Nadie escapa a la vindicta de la revolución ciudadana, todos marchan, sin diferenciar seglares o clérigos, políticos o apolíticos, ecuatorianos o extranjeros.
Ahora les tocó a los curas. Al Arzobispo de Guayaquil se la tenían guardada, por eso en cuanto se refirió al tan cacareado e improductivo diálogo, expresando que se debía “recuperar credibilidad y no restringir”, el Secretario Jurídico de la Presidencia, lo tildó de “insolente recadero de la derecha”, y lo mandó a dialogar con los homosexuales. Insolente: Atrevido, indecoroso. Recadero: mandadero, botones, ordinario.
El Presidente haciendo unidad de cuerpo con su secretario, aseveró que “los curas no tienen derecho a participar en política”, por lo que les advirtió que cada vez que actúen como políticos, recibirán respuestas políticas. Hizo referencia al Derecho Romano (?) lapsus, debe ser Canónico.
Cuando estuvo en el país el Papa, todo fue una luna de miel, no le refregaron que se tiene un Modus Vivendi entre Ecuador y el Vaticano, que norman las relaciones de Estado y la Iglesia. Francisco tuvo un mensaje directo con relación al diálogo, indico que deben participar todos y no excluir a nadie. El Canciller titular ha buscado un acercamiento con la Conferencia Episcopal, quitándole la alfombra al Subrogante y al Secretario. Parece que se dieron explicaciones, pero a medias.
Desde el gobierno se ha dicho que se tendrá un año económicamente difícil y con seguridad el próximo será más duro. Se deben tomar medidas urgentes que permitan capear en temporal ante la disminución de ingresos. El Estado creció desmesuradamente a nivel de Instituciones y burocracia. En la obra pública se gastó sin pensar en tiempos futuros y no hay ahorros; ya se anuncia que se postergaran algunas.
El Niño puede causar aún mayores estragos con inundaciones y daños en infraestructuras. Se requerirá la participación del Sector Privado tan venido a menos en los últimos años; pero lo primordial el la confianza y el deponer actitudes.
Hay que aunar esfuerzos para buscar soluciones y no caer en confrontaciones cuyos resultados son mayor beligerancia y desunión que a nada conduce.
Ese tipo de ofensas suceden, cuando las posiciones del clero no son claras. El episcopado coqueteó con la tiranía, y allí está el resultado.
El Papa debió postergar su visita. Nunca debió venir a un país en plena ebullición, sin embargo lo hizo. No quisiera ni pensar que hubo contubernio entre los diferentes actores; lo cierto es, que su visita aplacó los ánimos, y le dio mas confianza, o conchudez al régimen. Ese insulto fue solo la continuación de los abusos. A nadie debería sorprenderle. Correa y su corte, ya están sintiendo el fin de su reino. Lo incomprensible, es la falta de sintonía entre lo que dice la calle, lo que escriben los articulistas. Correa debe irse, y cuanto más rápido, será lo mejor para todos. Ya basta de desorden. Ya nos cansamos de vulgaridades e insultos. Este 16 de septiembre todos a las calles. No tenemos otra ágora.