril, 2024

La burla y el ultraje de las enmiendas

Esta horda “soberana” del Siglo XXI llegó al poder con mentiras progresistas. Prometieron esperanza, igualdad, mejoras, ilusiones y todo tipo de conceptos demócratas que inmediatamente borraron asumiendo sus poses izquierdistas y colores maléficos.

Las mejoras sólo han sido personales. Unos pocos se han escamoteado los pétalos, mientras la mayoría nos hemos quedado con las espinas. Ha sido una indecorosa gestión que además de nefasta, tienen la poca vergüenza de decir que sus 7 locos y soberbios años son pocos.

Durante un excedente de ingresos ciclopeo, han endeudado al Ecuador en una proporción nunca vista y dejado ya nuestros futuros ingresos pignorados.

¿Tenemos en verdad mejores carreteras? Con lo que costaron deberían llevar ellas una capa de oro; en vez, se llenaron varias “autoridades”.

¿Tenemos en verdad mejor servicio de salud? ¿Escuelas? ¿Universidades? ¿Se está tratando mejor al pueblo?

¿Tenemos más seguridad, menos narco traficantes, mejores programas para la niñez? ¿Tenemos más servicios, más libertad, más tecnología? ¿Justicia, trato, producción y empleo?

El concepto de haber mejorado sólo es gobeliano y sabatino.

Echamos de menos los momentos pasados; salvo los maleantes. La mejora se disuelve, se desvanece… y el engaño se queda.

Los ecuatorianos queremos mejorar cada día; los que mejores vivamos, las desigualdades sean menos, donde todos tengamos las mismas oportunidades, los mismos beneficios, justicia honesta… Empero el juramento lo deshonran y se observan diferencias que el desgobierno ha amplificado.

En el 2007, el recién posesionado desgobierno del presidente Rafael Correa no tenía un solo diputado en el Congreso y cincuenta y siete diputados se oponían al llamado del soberano para que una amañada consulta popular permita instalar una Asamblea Constituyente que copie “su” nueva Constitución.

Sin embargo, consiguió apoyo a su propuesta cuando delegados del régimen se reunieron con los (adoradores del dios dinero) en secreto, los suplentes de esos legisladores, en un hotel de Puembo, en Quito, de donde salieron –muestran las tomas de prensa de entonces– cubiertos con manteles.

De allí surgió el denominado Congreso de los manteles, que con el uso de la Policía para impedir el ingreso de los diputados titulares y el traslado de los suplentes en buses de la institución durante la madrugada hizo posible la reforma.

La “Asamblea Constituyente”, cuyo resultado tenía que ser aprobado en un plesbicito comparativo en relación con una de las antes vigentes, fue manejada por hechicería y la mayoría del movimiento oficialista Alianza PAIS (AP). Lo que copió (fue instruido y transcrito) en una nueva Carta Magna en ocho meses (noviembre del 2007 a julio del 2008) y la llevó a referéndum en septiembre del 2008, incluyendo cambios en la redacción ya aprobada: unicamente cabía un Sí o No.

Seis años después, son el propio oficialismo y Correa, quien siempre afirmó estar en contra de esta figura, los que plantean un nuevo cambio que dé paso a la reelección indefinida del presidente y todas las autoridades de elección popular (asambleístas, alcaldes, prefectos, concejales, consejeros, integrantes de juntas parroquiales).

Fernando Burbano, ex asambleísta de AP y miembro de la mesa de Estructura del Estado, coincide en que el debate propuesto desde AP fue la alternabilidad y descentralización de gobiernos seccionales como mecanismo para mejorar la democracia. “Ahora hemos dado un giro de 180 grados. Se pasó de la idea de cambio a reelección indefinida y de la idea de descentralizar al país a la recentralización para controlar la libertad”.

Consultado del porqué del apuro para aprobarlas, Aguilar dijo: porque «son absolutamente necios, incapaces de reconocer un error, siguen en su necedad y nos vemos abocados en el segundo debate».

Si con el desmesurado dominio de todas las ramas del Estado que manejó a su antojo, el correísmo no ha podido ni ha querido construir durante estos ocho años un Estado de Derecho, ¿para qué usará las enmiendas justo ahora que prepara su retirada? ¿piensa que le ayudarán a recuperar la legitimidad que ha dilapidado por tanto tiempo?

Siento verguensa ajena por los “líderes” rabo de paja que han permanecido callados o con murmullos agónicos.

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