7 diciembre, 2024

Plan Cóndor (Parte 2)

En Uruguay en 1960, hubo un proceso de deterioro social y económico con un aumento de la conflictividad que incluyó la lucha armada a través de la guerra de guerrillas protagonizada por grupos de extrema izquierda, entre los cuales destacan los Tupamaros y fuerzas de extrema derecha, como el Escuadrón de la muerte y la Juventud Uruguaya de Pie (JUP). Las Fuerzas Armadas fueron asumiendo protagonismo hasta que, ante la crisis social, económica y política que vivía el país, y la falta de respaldo político al Presidente de la República, deciden, con el apoyo del entonces presidente constitucional en ejercicio, Juan María Bordaberry, dar un golpe de estado

El gobierno militar con un Presidente civil, iniciaron su mandato con una premisa ideológica: destruir al Comunismo Internacional, infiltrado en las instituciones democráticas y combatir definitivamente al terrorismo, encarnado por los “Tupamaros” y agrupaciones  de Izquierda. En 1972 el parlamento aprobó el Estado de Guerra interno y la Ley de Seguridad del Estado a partir de lo cual se entabló una ofensiva contra el Movimiento Tupamaro. En ese entonces, el gobierno estaba a cargo de Jorge Pacheco Areco. En septiembre de 1981, pasó a presidir el gobierno el Teniente General Gregorio Alvarez, dictadura cívico-militar que se extendió hasta 1985. El General Alvarez, muy a pesar suyo se vio obligado a convocar a elecciones, en los comicios del 27 de noviembre de 1984 resultó ganador Julio  María Sanguinetti.

En Chile el 11 de septiembre de 1973, se dio un golpe de Estado para derrocar al presidente socialista Salvador Allende. El golpe fue planeado inicialmente por un sector de la Armada, con el apoyo de los Estados Unidos. Posteriormente, se agregaron generales de los altos mandos de las Fuerzas Armadas y de Carabineros. El comandante en Jefe del Ejército, General Augusto Pinochet aunque nunca se había pronunciado contra el gobierno de Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973 lideró un golpe de estado «para liberar al país del yugo marxista». Un año más tarde, el 27 de junio de 1974, era ya el Jefe Supremo de la Nación.

El 17 de diciembre fue nombrado presidente de la República. El 11 de marzo de 1981 asumió la Presidencia de la República por un periodo de ocho años tras jurar y acatar la nueva Constitución.

Estuvo en el poder hasta 1990. Fueron años de una dictadura férrea; años de detenciones, desapariciones, secuestros, etc.

En agosto de 1988, Pinochet fue designado por la Junta Militar candidato único a la Presidencia para el plebiscito del 5 de octubre de ese año, por el que se proponía que se mantenga en el poder desde 1989 hasta diciembre de 1997; triunfó el NO, el día 25, Pinochet anunció que dejaría el poder en 1990.

En 1990, Pinochet entregó la presidencia a Patricio Aylwin, vencedor de las elecciones democráticas; luego, continuó como Comandante en Jefe del Ejército hasta marzo de 1998.

En Bolivia, en su historia republicana la norma ha sido la inestabilidad política, han sido recurrentes los golpes militares. El General René Barrientos, gobernó como dictador y posteriormente en 1966 como Presidente, sin embargo, se vio obligado a depender de los militares para poder enfrentarse al movimiento guerrillero comandado por Ernesto Che Guevara. En octubre de 1967 el Ejército boliviano anunció haber derrotado a los rebeldes y capturado y ejecutado el Che Guevara. Barrientos murió en un extraño accidente de helicóptero en abril de 1969. Se sucedieron en el poder una serie de gobiernos de corta duración; en agosto de 1971 el General Juan José Torres fue derrocado por un golpe de Estado encabezado por el Coronel Hugo Banzer.

El régimen de Banzer cambió rápidamente desde una posición inicial relativamente moderada a una de mayor represión: suprimió el movimiento obrero, suspendió todos los derechos civiles y envió tropas a los centros mineros. En 1978 Banzer dimitió y una junta militar se hizo con el poder. Enfrentada a problemas económicos, raciales y culturales, Bolivia ha conocido permanentemente revoluciones y golpes militares. A principios de la década de los 80 fue derrocada la última junta militar que gobernaba el país para reinstaurar la forma de gobierno democrático.

El 17 de julio de 1980 un grupo de militares estrechamente ligados al narcotráfico, liderados por General Luis García Meza y su lugarteniente el Coronel Luis Arce Gómez, produjeron un sangriento golpe de estado, derrocando al gobierno democrático de Lidia Gueiler e impidiendo la asunción al poder a Hernán Siles Suazo.

La dictadura militar colapsó y el poder le fue entregado al Congreso Nacional que decidió considerar válidas las elecciones de 1980 y designar en consecuencia a Hernán Siles Suazo como Presidente

Artículos relacionados

Espiral descendente

Luego de haber perdido su primera apuesta de reforma impositiva, el gobierno ha logrado conseguir, en su segundo intento, hacer aprobar en el seno de la Asamblea Nacional la Ley Orgánica de […]

Bla, bla, blá

Es una pena tener que reconocer que el hombre es un animal egoísta, aprovechador y orgulloso, que busca su vanagloria y su comodidad. Muchos de los líderes de mi juventud han pasado por el poder, no me refiero a nuestro país solamente, sino a todo el mundo, y en la mayor parte, las cosas no han cambiado sino de figuras arriba y en las partes donde sí ha cambiado, ha cambiado para peor y no para mejorar.

Todos los políticos actúan en igual forma. Prometen, juran y el cambio es de cabezas y no de situación, porque al llegar al poder, se sigue la costumbre. En los países donde el cambio es radical, como en Cuba, la realidad de la situación es más triste aún, porque con las represiones, el hombre pasa a ser un ente abúlico, que vive haciendo colas para recibir mendrugos y no se esfuerza por progresar, para mejorar, ni le valdría de nada el hacerlo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×